La travesía sin poder de Coalición Canaria
El partido nacionalista ve resurgir las disidencias internas tras perder el Gobierno autónomo después de 26 años
Cuando nació en 1993, nadie daba un duro por Coalición Canaria (CC), esa extraña alianza de regionalistas conservadores, exmilitantes del CDS, poscomunistas y nacionalistas de izquierdas que se unían para hacerle una moción de censura al socialista Jerónimo Saavedra. 26 años después, CC deja el Gobierno regional tras un pacto de izquierdas, a pesar de que consiguió 30.000 votos más el 26-M que en 2015. Y lo hace con serias dudas sobre su futuro fuera del poder y con cientos de personas, entre cargos y personal de confianza, que perderán su trabajo tras dejar el Ejecutivo autonómico, varios cabildos insulares y ayuntamientos, como Santa Cruz de Tenerife y La Laguna.
Con el mantra repetitivo de los buenos resultados electorales en boca de sus dirigentes, la primera medida de CC, que tiene 20 diputados, frente a 25 del PSOE, ha sido de continuidad: Fernando Clavijo, actual presidente en funciones, será el próximo líder de la oposición. Eso, a pesar de que está imputado por varios delitos tras la concesión en 2014, cuando era alcalde de La Laguna, Tenerife, de un préstamo presuntamente ilegal de 120.000 euros a una empresa que presta el servicio municipal de grúas, a la que luego se le prorrogó la concesión del servicio. "Si consideramos que es la persona más válida para ser presidente del Gobierno, también lo es para liderar la oposición", afirma Guadalupe González Taño, secretaria de Organización de CC.
Fuera del poder, los debates internos empiezan a fluir. "Algunos no hemos escondido que queremos estar en un espacio más de centroizquierda", afirma el diputado regional Mario Cabrera. "Hay que volver a la centralidad, en la derecha ya están Ciudadanos y PP". Una tesis esbozada también en un artículo por el expresidente nacionalista Paulino Rivero —furibundo rival interno de Clavijo—, que animaba a recuperar la posición tradicional de la coalición, que le permitía pactar a derecha e izquierda y gobernar, a pesar de que CC no ha ganado unas autonómicas en votos desde 2003. Pero Clavijo quebró esta posición al expulsar del Gobierno a los socialistas en 2016 y acercarse al PP. "Ahí se pecó de arrogancia", reconoce Marcial Morales, expresidente del cabildo de Fuerteventura: "Si tú a tu socio no lo mimas…".
También fluyen los riesgos, como que haya una disgregación insularista de CC, donde hay sectores que recelan de la hegemonía de la organización de Tenerife, que ha dado cuatro de los cinco presidentes autonómicos que ha tenido la coalición. El sistema electoral autonómico, que sobre-representa a las islas no capitalinas, favorece esta ruptura. "Ahora todo el mundo quiere ser como Casimiro Curbelo, que con los tres diputados de su partido de La Gomera [una escisión del PSOE], ha tenido a todo el mundo bailando a su son en los pactos de gobierno", afirma el politólogo Ayoze Corujo. "Por eso la Agrupación Herreña Independiente dice que su pacto con CC no es de sangre, que no son lo mismo".
Morales defiende que en el próximo congreso de CC, que tendrá lugar en 2020, se consolide una estructura similar al PNV, separando claramente los liderazgos orgánicos de los institucionales, para que el partido no se resienta cuando gobiernen. "Tan pendientes de la gestión, nos hemos burocratizado un poco", afirma Cabrera. CC también tendrá que armonizar un discurso nacionalista moderado, centrado en la reivindicación de recursos para Canarias, con las críticas con el independentismo catalán.
"Nuestra base nos ha dicho que si el presupuesto es bueno para Canarias, hay que apoyarlo, que hay que evitar que España se fragmente y apoyar la Constitución", afirma Onán Cruz, secretario de Organización en La Palma. También hay algunas voces más soberanistas. "La aspiración fundacional de CC era el máximo autogobierno", afirma Juan Antonio de la Hoz, exconsejero del Cabildo de Lanzarote: "CC fue un pacto entre clases trabajadoras y la burguesía canaria para construir el nacionalismo, no para parecernos al PSOE o al PP".
Vínculos vecinales
De fondo, la relación con el otro gran partido nacionalista de las islas, Nueva Canarias, escisión del sector progresista de CC que tiene cinco diputados y cuyo líder será vicepresidente del nuevo Gobierno liderado por el PSOE. "Es suicida que no haya una unidad de acción nacionalista", afirma Morales. Fuentes de Nueva Canarias aseguran que "es la oportunidad para que reflexione la gente de izquierdas que aún queda en CC y sume esfuerzos con los que defendemos un proyecto progresista para el archipiélago".
También en riesgo está la influencia de CC en las asociaciones de vecinos, elemento esencial de su arraigo popular, que reciben ayudas desde los Ayuntamientos. "Cuanto menores sean las expectativas de volver al poder, más se disolverán sus redes de apoyo", afirma Santiago Pérez, concejal de La Laguna por la agrupación de electores Avante La Laguna. "Pero para eso es fundamental que los gobiernos progresistas sean estables". "Yo no subestimo a CC, 26 años de Gobierno es mucho pegamento", afirma Ayoze Corujo.
La eterna vocación de influir en el Ejecutivo de España
Uno de los ejes que ha marcado el recorrido de Coalición Canaria ha sido participar en la gobernabilidad del Estado a cambio de políticas y recursos para la comunidad. Unos recursos que han llegado tanto de Gobiernos liderados por el Partido Popular como por el PSOE. "Son un partido busca-cargos en las islas, pero busca-políticas a favor de la región en Madrid", afirma el politólogo Ayoze Corujo. Aunque Ana Oramas, portavoz de CC en el Congreso de los Diputados, ha repetido reiteradamente que no apoyará una investidura de Pedro Sánchez que implique un acuerdo programático o de coalición con Podemos, no descarta llegar a pactos una vez Sánchez sea investido, a pesar de la salida de la formación del Gobierno canario. "Yo no estoy en Madrid para estar en la oposición, estoy allí para defender los intereses de Canarias", asegura la diputada.
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