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Un millar de guardias civiles, sin destino por discapacidad

Un Real Decreto obliga a los agentes calificados "útiles con limitación" por enfermedad o lesiones en servicio a abandonar sus puestos y esperar vacantes perdiendo 600 euros

Patricia Ortega Dolz

Un Real Decreto cesa a cerca de mil agentes y los deja sin destino al calificarlos de "útiles con limitaciones". Los agentes, con enfermedades sobrevenidas o lesionados en acto de servicio, quedan a la espera de vacantes para pedir un nuevo puesto, en igualdad de condiciones que el resto de guardias pero perdiendo hasta 600 euros mensuales de complementos específicos. La norma fue recurrida y el Supremo reconoció en julio pasado la necesidad de un informe “preceptivo” de discapacidad.

Agentes de la Guardia Civil en el cuartel de Intxaurrondo, en abril pasado.
Agentes de la Guardia Civil en el cuartel de Intxaurrondo, en abril pasado.EFE

“Me detectaron un cáncer en 2013, tenía 40 años y llevaba media vida en la Guardia Civil, mi último destino durante años ha sido en la USECI (Seguridad Ciudadana), me compré casa cerca de la comandancia y he hecho mi vida con mi familia allí; tras la enfermedad he vivido un calvario personal y profesional, pero desde hace más de un año logré volver a trabajar, aunque en un puesto burocrático, sin arma y sin salir a la calle, pero ha sido mi mejor terapia hasta que la semana pasada me notificaron el cese por ser calificado como “útil con limitaciones”. Desde entonces estoy en casa, a la espera de que salgan las vacantes [según la Dirección General de la Guardia Civil, "para marzo de 2020"] para poder pedir otro destino y he perdido todos los complementos específicos: unos 600 euros al mes”. El caso de Antonio, nombre ficticio, es similar al de cerca de un millar de guardias civiles, según datos de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) sobre los que se está aplicando un Real Decreto aprobado el pasado 2 de agosto en Consejo de Ministros. Fuentes de la Dirección General de la Guardia Civil aseguran que, de momento, han sido cesados 46 guardias.

La clave es el artículo 56 del Reglamento de destino de personal de la Guardia Civil: “El personal al que, de acuerdo con el contenido de este artículo, se le declare una limitación incompatible respecto al destino que tenga asignado, deberá cesar en el mismo”.

La norma sustituía a otra anterior, de septiembre de 2017, que había sido recurrida por la AUGC —la asociación más representativa de guardias civiles— por no contener “el informe de impacto en materia de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad”, que era “preceptivo por relevante”, decía la sentencia del pasado mes de julio del Tribunal Supremo, que admitió a trámite el recurso.

Sin embargo, el Gobierno aprobó en agosto la nueva norma, “una ampliación” de esa de 2017, y que el Consejo de Estado, en su dictamen, califica de “difícil de comprender para quienes resultan afectados por ella”. Esa última y farragosa versión es la que, por el momento, se está aplicando y llenando de incertidumbre a guardias como Antonio. A todos les llega la misma notificación: “Cese en el destino por pérdida de aptitud psicofísica”.

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Otros, como Manuel, la esperan: “Tengo 41 años y 21 años de servicio, casi todos en equipos de investigación, cuatro condecoraciones al mérito policial y decenas de felicitaciones del general en los cinco últimos años, solo en los últimos tres he realizado 538 detenciones y apresado más de mil kilos de cocaína en el puerto. El 25 de noviembre de 2011 me caí desde una altura de seis metros persiguiendo a dos butroneros. Me partí los dos pies, la muñeca izquierda y perdí el disco entre dos vértebras, lo que me hizo sufrir unos enormes dolores lumbares durante los años siguientes que seguí en mi puesto. Decidí operarme en 2017 y estuve 14 meses de baja, fatal. Entonces pasé a ser nadie. Ni el más mínimo trato humano. El primer tribunal médico me calificó de "útil con limitaciones" ocasionadas "en acto de servicio", pero un segundo tribunal, solicitado por Defensa, me quitó lo de acto de servicio, por considerar que mi lesión podía ser "degenerativa". Según la Dirección General, solo cuando es en acto de servicio "se les dan vacantes en su unidad automáticamente".

"Yo no quiero dinero, quiero reconocimiento y un trato justo, el que me corresponde. Ahora vivo (y trabajo) pendiente de que me llegue esa notificación que no tardará y que me cesen por no ser apto para el puesto en el que llevo años, antes y después de mi operación".

Fuentes de la Dirección General de la Guardia Civil explican que "cada tipo de vacante tiene unos requisitos y que el que quiera el puesto tiene que ver si los puede cumplir, depende de la limitación que tenga". Reconocen que las vacantes son las mismas para todos, no hay vacantes específicas para los guardias que sufran alguna limitación.  "Se podrá encontrar en la situación, de que las vacantes por ellos solicitadas sean peticionadas y ocupadas por personal que no tenga ninguna discapacidad, y las vacantes para las que tendría más antigüedad o méritos, no puedan ser peticionadas por el interesado", señalan en la AUGC. "De ese modo, el personal con discapacidad, se podría encontrar destinado forzoso a cientos de kilómetros de su familia o, no ser destinado, con lo que, se encontraría sin destino y con unas retribuciones muy inferiores (de entre 600 y 700 euros menos) al carecer de complemento de destino".

Pedro, nombre ficticio, se partió la rodilla en 2017, cuando tenía 37 años y llevaba a cabo un servicio más en su unidad de Seguridad Ciudadana. Cuando volvió a trabajar, tuvo que hacerlo en un puesto burocrático de su comandancia, en el que ha estado hasta que esta semana le llegó la notificación: "Útil con limitaciones". "Lo malo no es solo el tema económico, sino el cambio de destino, yo compré mi casa, en la que vivo con mi familia, hace 12 años, al lado de la comandancia", destaca.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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