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Dos folios que valen un Gobierno

El texto, que delimitará el diálogo entre Ejecutivos tiene en vilo la investidura. ERC quiere bilateralidad total y el PSOE, incorporar al resto de presidentes. El pacto entre PSOE y Unidas Podemos espera para lucir las medidas más progresistas

Los negociadores de ERC (Marta Vilalta, Gabriel Rufián y Josep Maria Jové, sentados a la izquierda) y del PSOE del PSOE (José Luis Ábalos, Adriana Lastra y Salvador Illa) negocian la investidura de Sánchez en Barcelona. En vídeo, El PSOE ante su semana clave para sacar adelante la investidura antes de fin de año.Foto: atlas | Vídeo: Massimiliano Minocri / atlas
Carlos E. Cué

Le han dado tantas vueltas ya que les cuesta hasta ver las novedades de cada contrapropuesta. Los seis negociadores del PSOE y ERC llevan semanas intercambiándose papeles para rematar un documento de unos dos o tres folios, según las versiones, que es el gran escollo que impide de momento la investidura de Pedro Sánchez. Cada párrafo, cada palabra, casi cada coma lleva una negociación detrás. Las dos mujeres y cuatro hombres que se sientan a la mesa saben bien que pisan terreno minado. Ambas partes.

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ERC, admiten los socialistas, necesita algo que pueda justificar que pasa del no a la abstención y evite las críticas del independentismo más duro que Junts per Catalunya pueda utilizar como munición en un hipotético adelanto electoral. El PSOE, admiten los republicanos, tiene unos límites muy claros como partido constitucionalista, elemento central del pacto de la Transición y formación que más años ha gobernado en España desde 1978. Algunos barones empiezan a mostrar su inquietud, aunque en las filas socialistas insisten en que es una posición minoritaria y que el grueso del partido asume que no hay más opciones que pactar con ERC porque la otra vía, la de Ciudadanos y el PP —no basta con la abstención de Cs, ni siquiera de estos y Navarra Suma, que tampoco está por la labor— está totalmente cerrada. Aún así, Sánchez meterá presión a Pablo Casado como a Inés Arrimadas en las reuniones que tendrá mañana con ellos. Nadie ve factible el plan b, pero al PSOE le resultaría mucho más cómodo no depender de ERC.

La negociación de esos folios avanza a cuentagotas, con intercambios de papeles casi diarios, con fórmulas imaginativas que puedan servir a los dos. Es un proceso similar al que se vivió el año pasado alrededor del pacto de Pedralbes, un referente. Socialistas y republicanos insisten en que esto no es un Pedralbes bis, que es diferente y pretende ir más allá. Pero el lenguaje se le parece mucho y algunos dirigentes admiten que los “principios elementales” de ese acuerdo, que se truncó cuando el independentismo tumbó los Presupuestos, siguen siendo válidos. Incluso el presidente, Pedro Sánchez, ha dejado de decir “dentro de la Constitución” para hablar de “la seguridad jurídica que emana de las leyes democráticas que tenemos”. Como en Pedralbes. En el fondo el concepto es similar y el PSOE nunca se va a saltar la Constitución, pero las palabras importan. Y los negociadores llevan semanas pactando palabras. “Conflicto político” frente a “conflicto de convivencia”, “respeto institucional” para abrir paso a una llamada a Quim Torra. Todo está medido.

Los republicanos quieren bilateralidad estricta, con una mesa de nueva creación entre Gobiernos, y el PSOE necesita incorporar al debate territorial a los demás presidentes autonómicos. De la misma manera que Sánchez no llamará en la ronda de esta semana solo a Torra, sino a todos sus homólogos, el PSOE busca una fórmula para que lo que se discuta en la mesa con la Generalitat también se pueda debatir con los demás presidentes. El formato está por cerrar. El único foro existente es la conferencia de presidentes, pero todo está abierto.

Los dos partidos son conscientes de los límites del otro y se ha generado una visible conexión entre los negociadores, sobre todo Adriana Lastra y Gabriel Rufián. Pero eso no basta. Necesitan avanzar cuanto antes. Sánchez, que dirige la negociación con su equipo de confianza habitual —con su estratega clave, Iván Redondo, midiendo los pasos, Carmen Calvo en contacto permanente con Pere Aragonès, Lastra y José Luis Ábalos en la mesa y Santos Cerdán centrado en el partido— está lanzando el mensaje final: si vamos a dar este paso, que tiene riesgos políticos para los dos, hay que hacerlo ya. Incluso antes de que acabe el año, aunque parece cada vez más difícil.

La negociación ha llegado al punto clave. Si ERC quiere que el PSOE remate y acepte algunas de sus posiciones para buscar una salida al “conflicto político” de Cataluña, tiene que garantizar ya que habrá investidura rápida y que no tumbará los primeros Presupuestos del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos. Los republicanos contestan: “Si tienen prisa, que cedan más. Nosotros no tenemos tanta”. Y ahí está la negociación, a la espera sobre todo de una semana infernal, la que empieza mañana, en la que estaba prevista una investidura que de momento sigue sin fecha.

El día más complicado para ERC es el jueves 19. Los republicanos viven en una gran contradicción. Si el Tribunal Superior de Justicia de la UE da la razón a Oriol Junqueras y dice que se violó su inmunidad como europarlamentario, habrá alegría —según fuentes jurídicas, existe una remota posibilidad de que el líder pueda salir a la calle mientras se pide el suplicatorio al Parlamento Europeo— pero también preocupación. Eso implicaría casi con seguridad que Carles Puigdemont, siempre un gran problema para ERC, seguirá el mismo camino y podrá moverse por Europa —aunque se lo pensaría mucho antes de entrar en España— y acercarse a Perpiñán (Francia) para marcar la política catalana. Puigdemont tiene previsto en cualquier caso seguir viviendo en Bruselas, según su entorno.

Pendientes de ERC

Todo está pendiente de ERC, aunque en el mundo político está instalada la idea de que, ahora o en enero, habrá investidura. Pero hay vida más allá de los republicanos, que solo aportan una abstención, no estarán en el Gobierno y no formarán parte del corazón de la mayoría, como el PSOE y Unidas Podemos, a los que se suman PNV, Más País, PRC, BNG, Teruel Existe o Nueva Canaria. Y ahí también hay mucho movimiento.

Podemos está cerrando con el PSOE un acuerdo programático que gestionan con gran discreción María Jesús Montero y Pablo Echenique. El foco mediático no está en esa negociación —y el grupo de Iglesias lo agradece—, pero se pondrá en cuanto se resuelva el acuerdo con ERC. Y todos saben que se juegan mucho. El experimento puede acabar como en Portugal, con la izquierda dominando la escena y la derecha derrotada, o como en la mayoría de los países europeos, con la izquierda hecha trizas. “Si esto no sale bien, la izquierda se va a la oposición muchísimos años y Vox será el gran protagonista de la política española. Es mejor no jugar con fuego”, resume un dirigente de la izquierda que, como la mayoría, está ansioso por tener cuanto antes un Gobierno y teme que el tiempo juegue en contra del acuerdo.

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