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ELECCIONES GENERALES

PACMA: un partido con vértigo ante el paso definitivo

Los animalistas se preparan para el salto a las instituciones mientras se presentan en su campaña electoral como “antagonistas” de Vox

El Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) tiene más de 15 años de historia, pero ningún cargo público. A pesar de su sempiterna presencia en las encuestas, su creciente apoyo (han multiplicado por ocho sus votos entre 2008 y 2016) y su mayor aparición en medios, los animalistas no acaban de despegar del todo y se quedan siempre a las puertas de la representación institucional. Pero la situación puede cambiar en 2019: varias encuestas, entre ellas la del CIS, le dan posibilidad de obtener dos diputados por Barcelona y Valencia en las generales y la circunscripción única les da muchas opciones de obtener escaño en el Parlamento Europeo. Ante esta oportunidad histórica, hay mucho optimismo pero también vértigo, provocado sobre todo por el auge de Vox, al que PACMA ve como “antagónico”.

La oposición al partido de extrema derecha es una de las bases que el partido animalista ha subrayado en la campaña que presentaron este jueves. En el vídeo difundido por la formación llaman “involución” a la postura de los partidos conservadores en cuestiones relacionadas con la tauromaquia y el cambio climático. “Con Vox no tenemos nada de qué hablar. De hecho, creemos que debería ser ignorado por los demás partidos políticos y esperamos que no sea la llave de un futuro gobierno", explicó Laura Duarte, portavoz y tesorera del PACMA, durante la presentación de la campaña.

El recorrido ha sido largo. Cuando el PACMA nació en 2003, como Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal, más que un partido era un amalgama de colectivos animalistas cuyo principal objetivo era conseguir la prohibición de los toros. “Nos metimos en política porque vimos un vacío, ningún partido se preocupaba por el bienestar de los animales”, cuenta Duarte. Desde entonces, los animalistas se fueron dando a conocer gracias al activismo: concentraciones antitaurinas, encierros, recogidas de firmas... Su logro más visible es la prohibición del Toro de la Vega, que pasó de fiesta local a cuestión de Estado gracias a la continua movilización del PACMA en Tordesillas. “Estuvimos 11 años trabajando para ponerle fin”, recuerda su presidenta Silvia Barquero.

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El activismo se ha ido traduciendo en apoyo electoral. “En 2008 conseguimos 40.000 votos, en 2011, 100.000, y en 2016 duplicamos de nuevo resultados, hasta que llegamos a los 280.000 votos”, lista Barquero. Pero PACMA sigue siendo relativamente humilde: sin subvenciones públicas ni créditos bancarios, el partido vive de las donaciones y las cuotas de sus 5.000 afiliados, e intenta hacer de la necesidad virtud. “Vox se gastó un millón de euros en las europeas [DE 2014], nosotros 40.000”, presume la presidenta.

Todo esto puede cambiar este mes. Varios sondeos dan incluso un 5% de intención de voto al PACMA. Además el partido ya da casi por sentado que obtendrá un eurodiputado, lo que les ayudará a mejorar las endebles estructuras partidistas de los animalistas. Las municipales y las autonómicas son otra historia: el umbral mínimo del 5% les dificulta mucho obtener representación, aunque el partido “hace el esfuerzo” de presentar candidaturas en todas las regiones y en todas las ciudades de tamaño medio o grande.

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Ni izquierda ni derecha

El crecimiento de Vox, con su apoyo explícito a la tauromaquia y la cacería, hace temblar a la dirección del PACMA. “El suyo es el discurso del miedo, y tiene mayor calado en la sociedad”, opina Barquero. Durante la campaña, buscarán el voto joven y amoldar su discurso contra el auge de la extrema derecha, para no quedarse sin espacio mediático: “Somos los antagonistas a Vox. Somos un partido que defiende el amor al otro incluso aunque sea de otra especie”, incide la líder de la formación.

El partido, sin embargo, no se define en varios temas. Por ejemplo, respecto al procés, varios voluntarios del PACMA en Cataluña, que no quieren desvelar su identidad, aseguran que se les impide hablar de independentismo en sus reuniones. Otras áreas por las que se pasa por encima es el modelo de Estado de las autonomías, la monarquía o los derechos reproductivos.

La dirección de PACMA defiende la estrategia. “Es necesario que no nos identifiquen con izquierda y derecha. No nos casamos con nadie salvo los animales”, aseguran. Para ellos, el ser un partido monotemático no es un problema sino una solución. “Mientras la situación de los animales no cambie, no nos va a perjudicar. La gente sabe que somos los únicos que van a luchar hasta el final por sus derechos”, explica convencida Duarte. El maratón electoral de los próximos meses les dará o les quitará la razón.

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