¿Y si hubiera otra crisis?
Con un tejido social tan dañado y los partidos políticos en pleno proceso de transformación, ¿qué puede suceder si llega una nueva crisis económica?
Han pasado ya diez años desde el estallido de la crisis del capitalismo global en los países desarrollados. El cataclismo económico solo resulta comparable al de 1929 y la Gran Depresión. Diez años son un tiempo suficiente para echar la vista atrás y hacer un control de daños (económicos, políticos y sociales). La encuesta de 40dB. para EL PAÍS, realizada con una muestra representativa de 2.000 entrevistas, nos permite asomarnos a los cambios profundos que se han producido en nuestro país y, a la vez, nos dibuja un panorama preocupante con respecto al futuro.
España es uno de los países europeos que más ha sufrido la crisis de 2008. Los ciudadanos son perfectamente conscientes de ello: perciben que, después de una década, nuestra sociedad es más desigual, ha aumentado la pobreza y se ha deteriorado el trabajo. Al mismo tiempo, son mayoritariamente críticos con algunas de las políticas que se han seguido (los recortes, las ayudas públicas a las entidades financieras) y hay una convicción muy extendida de que los sacrificios no se han repartido por igual, concentrándose en los sectores más vulnerables.
Son muchos quienes piensan que el país no se ha recobrado aún del destrozo, es decir, que mientras no haya una recuperación del empleo, de las condiciones de trabajo y de los salarios, no cabe decir que el problema esté superado.
El sistema de partidos tradicional se ha roto en este tiempo. De forma parecida a lo que sucede en otros países, nos encontramos inmersos en una fase de gran inestabilidad política. El malestar ciudadano sale por las rendijas que se abren en el sistema. Con un tejido social tan dañado y los partidos políticos en pleno proceso de transformación, ¿qué puede suceder si llega una nueva crisis económica? Es este un temor que angustia a una mayoría clara. ¿Está España preparada para resistir otro embate cuando ni siquiera se han restaurado los niveles de bienestar y cohesión anteriores a 2008?
La opinión pública considera que nuestra sociedad es hoy más solidaria y participativa y manifiesta una preferencia a favor de mayores niveles de igualdad, aun cuando ello suponga pagar más impuestos. Pero si la economía vuelve a entrar en crisis, estas preferencias quedarán frustradas.
La política de nuestro tiempo está sometida a presiones que parecen incompatibles: las necesidades de la economía global y de la unión monetaria por un lado, las demandas ciudadanas por otro. Solo los países que sepan encontrar formas de acomodar ambas presiones lograrán una cierta paz social y un cierto consenso político.
Belén Barreiro es presidenta de 40dB. y expresidenta del CIS
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