Seis toneladas de cocaína, el último cabo suelto de Sito Miñanco
Una operación contra dos colaboradores del narco gallego culmina con la incautación de un gran alijo de droga
Una de las últimas veces que los investigadores vieron haciendo negocios a José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, el narco gallego convertido en leyenda, le estaba entregando unas bolsas —“que presumiblemente contenían dinero”— a dos tipos holandeses, Sanders y Gommans. Fue hace aproximadamente un año en El Higuerón, un emblemático restaurante en las faldas de la sierra de Mijas (Málaga). Dos meses más tarde, la Policía Nacional detenía a Sito, que por aquel entonces terminaba de cumplir su segunda condena por narcotráfico y disfrutaba de un régimen de semilibertad en Algeciras.
Caía un “mito”, como se denominó la espectacular operación policial que desmontó su organización, pero nada volvió a saberse de los holandeses hasta esta semana, cuando fueron detenidos con 6.000 kilos de cocaína ocultos bajo otras tantas toneladas de plátanos procedentes de Costa Rica en Benalmádena. Sito Miñanco se veía con decenas de personas pero, tras identificar a esos dos holandeses e introducir sus nombres en las bases de datos policiales, aparecieron una retahíla de señalamientos en España y, sobre todo, en Holanda, donde la justicia les perseguía desde hacía años por tráfico de drogas. Uno de ellos tenía incluso una Orden Internacional de Detención de Bélgica.
Aquel último encuentro con Sito Miñanco fue el origen de una investigación policial que se ha realizado a pulso, casi exclusivamente a base de seguimientos y vigilancias, ya que los sistemas de encriptación electrónica utilizados por estos narcos experimentados impedían casi cualquier otro tipo de acercamiento. Comenzó una operación de la Policía y Guardia Civil que se saldaba esta semana con la desarticulación de una organización que acababa de montar su estructura: traían la droga desde Costa Rica, la metían por Portugal, la descargaban en Badajoz y la llevaban hasta un polígono de Guadalorce en Benalmádena para su posterior distribución. Dieciséis detenidos, 13 holandeses, un estonio, un francés y un español. Ocho de ellos —entre los que se encontraban Sanders y Gommans— cayeron con la mercancía.
La clave siempre estuvo en no perder de vista a Sanders y Gommans. “Cada vez que se movían pasaba algo”, cuentan fuentes próximas a la investigación. Eran la mano derecha de los dos capos holandeses, que responden a las iniciales M. C. J. y H. L. M., y que lideraban la organización en España. Los mismos que “debieron de prestarle algún servicio a Sito el año pasado”.
Ajenos a la vigilancia policial, tenían su base de operaciones en el puerto de Benalmádena. Allí tenían sus oficinas, dos cafeterías, Dazanno y Casabianca, por las que pasaban todos sus socios y lugartenientes. Un día antes del alijo se reunieron con Sanders Y Gommans. Ellos fueron quienes condujeron a la policía, el pasado martes, hasta uno de los alijos más importantes interceptado en España. “Es muy inusual intervenir un cargamento así en una nave. Lo normal en estos casos es un chivatazo que nos lleva hasta un barco o hasta el contenedor de un puerto”, explican fuentes de la investigación.
M. C. J. y H. L. M., de 42 y 39 años, “vivían con sus familias separados por una sola calle, con enormes medidas de seguridad y decenas de cámaras dirigidas hacia afuera”. Al menos tenían seis vehículos de alta gama cada uno. Se comportaban como hombres de negocios, “serios, no eran ruidosos, no bebían en exceso”, describen quienes les han seguido de cerca.
La red, completamente desmantelada, era esencialmente holandesa. El estonio detenido hacía las veces de testaferro, y tanto el español como el francés arrestados son dos conocidos narcos de la zona que “ofrecían sus canales de distribución de la droga”. Según quedó acreditado por la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela en febrero, Miñanco extendió otra gran red de distribución y venta de cocaína por España, Italia, Holanda y Albania. Aprovechó presuntamente la situación de semilibertad que disfrutaba desde 2015 para volver al negocio desde Algeciras (Cádiz). Estas últimas seis toneladas de cocaína aprehendidas son un cabo suelto del narco gallego.
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