Los cuatro jinetes del apocalipsis ponen rumbo al almacén
El Cabildo de Lanzarote retira de la bahía de Arrecife la obra ‘La Marea Creciente’, del artista británico Jason deCaires
No son obras únicas y originales, y tampoco fueron concebidas para el espacio en el que se instalaron. Bajo esos argumentos, el Cabildo de Lanzarote ha retirado la obra del artista británico Jason deCaires titulada La Marea Creciente —que representa una suerte de cuatro jinetes del apocalipsis medioambiental— de la bahía de Arrecife, en donde, a los pies de la sede del Museo Internacional de Arte Contemporáneo de la isla, se instaló a finales de 2016.
El barco encargado de levantar con grúas especiales las cuatro esculturas, de unas 10 toneladas cada una, hizo el pasado día 21 su trabajo. Los jinetes, cuyas caras habían sido tapadas días antes por ciudadanos contrarios a su retirada, fueron izados uno a uno hasta la embarcación para su posterior traslado a unos camiones que las llevarán a unas instalaciones propiedad del Cabildo. Allí aguardarán a que su autor proceda a llevárselas.
Emplazadas en ese lugar inicialmente para un plazo temporal de 10 años, las obras buscaban llamar a la acción sobre el cambio climático y sus consecuencias, según explicó deCaires entonces. Sobre los caballos, con cabezas que recuerdan a las maquinarias de extracción de petróleo, aparecen montados niños y hombres de negocios que plantean la cuestión de en manos de quién nos ponemos, de los primeros (que representan la apuesta por el futuro) o de los segundos. Su situación estratégica en un punto de entrada a la ciudad pretendía trasladar esa reflexión no solo a los habitantes de la isla, sino a los casi tres millones de turistas que la visitan anualmente. La instalación era una réplica de la que durante un mes se pudo ver en el Támesis, frente al Parlamento de Londres, en 2015. Para las de Lanzarote, deCaires utilizó el mismo molde que aquellas.
“Su colocación fue una decisión política sin informes técnicos ni artísticos que la avalaran ni acuerdo del Consejo de Administración de los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote (CACT) —organismo dependiente del Cabildo—. Y además, carece de permiso”, remarca Dolores Corujo (PSOE), presidenta de la Corporación insular desde el pasado junio, cuando desalojó del poder a Pedro San Ginés (Coalición Canaria), bajo cuyo mandado fueron colocados los jinetes. “Lanzarote tiene su propia identidad y no le aporta nada replicar modelos. Nuestro valor está en la exclusividad. Debemos apostar por potenciar los elementos que nos diferencian”, añade la presidenta, quien critica que una empresa pública como los CACT se pusiera al servicio de la promoción personal de un artista. Recuerda además que la obra, al final del periodo de 10 años, iba a ser retirada igualmente (“en Londres solo estuvieron un mes; nosotros, que somos más inteligentes, las queremos dejar fijas”, ironiza), y que lo único que se ha hecho es adelantar esa fecha.
Para Pedro San Ginés, en cambio, eliminar la obra del autor británico responde a una “perreta”. Señala que la instalación cuenta con las autorizaciones pertinentes, y que lo que se pretende ahora es “simplemente, borrar cualquier huella del mandato anterior”. Destaca la calidad artística de deCaires, de quien recuerda que posee reconocimientos internacionales a su obra, y rechaza que con sus instalaciones en la isla se haya podido dañar la obra de César Manrique, como apunta que se ha insinuado. En la plataforma change.org, y bajo la petición Dejen los caballos del castillo donde están, un grupo de ciudadanos también contrarios a la retirada ha recogido ya más de 2.000 firmas.
¿Y qué opina el autor de La Marea Creciente? Ahora en Australia, desde donde cuenta por teléfono que realiza un nuevo museo submarino en la Bahía de Sídney y que tiene una lista de espera de encargos artísticos de cinco años, deCaires, y tras mostrar su máximo respeto a la figura de Manrique, responde: “No me parece bien. Este Cabildo dice que está por el Medio Ambiente, pero retira una obra contra el cambio climático”. Y critica lo que considera una “censura del arte libre”. Resignado, confía en que al menos se las envíen de vuelta a Inglaterra.
Además de lo que ocurra con los caballos, deCaires expresa también su temor de que otra obra suya, el Museo Atlántico, abierto en 2017 con 300 esculturas submarinas en Playa Blanca (al sur de la isla), pueda ser desmantelado a continuación. Desde la Corporación insular, el consejero delegado de los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote, Juan Félix Eugenio, admite que están estudiando qué solución adoptar para esa instalación: “El museo es deficitario, recibe menos de 20 visitas al día, y los costes para el Cabildo, con un barco haciendo labores de vigilancia todo el día y una persona en taquilla, se elevan a más de 100.000 euros”.
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