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Tres meses tras la pista de los espías rusos en Cataluña

La Audiencia Nacional inició la investigación sobre la posible presencia de agentes de la Unidad 29155 en septiembre a instancias de la Policía Nacional

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón.
El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón.Mariscal (EFE)

La Audiencia Nacional inició el pasado septiembre la investigación sobre la presencia de agentes de los servicios secretos rusos en Cataluña en momentos clave del procés, según confirman fuentes cercanas a las pesquisas. Una investigación aún incipiente que tiene como principal objetivo las supuestas maniobras desestabilizadoras de los integrantes del grupo militar de élite conocido como Unidad 29155 y, en concreto, uno de sus máximos responsables, el general Denís Serguéiev, del que hay constancia que estuvo en Barcelona en fechas cercanas a la consulta ilegal del 1 de octubre de 2017.

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La investigación fue calificada desde el primer momento como “reservada” por los expertos de la lucha antiterrorista de la Policía Nacional que la iniciaron. El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón y la fiscalía de este órgano judicial estuvieron de acuerdo y decidieron que los primeros pasos de las pesquisas estuviesen blindadas por el secreto judicial. El nivel de confidencialidad era tal que los máximos responsables de la policía no conocían los detalles de la misma ni que el principal objetivo de las pesquisas era un grupo del Departamento Central de Inteligencia (GRU en sus siglas en ruso), el espionaje de las Fuerzas Armadas. En concreto, la Unidad 29155, de la que hasta la fecha solo habían hablado algunos medios independientes de Moscú y, en octubre, el diario estadounidense The New York Times.

Que las pesquisas salieran a la luz pública el pasado jueves, adelantadas en exclusiva por EL PAÍS, provocó un enorme malestar en el seno de la investigación. “Ha sido un contratiempo”, asegura en privado uno de sus responsables, que reconoce que en los tres meses transcurridos desde que la policía puso en conocimiento de la Audiencia Nacional los primeros datos se ha avanzado poco. “Hay que esperar a que esté maduro lo que tenemos hasta ahora”, añade.

Otras fuentes cercanas a la investigación, y que evitan concretar cuál fue la pista que permitió iniciarla, niegan que en ella hayan tenido un papel relevante el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO). Este último es el organismo que coordina la labor de las diferentes policías para evitar duplicidades en las investigaciones. “El tema de los espías rusos no ha pasado por el CITCO”, confirma una fuente de este centro policial dependiente del Ministerio del Interior.

Una de esas pistas sobre la presencia de espías rusos en Cataluña es la que ha revelado el llamado PNR (siglas de Passenger Name Record), una base de datos policial de ámbito europeo en la que todas las compañías aéreas deben grabar la información que los pasajeros que viajan desde o hacia la Unión Europea (UE) facilitan al reservar un vuelo y facturar. Esta incluye el nombre del viajero, las fechas del trayecto, el itinerario, la información del billete, los datos de contacto, la agencia en la que se reservó, el medio de pago utilizado, el número de asiento e información sobre el equipaje. Creada para prevenir, detectar e investigar delitos de terrorismo y otros considerados graves, esta base permitió conocer a posteriori los detalles de la supuesta presencia en Barcelona de un destacado dirigente de la Unidad 29155: el general Denís Serguéiev.

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Este agente del GRU, al que los servicios de información occidentales implican en dos intentos de asesinato en Reino Unido y Bulgaria, estuvo en Barcelona en noviembre de 2016 y septiembre de 2017, solo unos días antes del referéndum ilegal del 1-O, según reveló una investigación del medio especializado Bellingcat. Serguéiev supuestamente utilizó la identidad falsa de Sergei Fedótov para desplazarse tanto a España como a otra decena de países de Europa y Asia. Apenas se sabe nada de él desde marzo de 2018, poco después del envenenamiento en suelo británico del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia. Informes de inteligencia creen que Serguéiev fue quien supervisó aquella operación fallida.

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