Los 9.000 kilómetros de seis toneladas de bananas rellenas de cocaína
Una macrooperación con la participación de las policías de Portugal, EE UU y España se incauta en Málaga de 6,3 toneladas de esta droga, uno de los mayores alijos de Europa
El cargamento era inicialmente inofensivo. Algo más de seis toneladas de bananas que viajaban por mar desde Puerto Limón (Costa Rica), hasta el puerto de Setúbal (Portugal). No era la primera vez que la empresa, con base en Badajoz, comerciaban con fruta entre ambos países. En los últimos meses habían enviado y recibido hasta 70 contenedores con producto fresco, que recorrían los 9.000 kilómetros que separan su ciudad de origen con Málaga, destino al que llegaban tras desembarcar en Setúbal y hacer una parada en la ciudad extremeña. La actividad era muy rentable, pero el último envío lo iba a ser más porque bajo la verde piel de los plátanos sin madurar se ocultaban paquetes de cocaína.
Tras un seguimiento de casi un año, agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional detenían durante la madrugada del pasado martes en Málaga a 16 personas y se incautaban de 6.310 kilogramos de cocaína, así como 300.000 euros en efectivo, varias armas de fuego y vehículos de alta gama. Es uno de los mayores alijos de esta droga jamás aprehendidos en tierra en Europa y cuyo valor en el mercado podría haber superado los mil millones de euros. "La colaboración de ambos cuerpos y el gran resultado obtenido ha dejado claro que la Costa del Sol no es un buen territorio para el narcotráfico", destacaba esta mañana el comisario provincial de Málaga, Francisco López Canedo.
En el operación han participado diferentes cuerpos de seguridad de España, Portugal y EE UU, integrados por agentes de la Policía Nacional de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO). Según el relato policial, el entramado de empresas creado de manera legal, así como su gran volumen de negocio y el número de envíos de fruta tenía como objetivo dar apariencia de normalidad. De paso, también les permitía jugar al despiste ante cualquier investigación policial, complicando la detección del contenedor que finalmente traería la droga a España. Pero varios factores permitieron a los agentes ir descubriendo pistas hasta llegar a la conclusión de que, lo que parecía solo una actividad comercial más, en realidad no lo era.
Por un lado, los delincuentes mostraron un alto nivel de vida, con coches de alta gama e inmuebles de alto valor en la Costa del Sol. Sobre todo en Benalmádena, donde residía la mayor parte de las personas detenidas, de origen holandés. Por otro lado, los agentes tenían el conocimiento de que la mayoría de personas a las que se realizaba seguimiento tenían antecedentes por delitos graves y colaboraban con otros narcotraficantes. Además, algunos de los miembros estaba también relacionados con otras operaciones desarrolladas en los últimos meses en la costa andaluza, como la que llevó la pasada primavera a desarticular una banda cuando iba a introducir casi nueve toneladas de cocaína en Algeciras camufladas en dos contenedores, también de plátanos, esta vez procedentes de Colombia.
El análisis de toda la información permitió llegar a la conclusión de que el grupo investigado se encargaba de introducir en España grandes cantidades de cocaína para distribuirla posteriormente en distintos puntos del territorio español y diferentes países del centro de Europa, principalmente Holanda. Y se supo que disponían de la infraestructura necesaria para el transporte y almacenamiento en Badajoz y Málaga, donde se ubicaba la mayor parte de su logística.
Sofisticada tecnología
La sofisticada tecnología empleada por la banda criminal, con teléfonos móviles encriptados, continuo cambio de vehículos o dispositivos electrónicos de última generación, hizo que la operación se desarrollara en buena parte "a la antigua usanza", como ha explicado esta mañana López Canedo, hasta que todo hizo indicar que los detenidos se preparaban para introducir en España más de seis toneladas de cocaína. Se puso en marcha entonces un dispositivo que contaba con el apoyo de la autoridades aduaneras de EE UU y Portugal para hacer seguimiento del contenedor que, como era habitual, llegó al puerto de Setúbal para, después, ser trasladado por carretera hasta una nave industrial de Badajoz, donde llegó el pasado lunes. Poco después, la mercancía se cargó en un camión de otra empresa perteneciente a los delincuentes, en el que se trasladó la cocaína escondida entre plátanos hasta Málaga. Allí se congregó buena parte de la organización criminal. Era el momento de actuar.
Fue entonces, en plena madrugada, cuando se pidió la participación del Grupo de Acción Rápida de la Guardia Civil, con base en Algeciras, desde donde tardó 40 minutos en llegar hasta una nave industrial del polígono de Santa Teresa, a las afueras de Málaga. Y el operativo cerró el círculo con la incautación de uno de los mayores alijos de cocaína en Europa y la desmantelación "de una de las mayores organizaciones de narcotráfico asentadas en la Costa del Sol", según el teniente coronel Jesús García, jefe del departamento antidroga de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. "Ha sido una trabajo muy complicado, pero ha sido efectiva por la cooperación entre los cuerpos de seguridad", añadía el comisario Santos Bernal, jefe de la UDYCO central. "Esta es solo una de las muchas operaciones que desarrollamos en conjunto para evitar que entren grandes cantidades de droga a Europa", subrayó por su parte Artur Vaz, jefe de la Unidad Antidroga de la Policía Judiciaria portuguesa.
La operación sigue abierta mientras se realiza el análisis de los bienes patrimoniales incautados y la gran documentación encontrada en la veintena de registros realizados en Málaga y Badajoz, por lo que no se descartan nuevas detenciones. Las 16 personas detenidas pasarán a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional mañana jueves a las siete de la mañana.
Un alijo de 1.000 millones de euros en el mercado
El patio de la Comisaría Provincial de Málaga ha servido esta mañana para mostrar a la prensa buena parte del material intervenido durante la operación, entre el que se encontraba dinero en efectivo, fardos de hachís, diversas armas y una tonelada de cocaína en un millar de paquetes. Según las estimaciones de la Oficina Nacional Antidrogas aportadas por el comisario provincial de Málaga, Francisco López Canedo, las 6,3 toneladas de cocaína incautadas hubieran tenido un valor de 208 millones de euros si se vendían por kilos, precio que habría aumentado a 378 millones de euros si la venta se realizaba por gramos. "Pero la realidad última, en relación con el nivel medio que se está consumiendo en la sociedad española, habría superado los 1000 millones de euros", dijo López Canedo, en relación a la adulteración que se hace de esta sustancia estupefaciente en la distribución local hasta llegar al cliente final.
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