Rivera eleva la confrontación con Sánchez y lo sitúa como un “obstáculo” para pactar
El líder de Ciudadanos asegura que su objetivo es "formar un Gobierno sin Sánchez"
El problema es Pedro Sánchez. Albert Rivera ha inaugurado una nueva estrategia que personifica en el presidente del Gobierno toda su discrepancia política: Sánchez es el “obstáculo” para que Ciudadanos pueda pactar con el PSOE tras las próximas elecciones generales, ha dicho este lunes Rivera. El líder de Ciudadanos eleva el tono de su oposición y sobre todo la dirige específicamente contra el líder socialista, con el que pactó en 2016 y con el que ahora quiere confrontar al máximo.
Rivera ha dado una vuelta de tuerca más en su oposición a Sánchez, que ya era dura, situando al presidente del Gobierno como el inconveniente para un posible acuerdo entre su partido y el PSOE. El líder de Ciudadanos amaga con no pactar con Sánchez tras las generales si él sigue al frente del PSOE.
“Sánchez es un obstáculo, se ha convertido en un impedimento que ha embarrado la política nacional, que ha vuelto a la política de los bandos, a darle alas a los separatistas y populistas. Sánchez es ese obstáculo, ese impedimento para normalizar de nuevo las relaciones entre partidos constitucionalistas”, argumentó Rivera en la cadena COPE. El presidente del Gobierno es un “sectario”, sostiene el líder de Ciudadanos, porque “piensa solo en su silla y no en el interés general de España” y por lo tanto “es un problema para la suma entre constitucionalistas”.
Desde que el secretario general del PSOE ganó la moción de censura la polarización manda en la política española y, además, varios partidos se disputan el liderazgo de la oposición. En ese ambiente de radicalidad, Ciudadanos pugna con el PP por ser la alternativa al PSOE. Así que Rivera busca permanentemente el antagonismo con Sánchez.
La estrategia de Ciudadanos contra Sánchez, que de alguna manera inaugura la campaña de Rivera a las generales, busca desgastar su imagen (el presidente es el líder político mejor valorado por los ciudadanos, según el CIS) y no cargar las tintas contra las siglas del PSOE, del que trata de captar votantes descontentos. Si Rivera criticara las siglas socialistas sus votantes podrían ofenderse y no ver en Ciudadanos una opción similar de voto. En una entrevista en EL PAÍS el pasado noviembre, Rivera ya sostuvo que Sánchez había “quemado todos los puentes” con su partido y diferenció entre él y el PSOE. “El PSOE es un partido constitucionalista y el sanchismo y Sánchez no defienden ni quieren pertenecer al constitucionalismo”, dijo entonces. Ahora da un paso más.
Ciudadanos intenta instalar en la opinión pública esa diferencia entre el PSOE y “el sanchismo”. De esta forma, la dirección justifica también que el partido pueda llegar a acuerdos con el PSOE en los Gobiernos autónomos tras las próximas elecciones de mayo. La cúpula incluye en el PSOE “no sanchistas” a barones socialistas como los presidentes de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; Castilla-La Mancha, Emiliano García Page; o Aragón, Javier Lambán. En una comparecencia tras la reunión de la ejecutiva del partido, Rivera citó también entre los socialistas buenos a Alfonso Guerra, exvicepresidente del Gobierno de Felipe González, quien le parece “bastante más sensato” que Sánchez. Guerra, alejado de la posición oficial del PSOE, declaró en El Mundo que ve al PSOE como otro partido. Rivera alabó al expresidente González por su posición sobre Venezuela.
Promesa no tajante
Pero en las generales, “el objetivo es ganarle [a Pedro Sánchez] y formar un Gobierno sin Sánchez”, ha dicho el líder de Ciudadanos. “Me comprometo a que nuestros escaños van a servir para un cambio de Gobierno”. La promesa, no obstante, no es tajante.
En privado, en el entorno de Rivera no se descarta al cien por cien ninguna de las opciones de futuros pactos. Rivera ha aprendido de cómo le persiguió la hemeroteca cuando dijo que no pactaría con Mariano Rajoy y acabó haciéndole presidente del Gobierno, así que no hará promesas que no pueda cumplir con seguridad. Al líder de Ciudadanos tampoco le entusiasma para nada la idea de investir a Pablo Casado en caso de que la derecha sumara mayoría absoluta con Vox. Lo que más teme el partido, de hecho, es convertirse en muleta del PP, así que llegado el momento tomará la decisión que más convenga a sus intereses y esa no tiene por qué ser el pacto de derechas, trasladan desde la cúpula de la formación.
Hasta las generales, la línea dura de Rivera se traduce en que Ciudadanos evitará cualquier acuerdo con el Gobierno de Sánchez. El líder de la formación naranja defenderá una enmienda a la totalidad de los Presupuestos Generales e insistirá en la crítica que cree que le hace más daño al PSOE: que pacta las cuentas públicas con los separatistas catalanes.
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