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De guardia civil a recluso en la prisión militar

Un agente ingresa en la cárcel de Alcalá de Henares por insultar a dos jefes en una fiesta hace casi ocho años

Miguel González
El guardia civil Luis Miguel Pouso, en el momento de ingresar en la prisión militar de Alcalá de Henares (Madrid).
El guardia civil Luis Miguel Pouso, en el momento de ingresar en la prisión militar de Alcalá de Henares (Madrid).

Poco antes de las cuatro de la tarde, Luis Miguel Pouso Rodríguez, gallego de 35 años, ingresó este lunes en la prisión militar de Alcalá de Henares (Madrid). Ese será su hogar durante los próximos siete meses y un día. Es el primer guardia civil que va a la cárcel condenado por un tribunal militar desde que gobierna el PSOE.

Los hechos por los que ha perdido la libertad se remontan a febrero de 2012. Una noche de carnaval en Tarazona (Zaragoza) acabó, con unas copas de más, en una pelea con un compañero; y algunas palabras gruesas con un cabo y un sargento que mediaron para separarles.

No hubo heridos ni tampoco agraviados. Pouso mantiene una relación cordial con los dos mandos, hasta el punto de que uno ellos le devolvió los 300 euros que tuvo que pagarle como multa. Sin embargo, un oficial de la comandancia dio parte del incidente y la maquinaria de la jurisdicción militar se puso en marcha. El Tribunal Militar Territorial de Barcelona lo acabó condenando por dos delitos de insulto a superior.

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El guardia civil estuvo tres meses suspendido de funciones y perdió su destino en Tarazona, que le permitía estar cerca de su hija de 11 años, que vive con su madre en Zaragoza. Tras pasar por La Rioja, acabó en Gernika (Bizkaia), donde ha conseguido rehacer su vida personal y profesional. Todos los informes de sus jefes son favorables, a pesar de que sus problemas judiciales le han impedido asistir a cursos o aspirar a un ascenso. Ahora, el ingreso en prisión le hará perder su destino por segunda vez y, cuando salga en libertad, tendrá que empezar de nuevo.

Pouso ingresó en las Fuerzas Armadas en octubre de 2002 y en febrero de 2008 dio el salto al instituto armado. Como militar estuvo desplegado dos veces en Kosovo y, en sus 17 años de uniforme, no había sufrido hasta ahora ningún arresto.

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En 2007, el Gobierno dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero reformó el Código Penal Militar, para que solo se aplicara a los miembros de la Guardia Civil en caso de guerra, estado de sitio, cuando realizan misiones militares o se integran en unidades del Ejército.

Sin embargo, el Gobierno del PP aprobó en 2015 una contrarreforma que ampliaba la competencia de la justicia castrense sobre los miembros del instituto armado a todos los delitos contra la disciplina, incluido el de insulto a superior, por el que ha sido condenado Pouso.

Pese a carecer de antecedentes penales, de la escasa duración de su condena y de las “excelentes referencias” de sus jefes, el tribunal militar le ha denegado la suspensión de la pena o su sustitución por multa o trabajos en favor de la comunidad; y ha dado por desestimada su petición de indulto, tras pasar un año sin que el Ministerio de Defensa le diera respuesta.

Pousa ingresó ayer solo en Alcalá de Henares, pero no lo está. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), mayoritaria en el instituto armado, ha convocado una concentración el miércoles ante la sede del Defensor del Pueblo para protestar por el encarcelamiento de su compañero por un

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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