Qué tienen en común Vox, el jefe de campaña de Trump y Le Pen
Steve Bannon se fijó hace año y medio en el partido de Santiago Abascal para extender en España el trumpismo antieuropeo
Había muchos ojos pendientes del resultado de las elecciones del domingo en Andalucía porque entre otras cosas, los líderes de los partidos concurrentes —unos más que otros— quisieron darle una trascendencia nacional. Pero no solo en España. Steve Bannon, jefe de campaña del presidente de EE UU, Donald Trump, también estaba muy atento para ver cómo le iba a su nuevo ahijado político, Vox. España es la última parada de su gira europea para exportar el trumpismo al viejo continente. Y desde el domingo cuenta con 12 soldados más en su ejército europeo a favor del repliegue interior de cada país, el combate a la inmigración y la antiglobalización.
“Yo le conozco desde hace seis o siete años", explica Rafael Bardají, exasesor de José María Aznar, exmilitante del PP y actual miembro de la ejecutiva de Vox. “Hace año y medio aproximadamente mostró su interés en ver nuestras perspectivas electorales. Me dijo que estaba pensando en montar un think tank en Europa para coordinar mensajes y que Vox tenía que participar de alguna manera. Nos ofreció su aparato tecnológico para movernos en las redes sociales con los mensajes adecuados, probar ideas y hacer una campaña electoral al estilo americano”, explica a EL PAÍS Bardají horas después de verse con Bannon.
¿Por qué se interesó el ideólogo de Trump y coartífice de su sorprendente victoria en un partido español entones sin representación parlamentaria? “Él quiere ayudar a los partidos con los que se identifica, lo que llaman la far right. Cree que la gran batalla que se tiene que dar en el mundo concierne a aquellos que son pronacionalistas frente a la inmigración ilegal y en la defensa de las raíces religiosas. Sin duda tiene cierto dinero y está muy comprometido con sus ideales para que en Europa se produzca un cambio, por eso aparece allí donde cree que tiene ciertas garantías de éxito para que se escuche su mensaje”.
Ese allí es el partido de extrema derecha francés Agrupación Nacional (antes Frente Nacional) —Marine Le Penn fue la primera en felicitar a “los amigos” de Vox el pasado domingo—, o La Liga de Matteo Salvini en Italia. Otra de las felicitaciones internacionales de Vox llegó de David Duke, simpatizante nazi y fundador de una rama del Ku Klux Klan. “La Reconquista comienza en tierras andaluzas y se ampliará en el resto de España”, escribió en su cuenta de Twitter.
Aquel think tank del que Bannon había hablado a Bardají ya existe, se ha instalado, no por casualidad, en Bruselas, el corazón del edificio europeo que pretende demoler, y se llama The movement (El movimiento). Bardají es algo “escéptico” con ese grupo, aunque comparte la idea antieuropea. “A los españoles, Europa siempre les pareció un paraíso de libertad cuando estaba el general Franco, y eso hizo que tuvieran una visión muy idealizada. Luego, bajo el Gobierno de Aznar se lograron grandes ayudas de fondos estructurales, pero ha habido un enfriamiento de la valoración del español sobre Europa con todo el problema de Puigdemont y las sentencias sobre los miembros de ETA. Vox es muy crítico con las instituciones europeas, el Parlamento Europeo nos parece un despilfarro inútil”.
"Nos llaman fascistas. ¿Y qué?"
¿Qué comparten Trump, Bannon, Le Pen y Vox? Mucho. “Trump plantea el America First y nosotros el 'Españoles primero'. Y también esa actitud sin complejos. A Trump le da igual lo que digan de él y a nosotros también. Nos llaman fascistas. ¿Y qué?”, afirma Bardají. “La Liga durante algunos meses coqueteó con el independentismo catalán y tuvimos un cruce de argumentos. No me gusta el estatismo acentuado del Frente Nacional, pero compartimos unos ejes básicos, la antiinmigración ilegal, la antiislamización social y la crítica a las élites políticas”, añade.
Por ejemplo, no está nada lejos Vox de aquel plan de Trump para vetar la entrada de inmigrantes procedentes de países musulmanes. “Si hay inmigración, que sea la que España quiere y más aporta, si puede ser de origen cristiano, mejor que musulmán y es preferible tener a un informático que a un mantero. Y desde luego, si tengo que aceptar refugiados de países de oriente medio prefiero a familias de religión cristiana a los musulmanes porque la convivencia a largo plazo no la vemos muy viable. Eso no significa que no puedan visitar España o que cerremos las fronteras al mundo musulmán. Pueden venir siempre que se comporten como cualquier ciudadano español y acepten que no tenemos que cambiar nuestros comportamientos porque ellos se sientan ofendidos porque comemos cerdo o chorizo. Con lo que no estoy de acuerdo es con que vengan a intentar cambiar nuestras costumbres y aprovecharse del Estado de bienestar poniéndolo en riesgo para los españoles", afirma Bardají.
El dirigente de Vox vincula inmigración, delincuencia y religión. "Está claro que cuando se pasa de cierta proporción en la población empieza a haber peticiones como que haya comida halal en los colegios, en las cárceles... y los problemas sociales se disparan. Lo que queremos es evitar esas situaciones donde uno aparca el coche y sale ardiendo porque lo incendian. Ese tipo de cosas que estamos acostumbrados a ver en los barrios de dominación musulmana en Europa. Está claro que hay un factor de criminalidad en la inmigración. No hace falta más que ver las estadísticas de las cárceles. El problema de la sociedad española y de los partidos tradicionales es que se han negado a decir estas cosas y como Vox sí las dice y la gente las siente porque sabe quién le roba en la calle el móvil y quién le da el tirón nuestro discurso es más penetrante en aquellas capas donde la fricción social se da más agudamente. Los partidos tradicionales no lo han entendido todavía y de ahí su decadencia".
De momento, Bardají asegura que la colaboración con el exestratega de Trump se limita a “un intercambio de ideas y consejos” y que aún no han “necesitado” su tecnología para la difusión de mensajes y análisis de datos. También aseguran que Bannon no ha donado un euro —la ley lo impide— y preparan una visita a España de su poderoso padrino antes de las elecciones de mayo. En España la extrema derecha desembarca por primera vez en un Parlamento desde la reinstauración de la democracia, pero no está sola. Vox es solo el último fichaje de un ojeador con mucho dinero y ganas de incendiar Europa.
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