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Pla y Sorzabal defienden su tarea como negociadores jefes de ETA

Comienza en París el juicio a los dos etarras detenidos en 2015

Silvia Ayuso
Protesta en los juzgados de París pidiendo el acercamiento de presos.
Protesta en los juzgados de París pidiendo el acercamiento de presos. S. A.

El primer día del que probablemente será el último juicio a etarras detenidos en Francia se convirtió, este lunes, en un detallado recuento de los pasos dados por ETA desde que decidió abandonar la lucha armada hasta su disolución definitiva el año pasado. Los etarras David Pla e Iratxe Sorzabal sostuvieron que su detención en octubre de 2015, que les ha llevado ahora ante el tribunal correccional de París, se produjo en el marco de las complejas negociaciones con el Gobierno español y francés en las que ellos actuaban como interlocutores destacados de una organización terrorista volcada en sus últimos años, insistieron, en buscar una salida pacífica.

“En el momento de nuestro arresto, hacía años que intentábamos construir un proceso de resolución del conflicto, de buscar un proceso de paz”, dijo Sorzabal durante el interrogatorio al que le sometió el juez durante casi dos horas. Previamente, Pla habló en términos casi idénticos.

Ambos etarras, en detención provisional desde su arresto hace más de tres años, entraron esposados al tribunal que los juzgará hasta este martes. Ninguno se acogió a su derecho a guardar silencio, aunque ambos contestaron con un “eso no es importante” a muchas de las preguntas del juez, sobre todo ante detalles de la acusación o sobre sus años en clandestinidad. Solo se explayaron en el relato político. Sorzabal, que cuando el juez le preguntó si era ciudadana española respondió que es “vasca”, habló en un francés fluido, mientras Pla replicaba en español a las preguntas en francés y, ante algunos titubeos de la traductora, se encargó él mismo por momentos de precisar en francés lo que quería contar. Esto fue un relato pormenorizado de los pasos dados desde el anuncio en 2010 de ETA de un alto el fuego “permanente” y la declaración en octubre de 2011 del “cese definitivo” de la violencia terrorista —en un vídeo en el que, encapuchados, leyeron el comunicado Pla y Sorzabal, aunque estos no lo han confirmado—, hasta su disolución definitiva el año pasado. Todo ello, pasando por detalles de los 15 meses que ambos pasaron en Noruega, hasta febrero de 2013, en un intento frustrado de abrir una vía de diálogo con Madrid y París.

“ETA, desde 2010, ni ha hecho acciones armadas, ni ha buscado información sobre objetivos para hacer acciones armadas, ni ha fabricado explosivos, ni ha cobrado el impuesto revolucionario. La actividad de ETA a partir de 2010, está en su totalidad unida al desarrollo del proceso de paz”, insistió Pla.

El proceso en París fue atentamente seguido por más de medio centenar de personas en la sala, que al final de la audiencia estallaron en aplausos a favor de los detenidos. Entre ellos se encontraba el parlamentario por EH Bildu Julen Arzuaga, que calificó de “venganza” el juicio.

“Hoy podemos decir que ETA no existe, pero el sistema judicial francés tiene una voluntad de buscar venganza, de revancha, de aplicar un castigo”, criticó.

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Los dos acusados afrontan múltiples cargos —12 Sorzabal, seis Pla—, entre otros pertenencia a banda terrorista —aunque no como dirigentes—, portar armas y uso de documentación falsa, que implican penas de un máximo de diez años de cárcel. Sorzabal tiene pendiente además su extradición a España para responder por atentados a mediados de los años 90. Pero la justicia española deberá esperar. Tal como recordó hoy el juez, las condenas que tiene Sorzabal pendientes en Francia la tendrán en una prisión gala al menos hasta el 25 de septiembre de 2027. Y eso sin contar con la pena que le pueda caer en este último juicio.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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