Interior pide explicaciones a las empresas que gestionaron el recuento electoral
El ministerio dio más peso al aspecto económico que al técnico en la elección de las firmas que se ocuparon del escrutinio
Lo habitual a la hora de organizar el recuento de votos en tiempo real en unas elecciones es, primero, entrenar tres semanas antes de la cita con las urnas a los 28.000 delegados que deben transmitir la información; y segundo, realizar un simulacro de transmisión de datos para comprobar que las conexiones funcionan correctamente. El Ministerio del Interior asegura que todas esas cautelas se cumplieron. Sin embargo, los fallos se han multiplicado: el ministro en funciones, Fernando Grande-Marlaska, llamó ayer a representantes de las dos empresas que se encargaron de la web de los datos electorales para pedir explicaciones, según adelantó El Confidencial. Marlaska les reclamó que resuelvan “con urgencia” los errores “en la transmisión de información” y ambas compañías se comprometieron a solucionar los problemas “de inmediato”, según las fuentes consultadas en el ministerio.
Según Interior, se hicieron al menos dos simulacros. Uno el día 11 y otro el 14 de mayo, para tratar de solventar los errores detectados en el primero. “No fue un simulacro de urgencia: se realizan los que sean necesarios hasta asegurarse de que no haya problemas con la transmisión de datos. Si se detecta algún problema de cualquier tipo (seguridad, fiabilidad...) se corrige y se hace uno nuevo para garantizar que no falle la noche electoral, que es lo importante. Así es en todas las elecciones”, explica un portavoz del ministerio.
“Los simulacros de transmisión de datos que se hacen en las semanas previas a las elecciones están diseñados para detectar y resolver cualquier deficiencia”, insiste Interior. Y concluye: “En estas elecciones al Parlamento Europeo y locales no hubo en la jornada ningún problema de transmisión de datos”.
¿Pero entonces qué es lo que ha fallado? Interior subraya que el recuento de los votos, realizado por los miembros de cada mesa y recogidos en las actas que elaboran los representantes de la Administración en el proceso electoral, es correcto. El problema surgió, añaden las mismas fuentes, al trasladar los datos de esas actas a la web oficial de resultados provisionales: "La confusión proviene de la manera en la que se han presentado los datos, no en los datos propiamente dichos", señala Interior. La empresa encargada del trabajo, una UTE (Unión Temporal de Empresas) encabezada por Scytl —una empresa especializada con sede en Barcelona—, solo introdujo en el sistema los votos que proporcionan directamente concejales y dejaron fuera los restos. Aunque el Gobierno insistió ayer en que el error no afectaba al reparto de concejales, casos como los de Ibiza o León han acabado demostrando lo contrario.
El concurso público para llevar a cabo el escrutinio del 26-M lo ganó en esta ocasión la empresa conjunta formada por Scytl y Vector frente a Indra, la empresa que ha venido realizando los recuentos en los últimos tiempos. Según fuentes conocedoras del proceso, en la evaluación pesó más el aspecto económico (70%) que el técnico (30%). La propuesta de Indra era de 8,9 millones sin impuestos; la de Scytl era de 7,2 millones, según fuentes conocedoras del proceso de selección. En cuanto a la valoración del aspecto técnico, Indra —elegida para el 28-A— obtuvo un 28,9 sobre 30; Scytl, un 23,9, según las mimas fuentes.
“La decisión de a quién se contrata no es discrecional porque la Ley de Contratos del Sector Público establece que hay una serie de criterios objetivos: técnicos, experiencia, y sobre todo económicos. Scytl ha organizado, además de las de 2015, varias elecciones en América Latina”, explica Interior.
Respecto a las posibles medidas a tomar —España presumía de ser un país de récord tanto en la agilidad del recuento como en el acierto de los resultados—, Interior afirma: “El trabajo de la UTE aún no ha terminado. De momento se está trabajando en mejorar la comprensión de los datos de la web y es pronto para hacer ninguna evaluación, sobre todo cuando hablamos de un recuento provisional y no oficial, que está condicionado por la dificultad de la inmediatez e, históricamente, siempre ha incluido imprecisiones inevitables por fallos humanos o de codificación”.
“Los otros errores son habituales en cada proceso electoral y se producen al pasar los datos de las actas a la tableta desde la que se envían los resultados al Centro de Recogida de Datos, pero esto nada tiene que ver con la empresa adjudicataria. De hecho, en las locales de 2015 [adjudicadas a Indra] se produjeron errores de este tipo y la empresa fue otra”, argumenta el ministerio.
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