El juez del ‘caso Ibar’ permite a la defensa entrevistar a un jurado que dice haber sido “contaminado”
Los letrados del español acusado de un triple asesinato en Florida no podrán reunirse, en cambio, con el miembro que comunicó que se retracta de su veredicto de culpabilidad
El juez permitirá a la defensa de Pablo Ibar, hallado culpable el pasado sábado de un triple asesinato cometido en 1994, entrevistarse con un miembro suplente del jurado que ha reconocido que manejó información sobre el caso que no estaba autorizado a tener. A los miembros del jurado les está prohibido informarse por su cuenta del caso cuando abandonan el juzgado, y su veredicto debe formarse atendiendo solo a la información que reciben en el propio juicio. El juez no ha autorizado, en cambio, que la defensa interrogue a otro miembro del jurado, cuya identidad no ha trascendido, que comunicó al juzgado el pasado martes, primer día hábil tras la conclusión del juicio, que se retractaba en su apoyo al veredicto unánime de culpabilidad.
Tras conocer estas dos novedades, la defensa de Ibar presentó una moción ante el juez, solicitando conocer la identidad del miembro del jurado arrepentido. Los abogados de Ibar cuestionaban también los plazos de deliberación y la posibilidad de que hubieran tenido lugar influencias externas. Y solicitaron entrevistar a otro miembro del jurado, identificado como Black. Se trata de uno de los suplentes: el juicio empieza con 18 miembros del jurado, de los cuales 6 son suplentes, por si alguno de los titulares causa baja antes del final del juicio. Los 18 miembros del jurado (16 en este caso, pues dos abandonaron por diferentes motivos en el transcurso del proceso) asisten en iguales condiciones al juicio y desconocen, hasta el momento de la deliberación, si son titulares o suplentes.
Black asegura haber escuchado información acerca de la anterior condena a Ibar que no estaba autorizado a conocer. Sucede que a los miembros del jurado les está prohibido informarse por su cuenta del caso cuando abandonan el juzgado o hablar entre ellos sobre el mismo, y su veredicto debe formarse atendiendo solo a la información que reciben en el propio juicio. El juez prohibió que algunos antecedentes o circunstancias del caso, de considerable complejidad, salieran a relucir durante el juicio: algunos de los temas vedados eran favorables a los intereses de la defensa y otros, a los de la Fiscalía. La defensa quiere saber si esa información fue divulgada por Black a los miembros titulares del jurado.
La defensa de Ibar ha solicitado este jueves por la mañana al juez hablar con los dos miembros del jurado y conocer qué ha ocurrido en cada caso. A la audiencia con el juez para atender la moción de los abogados ha asistido también la Fiscalía. El juez tenía varias opciones. Primero, acceder o no a la petición de la defensa de entrevistarse con los dos miembros del jurado en cuestión. O acceder a una sí y a otra no, que es lo que finalmente ha hecho.
En la entrevista, programada para este mismo jueves a las tres de la tarde (hora de Florida), según la familia de Ibar, la defensa tratará de demostrar que todo el jurado pudo haber estado contaminado con información del exterior. Una vez realizada la entrevista, el juez podrá decidir que no hay motivo para cambiar las cosas, en cuyo caso el jurado se reuniría a finales de febrero para acordar la pena (muerte o cadena perpetua). También podría considerar que procede anular el veredicto y que el jurado debe volver a reunirse para deliberar o, directamente, anular la totalidad del juicio.
Pablo Ibar, de 46 años, hijo del pelotari vasco Cándido Ibar y sobrino del histórico boxeador Urtain, fue declarado culpable de triple homicidio el pasado día 19 de enero. El juicio era la repetición del celebrado en el año 2000, cuando Ibar había sido condenado a muerte por el asesinato en 1994 del empresario nocturno Casimir Sucharski y las bailarinas Sharon Anderson y Marie Rogers. Tras pasar Ibar 16 años en el corredor de la muerte, y tras un largo camino de apelaciones, en 2016 el Tribunal Superior de Florida consideró que el español había tenido una defensa deficiente y las pruebas por las que se le condenó fueron “escasas y débiles", y ordenó repetir el juicio.
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