El ‘baby boom’ llama a la puerta de las pensiones
Los diputados de la XIII legislatura se enfrentarán a la reforma de un sistema que afronta la llegada de una masiva generación
La generación del baby boom llama a la puerta de la Seguridad Social. Al final de la próxima legislatura, 2022 y 2023, comenzarán a llegar a los 65 años quienes nacieron entre finales de los años cincuenta y ochenta del siglo XX. Llegar a ese momento con el déficit que padece actualmente el sistema de pensiones (más de 18.000 millones) dependerá de los diputados que se elijan el 28 de abril. La oportunidad de dejar, al menos encarrilada, la reforma futura se desvaneció en febrero, cuando quedó claro que el Pacto de Toledo no iba a cerrar las recomendaciones esta legislatura.
Todavía hay tiempo para cumplir con la tradición que ha seguido esa comisión parlamentaria, que ha renovado sus recomendaciones cada ocho años desde que se creó en 1995. Pero los números rojos continuados desde 2011 y el envejecimiento desaconsejan esos plazos esta vez. “No falta mucho para las entradas masivas de pensionistas al sistema”, apremia Mercedes Ayuso, catedrática de Econometría de la Universidad de Barcelona. “España afronta un gran envejecimiento, desde ahora hasta 2045 aproximadamente. Hay que buscar soluciones para esas fuertes entradas de pensionistas al sistema”, continúa esta experta en pensiones.
Albert Esteve, director del Centre d’Estudis Demogràfics, añade otro argumento: “Vamos hacia unos años en que se va a jubilar mucha gente que, además, va a vivir mucho tiempo”. ¿Cuánta gente se va jubilar en los próximos años? Ahora hay cerca de seis millones de personas con entre 55 y 65 años. En 2050 habrá unos 15 millones de pensionistas. ¿Y cuánto vivirán? Según el INE, a mitad de este siglo a una mujer que cumpla 67 años todavía le restarán unos 25 años más (ahora 21,4); a un hombre, 21 (en la actualidad 17,8).
Resolver este asunto es capital no solo por estas cuestiones objetivas, también por causas ligadas directamente a la política y los intereses electorales. Como se vio en marzo de 2018, los pensionistas movilizados en la calle son una fuerza que teme cualquier Gobierno. Algo que se confirma con dos datos: hay 9,5 millones de pensionistas, de los que unos 6,4 millones son jubilados.
Estas cifras empujan a los partidos a no volver la cara al problema en sus programas electorales. Aunque hay diferencias en la forma de abordarlo, entre las formaciones que están ahora en el Congreso nadie pone en duda el sistema actual de reparto, en el que, sobre el papel, se pagan las pensiones actuales con las cotizaciones de quienes están trabajando.
Los partidos de la izquierda son los que más detallan sus propuestas. El PSOE propone cerrar el déficit actual en un plazo de cinco años y aumentar la aportación que llega a la Seguridad Social desde los Presupuestos Generales del Estado, dos líneas básicas que parecen sacadas del preacuerdo que el Pacto de Toledo estuvo a punto de cerrar en febrero. Podemos, por su parte, enuncia ocho medidas concretas que, en algún caso, van también la línea de aportar más dinero del recaudado con impuestos.
También el PP retoma algunas de sus propuestas de la última legislatura, como la de aumentar la posibilidad de compatibilizar el cobro de pensiones con el trabajo asalariado más allá de la jubilación, luchar contra el desempleo de los mayores de 55 años y fomentar el ahorro, aumentando la desgravación en el IRPF. También Ciudadanos quiere impulsar la combinación del trabajo y el salario entre los mayores.
Solo Vox propone un sistema mixto en el que se pagaría una prestación mínima común para todos y luego otra parte que procedería del ahorro… para quienes puedan generarlo durante su vida laboral. Esto supone un cambio sustancial sobre el régimen actual, en el que la pensión se percibe en función de lo cotizado.
Para enfocar el asunto, el demógrafo Esteve defiende distinguir entre el problema que genera vivir más años y el que procede del gran contingente de jubilados que llegará con el baby boom. En el primer caso, sí que aboga por recurrir a medidas que supongan un ajuste, como retrasar la edad real de jubilación para ir acercándola a la legal (65/67 años).
Para las abundantes cohortes que llegan por el baby boom, el demógrafo defiende que haya “un pacto de Estado para no castigarles” y recomienda apurar el margen que hay en la sociedad: más participación laboral femenina o incentivar el empleo para los parados más mayores. Se trata de evitar “la sensación entre los jóvenes de que no van a cobrar pensiones” para que piensen así en “construir largas carreras de cotización”, la base de los ingresos de la Seguridad Social. “Un sistema que se paga con cotizaciones requiere un mercado laboral fuerte”, zanja Ayuso.
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