El dilema de Coalición Canaria

Hace poco se publicó en la Revista Española de Ciencia Política un artículo titulado “¿Quién vota a los partidos nacionalistas en España? Un análisis de las bases electorales de Coalición Canaria”. Elaborado por los politólogos Ayoze Corujo, Carlos Fernández-Esquer y José Rama, el estudio refleja que el votante medio de CC es conservador y rural. Y, sobre todo, que tiene pocas veleidades identitarias, al contrario que en otros nacionalismos en España. Tres características que sirven para explicar la dubitativa postura de CC sobre la investidura de Pedro Sánchez, a pesar del valor estratégico que el voto de su diputada, Ana Oramas, tendría en unas Cortes tan atomizadas.

Oramas, que llegó a la política de la mano de UCD, conecta perfectamente con esa corriente mayoritaria de votantes, muy arraigada en Tenerife, gran feudo de CC. Un nacionalismo constitucionalista de carácter instrumental donde algunos solo ven un regionalismo algo exotizado por la ultraperiferia y que CC ha construido a base de la defensa del autogobierno, el Régimen Económico y Fiscal de Canarias —una especie de fuero isleño— y la obtención de recursos para las islas. Tan poco estridente es el nacionalismo de Coalición Canaria que muchos de sus votantes se mueven al PP en las elecciones generales.

Oramas, que después de ver al Rey dijo que sería un “horror” tener un Gobierno que dependiera de “un partido al que se la trae al pairo” España, en referencia a ERC, sabe, además, que a sus votantes les espanta la dinámica rupturista del independentismo catalán; tampoco quieren ver de vicepresidente a Pablo Iglesias, al que ella ha llamado “el coletas” en algún que otro mitin y que provoca rechazo en gran parte de la comunidad canario-venezolana, cuidada con mimo por CC y cada vez más numerosa por la situación en Venezuela.

Pero luego hay otra Coalición Canaria más influyente en las islas orientales, y vinculada históricamente a la izquierda nacionalista, que no ve con malos ojos apoyar la investidura.

Durante los 26 años que CC ha estado al frente del Gobierno de las islas, sus distintas familias se han mantenido cohesionadas sin demasiados problemas, salvo una escisión en Gran Canaria en 2005 que dio origen a Nueva Canarias (NC). “El boletín oficial une mucho”, reconocía una fuente de CC. Pero ahora, en la oposición, afloran algunas grietas.

El sector progresista consiguió imponer una alianza con NC para las elecciones del 10-N, en un proceso de acercamiento a sus antiguos compañeros, a pesar del rechazo del sector de Oramas, en los que se encuentra también el expresidente y senador Fernando Clavijo, imputado por varios delitos de corrupción. Y ahora toca la investidura, donde NC ya ha anunciado su disposición a votar sí a Pedro Sánchez.

La decisión final de CC la tendrá el Consejo Político Nacional, donde Oramas hará oír esa voz peleona que la ha hecho famosa. Un debate muy delicado a pocos meses del primer congreso de Coalición Canaria desde que está en la oposición.