Noticias que carga el diablo
Hay declaraciones tan obvias que verlas en los titulares son, en sí mismas, una mala noticia para los candidatos
El martes 11 de septiembre de 2018, Máximo Vento Torres envió una carta a la directora de EL PAÍS: “Leo con gran interés el anuncio del presidente como balance de sus primeros 100 días en La Moncloa: ‘El Gobierno hace lo que dice’. Mi pregunta, para mejor aclaración, sería: ‘¿Lo que dice por la mañana o lo que dice por la tarde?”.
Pensé en ese lector cuando el martes por la mañana vi la portada del Marca con el presidente dentro; en ese lector y en lo bonito que hubiera sido una entrevista esa tarde en el Sport. Quizá al titular madrileño (“Me ofende que Guardiola diga que España es un país autoritario”) se le añadiría un “no” al principio de la frase en Barcelona. Veo hasta a la vicepresidenta Carmen Calvo deshaciendo el entuerto: “El candidato socialista nunca defendió a Guardiola, cuando hizo esas declaraciones era el barcelonista Pedro Sánchez”.
Albert Rivera, ideológicamente promiscuo, no tiene esos quebraderos de cabeza: es del Barcelona y se alegra de que gane el Madrid. Nunca cambia de opinión: tiene dos todo el rato.
Para evitar giros bruscos en campaña se fijan un par de posiciones que terminan en los titulares como el de la entrevista que Sánchez dio en La Sexta: “No habrá independencia ni referéndum en Cataluña”. Esto se considera destacable en boca de Sánchez, lo cual es una tragedia para él. Hace poco escribí que Abascal dijo en casa de Bertín (la casa de Bertín es la casa de Dron) que no era “machista, ni feminista, ni masculinista” sino un hombre casado con una mujer, y varios lectores escribieron al periódico, respetuosamente, para recordar que la frase de Abascal terminaba: “Y mi mujer tiene los mismos derechos que yo”. Para ellos que Abascal diga eso es noticia, lo cual es una tragedia para Abascal, pero seguramente tengan razón. De paso podría decirse que por la mañana Abascal no es feminista y por la tarde las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres.
Pablo Casado, por ejemplo. Dice que subirá el salario mínimo a los 850 euros desde los 900 en los que está ahora, como el tipo que entra en un hotel a las ocho de la mañana y pide que le despierten a las siete. ¿Es noticia que Casado diga eso? Empieza a no serlo, lo cual es una tragedia para Casado. Lo que es noticia, eso sí, es que dé marcha atrás, lo cual también es una tragedia (no la rectificación sino que sea noticia). Podría decirse que el PP concibe muchas propuestas no nacidas, ideas a las que en fase de desarrollo ya les da el visé y, cuando salen a la luz y la gente chilla aterrorizada, las vuelven a meter dentro como alma que lleva el diablo.
“Apostamos por la cultura de la vida”, dice Casado en cuanto puede. Eso es emocionante, dice muchísimo de él y es una opinión difícil de cambiar de la mañana a la tarde, si bien es verdad que hay siestas terribles.
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