Podemos se repliega a la espera de la negociación de un acuerdo de Gobierno con el PSOE
Noelia Vera, portavoz del partido, asegura que, por el momento, no han recibido ninguna llamada de Pedro Sánchez
La dirección de Podemos apuesta por el repliegue en su estrategia de discreción y cautela tras el periodo electoral que acaba de terminar. Mientras que los partidos de la derecha mueven ficha para llegar a pactos en ayuntamientos y comunidades, la formación de Pablo Iglesias cierra filas a la espera de que Pedro Sánchez realice el primer contacto para iniciar la negociación de un posible Gobierno de coalición progresista. Su objetivo es el mismo desde el 28-A: entrar en el Ejecutivo. Pero como ya anunció Iglesias tras conocer que se quedaba con 42 escaños (en 2016 sumó 71), la iniciativa la debe tomar el presidente en funciones.
“No nos han llamado”, ha dicho la mañana de este martes Noelia Vera, diputada, miembro de la dirección y la única portavoz del partido que hace declaraciones por el momento. Iglesias e Irene Montero, máximos dirigentes de Podemos, preparan en silencio la negociación. Los primeros contactos debían haber comenzado al día siguiente de las elecciones municipales, autonómicas y europeas. No sucedió. En la agenda de Iglesias no hay citas marcadas. Unidas Podemos perdió la mayor parte del poder territorial que había acumulado durante los últimos cuatro años y Sánchez, ante los resultados, pidió a Iglesias que se replanteara su posición de entrar en el Gobierno. Unidas Podemos evitó contestar entonces al presidente en funciones y sigue sin decir palabra a la petición de reflexión que envió Sánchez. Su apuesta es la misma. Como ha defendido este martes Vera, “no hay mejor fórmula”.
La dirección del partido no solo lidia con las reticencias de los socialistas, ahora también con la crítica interna surgida de las citas electorales. La delegación andaluza, la oposición más sólida tras cosechar el mejor resultado regional el 26-M de Podemos, reclama que se llegue a un acuerdo de programa para controlar al Gobierno desde la oposición. En la misma línea se manifestó este domingo Ramón Espinar, apartado de la política activa desde que dimitió el pasado enero por la salida de Íñigo Errejón. Desde Aragón también se apuesta por abrir un período de reflexión interna. Ha regresado el fantasma de Vistalegre III, la Asamblea Ciudadana prevista para 2021 en la que Podemos tendrá que renovar la cúpula, en mitad del período de negociaciones de un nuevo Gobierno.
La dirección se parapeta en su decisión. No quiere que se repita la experiencia del acuerdo de Presupuestos. Iglesias y Sánchez firmaron un pacto minucioso que no superó el trámite parlamentario por el rechazo de la derecha y los partidos independentistas. Los puntos que se salvaron del texto no se aprobaron en el Consejo de Ministros con las exigencias plasmadas en el documento inicial.
Por esta razón, en Unidas Podemos no trabajan, por ahora, en un documento de las mismas características, esperarán a esa llamada de Sánchez. Una vez sepan si el Gobierno apuesta por figuras independientes para los ministerios, por un pacto a la portuguesa (de programa) o por recurrir a la geometría variable —pactar a izquierda y derecha durante la legislatura—, pondrán en marcha la maquinaria.
Por el momento, en el partido solo avanzan que el repliegue significa también reorganización. Con un menor número de diputados, la salida del sector fiel a Errejón y la desaparición de muchas estructurales territoriales, Podemos afronta una doble reestructuración. Reconstruir el partido por dentro y configurar equipos que se sienten a negociar con el PSOE. Montero ya asumió esta tarea al acordar con Adriana Lastra, portavoz socialista, la configuración de la Mesa del Congreso. Una negociación que fructificó sin sobresaltos.
Los detalles se conocerán, previsiblemente, a partir del 15 de junio. Ese día deben estar constituidos los ayuntamientos. Para entonces, en Podemos calculan que Sánchez volverá a concentrarse en los pactos de Gobierno.
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