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Por qué Franco tenía miedo a los trenes

83.000 ferroviarios fueron represaliados por el franquismo. Una escultura en la estación de Atocha les recuerda ahora

Natalia Junquera
Exhumación en Gumiel de Izán, en Burgos, de la llamada fosa de los ferroviarios, en 2011.
Exhumación en Gumiel de Izán, en Burgos, de la llamada fosa de los ferroviarios, en 2011.ÓSCAR RODRÍGUEZ

Los detuvieron juntos, por ser ferroviarios, una profesión que entonces implicaba “presunción de culpabilidad”, en palabras del historiador Miguel Muñoz, autor de varios estudios sobre la represión franquista en el sector. Era 1936. Se llevaron a José y a Rafael Machuca a una cárcel improvisada y una noche fueron a buscar a uno de ellos. “Los que se llevaban nunca volvían, así que cuando fueron a por mi tío, mi padre supo que no lo volvería a ver y mi tío, que lo iban a matar. Le dijo: ‘No te preocupes que a ti no te harán nada’. Y se supone que tuvo suerte, porque a mi padre solo lo metieron en la cárcel y le impidieron volver a trabajar para siempre en los trenes”, recuerda Juan Machuca, de 86 años. “Cuando mi abuela Paulina fue a verles, le dijeron que Rafael ya no estaba allí. La pobre fue a todos los sitios que se le ocurrieron a preguntar por su hijo. Se pasó toda la vida buscándolo. Él tenía entonces 26 años. Hoy seguimos sin saber dónde lo tiraron”.

Machuca era este jueves uno de los más emocionados en el homenaje a los ferroviarios represaliados del franquismo que tuvo lugar en la estación de Atocha. “Siempre pensamos en los maestros, y reconozco que no era consciente de cómo había afectado la represión al mundo ferroviario”, confesó el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que presidió el homenaje. “Habían participado en luchas obreras importantes, eran rebeldes contumaces y por eso el régimen se ensañó con ellos”, añadió.

Las cifras recogidas por el historiador Francisco Polo hablan de casi 83.000 ferroviarios depurados, un 88% de las plantilla. “Hubo un momento en el que tuvieron que dejar de sancionar porque se quedaban sin mano de obra suficiente, sobre todo en puestos especializados como el de maquinista”, explica Muñoz. Casi 6.800 fueron sancionados con prisión: de meses a la cadena perpetua. Cerca de un centenar fueron condenados a muerte. Y un número indeterminado fueron fusilados, como el tío de Juan Machuca, sin juicio ni sentencia. En 2011, en Burgos, los técnicos de Aranzadi abrieron una fosa con 59 cuerpos. El oficio de las víctimas hizo que se conociera como “la fosa de los ferroviarios”.

La dictadura llegó a crear una policía específica para hacer informes de los empleados del sector ferroviario y detectar así posibles opositores. “Se infiltraban en las plantillas para espiarles, controlar sus amistades y movimientos y elaboraron unas 120.000 fichas de trabajadores”, añade Muñoz.

Los homenajeados posan junto al ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ante la escultura a los ferroviarios represaliados durante el franquismo en la estación de Atocha.
Los homenajeados posan junto al ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ante la escultura a los ferroviarios represaliados durante el franquismo en la estación de Atocha.

A Marina Pita de la Vega, presente en el homenaje a sus 93 años, la apartaron de su puesto en Renfe por el delito de haberse casado. “Entonces las mujeres no tenían techo de cristal, sino de cemento, y cuando se casaban las obligaban a tomarse una excedencia forzosa. Solo podían volver si el marido moría, quedaba incapacitado o había una separación de la que ellas no fueran las culpables”, explicó su hija, Gabriela Cañas. En 1983, Marina Pita de la Vega recuperó su plaza. “Fue la democracia, y ese régimen del 78 tan vapuleado ahora el que logró que recuperara su puesto y los derechos perdidos durante el franquismo. Esos últimos cinco años que mi madre pudo trabajar en Renfe fue muy feliz”.

El homenaje quedó inmortalizado con una escultura que desde ahora recuerda en la estación de Atocha a los ferroviarios represaliados por el franquismo. Delante de la figura, que simula las vías del tren, Juan Machuca quiso acordarse sobre todo de dos mujeres: su madre, a la que sus siete hijos ayudaban tratando de alimentarse de aceitunas y mazorcas que encontraban en el campo, y su abuela Paulina, que nunca dejó de buscar a Rafael. También quiso aprovechar el micrófono para lanzar un mensaje que venía de una preocupación: “A esos jóvenes aspirantes a políticos, les digo, por favor, que se moderen”.

Expedientes de depuración de ferroviarios durante el franquismo.
Expedientes de depuración de ferroviarios durante el franquismo.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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