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Sánchez se concentra en su agenda internacional sin resolver la investidura

El presidente participa en Japón en su segundo G20 y después viaja a Bruselas. Calviño admite que la inestabilidad política perjudica al crecimiento económico

Carlos E. Cué
Osaka (Japón) -
Pedro Sánchez baja del avión en Japón con su esposa, Begoña Gómez.
Pedro Sánchez baja del avión en Japón con su esposa, Begoña Gómez.JORGE SILVA (REUTERS)

Un parón en medio de la tormenta. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se concentra durante cinco días en su agenda internacional sin tener resuelta la investidura en España. El jefe del Ejecutivo participa en su segundo G20 en Osaka (Japón) y, poco después de volver a Madrid, el domingo, parte de nuevo, esta vez a Bruselas, para rematar en una cumbre extraordinaria el reparto de poder en las instituciones europeas. La cumbre llegará hasta el lunes, cuando Sánchez podrá centrarse en la investidura y anunciar el martes la fecha elegida.

El presidente en funciones, un convencido del multilateralismo, se encuentra especialmente cómodo en este tipo de foros internacionales. Desde que llegó a La Moncloa se ha concentrado en reforzar el papel internacional de España y su propio perfil. Ha logrado mejorarlo sobre todo en la Unión Europea, donde su papel de negociador en nombre de los socialdemócratas -es el presidente más importante de este grupo en la UE- le ha dado un peso que no tenían ni Mariano Rajoy ni José Luis Rodríguez Zapatero, que no hablaban inglés y no parecían muy interesados en la política internacional. La inestabilidad en España, sin embargo, perjudica ese intento de Sánchez de reforzar su papel internacional, según admiten fuentes del Ejecutivo.

La semana pasada, en Bruselas, la prensa internacional preguntó a Sánchez por un posible adelanto electoral, algo que empieza a instalarse aunque el presidente en funciones contestó que todos los partidos tienen la responsabilidad de intentar evitarlo. Sánchez tiene fuerza precisamente porque acaba de ganar las elecciones y se ha convertido en el socialdemócrata con más peso, pero la incapacidad de formar una mayoría sólida perjudica esta imagen. Una investidura fallida reforzaría esta idea, admiten fuentes del Ejecutivo, que confían en que se disipe cuanto antes la incertidumbre.

La ministra de Economia, Nadia Calviño, que también participa en la cumbre, como es habitual, admitió que algunos presidentes trasladan a Sánchez su deseo de que pueda formar gobierno cuanto antes, una forma indirecta de mostrar su inquietud. Para Calviño, este retraso puede tener consecuencias económicas. "Lo deseable es que tengamos cuanto antes un Gobierno del PSOE, que es el que ha ganado las elecciones. Porque un entorno de estabilidad política es el idóneo desde el punto de vista económico. Hago una responsabilidad a los otros grupos, en particular el PP y Ciudadanos, para que cuanto antes se garantice la gobernabilidad de España en beneficio de nuestra situación económica. Debemos abordar las reformas que nuestro país necesita", clamó la ministra.

Sánchez ha participado en Osaka en dos reuniones al margen de la cumbre. Una con los presidentes de la UE, en la que se ha reforzado el bloque frente a Donald Trump -también se incorporó al final el canadiense Justin Trudeau- para reclamarle que acepte una posición clara del documento final en especial sobre el cambio climático. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha recordado el fracaso de la cumbre de Buenos Aires, cuando todos los países acordaron apoyar el cumplimiento del acuerdo de París contra pero EE UU se desmarcó del texto.

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Los líderes europeos también han aprovechado conversaciones informales para hablar de las negociaciones para el reparto de poder -en Japón están los principales negociadores-. Sánchez también ha mantenido otra cita importante con los países latinoamericanos miembros del G20 -Brasil, Argentina, México, Chile, aunque finalmente Jair Bolsonaro no acudió-  donde también se hablará del acuerdo UE-Mercosur, que después de 20 años al fin parece abrirse paso.

Bolsonaro, el presidente brasileño, aprovechó su primer cruce con Sánchez para hablar de la detención en Sevilla de un militar de la comitiva brasileña que llevaba 39 kilos de cocaína en uno de los aviones de la Fuerza Aérea Brasileña que utiliza en sus desplazamientos internacionales. El líder brasileño señaló en Twitter que agradeció a Sánchez "como están lidiando las autoridades españolas con este caso" y defendió "un castigo severo para el narcotráfico".

Sánchez tiene pues protagonismo con los dirigentes europeos y latinoamericanos. Sin embargo, el papel de España y del propio Sánchez en los grandes debates del G20 es mucho más discreto frente al peso de los colosos que dominan esta cumbre -EE UU, China, Rusia-, en un ambiente de tensión agravado por las palabras de Donald Trump antes de viajar a Osaka. España no es miembro del G20, pero ya se ha instalado como invitado permanente. Al contrario de lo que sucedió en el último encuentro de Buenos Aires, donde hubo importantes protestas contra la cumbre, en Japón son muy minoritarias.

España no espera grandes avances en esta cumbre, pero hará todo lo posible para que al menos no haya retrocesos, señalan en el entorno del presidente, donde hay especial preocupación con la discusión sobre el clima, en la que ha tenido una breve intervención el jefe del Ejecutivo. Sánchez también hizo en su discurso una defensa de las migraciones, aunque en España está recibiendo críticas por no dejar al barco Open Arms que siga haciendo tareas de rescate cerca de las aguas libias, una prohibición que ellos han decidido saltarse después de seis meses varados. La delegación española presionará toda la noche para que tanto el asunto de las migraciones como el de las políticas de género estén en el documento final de manera clara.

El presidente en funciones viaja a Japón con su esposa, Begoña Gómez, y la ministra Calviño, que tiene una agenda propia en una cumbre de eminente carácter económico. También está con él su sherpa y hombre de máxima confianza para asuntos internacionales, José Manuel Albares, que negociará en nombre de España el texto de la cumbre con sus homólogos. El equipo más cercano del presidente en la negociación de la investidura, incluido su jefe de Gabinete, Iván Redondo, se ha quedado en España ante la inestabilidad de la situación política. El presidente en funciones anunciará el martes la fecha de la investidura en julio, que tanto en el PSOE como en Podemos asumen que será fallida.

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