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Escenas de matrimonio yihadista: “Mi mujer debe parir muchos hijos y obedecerme”

La Audiencia Nacional condena a dos parejas musulmanas por adoctrinamiento terrorista. Una de las mujeres se iba a casar con un converso portugués para viajar a Irak a unirse al ISIS

Fernando J. Pérez
Una mujer con un hiyab pasea por Sevilla.
Una mujer con un hiyab pasea por Sevilla. paco puentes

Escena Uno. Saif Eddine Haik Aaniba, de 30 años, llamó en medio de la noche del 12 de septiembre de 2015 desde su casa de Badalona (Barcelona) a su novia, Laila Haira, de la misma edad y residente en Xeraco (Valencia). No era la primera vez. Saif la telefoneaba muchas veces en medio de la madrugada y ella le suplicaba que le dejara dormir. Las llamadas formaban parte de un intenso programa de adoctrinamiento que el hombre ejercía sobre la mujer, y que había comenzado meses antes bajo una identidad ficticia, Ibn Ibrahim, con la que contactó con ella en Facebook.

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En aquella conversación, mantenida a las doce y media de la noche, y grabada por la policía, Laila, preguntó a su novio: “¿Cuáles son los requisitos obligatorios para que te cases con una mujer?”. La respuesta fue directa y no le sorprendió: “Lo que tú sabes: el burka, parir muchos hijos y no tienes que trabajar, debes obedecerme a mí. Eso está en la religión ¿entiendes?”. “¿Y qué cosas odias que haga la mujer?”, inquirió ella. “Odio que salga sola, si sale tiene que decírmelo; bueno, si sale con su madre la dejo ¿entiendes? Tampoco me gusta que hable en voz alta o por teléfono, o que se asome a la ventana sin burka o que responda al telefonillo sin estar yo en casa”, respondió.

Escena Dos. Cae la tarde del 4 de julio de 2015. Sanae Boughroum, de 33 años y residente en Santa Cruz de Retamar (Toledo), envía a su novio, el portugués Fabio Miguel Medeiros Almeida, nacido en Francia y musulmán converso, un vídeo por Whatsapp. En la imagen se ve la muerte por ahogamiento de cinco prisioneros del Estado Islámico mientras son sumergidos en una piscina dentro de una jaula. Otro vídeo posterior muestra la ejecución, con un explosivo adosado al cuello, de otro grupo de cautivos de la red terrorista. “Es poco castigo”, opina Medeiros, que se entrena para enrolarse en el Estado Islámico en batallas simuladas de airsoft. Ambos, que se conocen desde abril, han planeado casarse para que ella pueda obtener los papeles para viajar a las zonas de combate de Siria e Irak.

Medeiros, que se hace llamar Abderrahaman y ha puesto el niqab a su hija de cuatro años, comenta a su pareja. “Mi padre me dice que prefiere que esté bebiendo, fumando, fornicando y todo en vez de que estuviera en la religión musulmana. Dice que soy la vergüenza de los portugueses ¿Sabes qué? A mí me han pasado cosas por la cabeza, no te imaginas… portugueses de mierda, los kafires (infieles) merecen morir todos”.

Escena Tres. 26 de agosto de 2015. Sanae y Laila hablan por teléfono, mientras el hermano pequeño de la primera, Mohamed, de siete años ve un vídeo del ISIS en el que se muestra cómo queman vivo a un piloto jordano capturado tras estrellarse su F-16 en Siria. En la conversación, Laila comenta a su amiga que su novio, Saif Eddine, practica boxeo para estar en forma para la guerra. “Además, se nota mazo. Porque tiene esa tableta. Así que, está muy entrenado. No es ningún…”, le dice. Ambas amigas administran tres grupos de Whatsapp en las que tratan con más de cien mujeres musulmanas sobre el credo yihadista. A medida que avanzan en la radicalización, las adeptas van pasando a los grupos más restringidos. En el último, en el que se enseñaba la “creencia verdadera”, había al menos tres mujeres marroquíes que se preparaban para unirse al ISIS.

Escena Cuatro. 20 de septiembre de 2015. 3.22 de la mañana. Saif Eddine, nacido en Bélgica y cuyo hermano también simpatiza con el Estado Islámico, envía a su novia Leila, un vídeo de Abu Bakr Al Baghadi, líder de la organización, sobre la obligación de hacer la yihad e incluso el deseo de alcanzar el martirio. “Escúchame, en nombre de Alá nos ayudamos y nos explotamos si Dios quiere, juntos, con las manos unidas (…) Es nuestra obligación”, le dice Saif. “Si Dios quiere”, contesta Laila.

Escena final. 4 de octubre de 2015. La policía detiene al portugués Fabio Miguel Medeiros, cuando viaja desde Francia hacia España para casarse con Sanae Boughroum. En la misma operación son arrestados Saif Eddine Haik y Laila Haira. La Sección Tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó ayer Saif Eddine, Laila y Sanae a penas de siete años de prisión por adoctrinamiento yihadista, mientras que a Medeiros le impuso una pena de cuatro años por adoctrinamiento pasivo.

La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Antonio Díaz Delgado, rechaza la condena por integración en organización terrorista como sostenía la acusación principal de la Fiscalía, puesto que la pertenencia requiere algo más que el compartir una ideas. “No basta un nuevo deseo de imponer unas ideas por la violencia aunque se manifieste públicamente”, señala el fallo.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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