Sánchez declara la guerra a Rivera por lanzar dudas sobre sus estudios
El PSOE pide la dimisión de Casado por su máster en la Rey Juan Carlos
La salida de Carmen Montón del Gobierno ha desatado una enorme tensión en la política española, un todos contra todos. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, aprovechó el miércoles el impacto de la dimisión de la ministra de Sanidad por presuntas irregularidades en un máster para sembrar dudas sobre la tesis doctoral de Pedro Sánchez. El presidente respondió indignado. El PSOE considera este ataque una declaración de guerra y prepara su respuesta, mientras pide a su vez la dimisión de Pablo Casado, líder del PP, por problemas similares a los de Montón.
Rivera había perdido protagonismo tras la moción de censura del pasado junio, pero el miércoles volvió al centro de la escena con una estrategia clara, la de tratar de cobrarse dos piezas en la misma acción: Sánchez y Casado, los dos representantes del bipartidismo que es el centro de todos sus ataques. El campo de acción elegido por Rivera es especialmente delicado: los estudios de ambos líderes.
Por sorpresa, cambiando su pregunta en la sesión de control sin previo aviso, el presidente de Ciudadanos expandió dudas sobre la autoría y el contenido de la tesis doctoral que Sánchez defendió en 2012. Mientras que el PP atacaba en la sesión de control al presidente por su supuesta debilidad con el independentismo catalán, Rivera se hizo con el protagonismo a costa de la tesis doctoral del jefe de Gobierno. Sánchez y el PSOE montaron en cólera. Se trata de un asunto recurrente en los dos últimos años, en los que se ha puesto en duda, sin pruebas, si Sánchez fue el autor de su tesis o se la escribieron. Esa maniobra cogió a Sánchez por sorpresa. El presidente no pudo ocultar su enojo. Desde las filas de Ciudadanos, Toni Cantó aseguró que el presidente, desde su escaño, amenazó a Rivera con un “te vas a enterar”. No hay pruebas claras de que así fuera, aunque en las imágenes se aprecia al presidente señalando con un gesto duro hacia la bancada de Ciudadanos.
Este rifirrafe hizo que el Gobierno y el PSOE tomaran conciencia de que Ciudadanos es tan adversario como el PP, según reconocieron fuentes socialistas. La guardia se mantendrá alta para hacer frente a todo lo que pueda venir de ese lado. Tras la moción de censura que llevó a Sánchez a La Moncloa, el partido de Rivera quedó un tanto descolocado, según la percepción del Gobierno. La agresividad de Rivera les había alejado mucho del centro. Pero el golpe del miércoles puede abrir una nueva fase en la relación política y parlamentaria.
El PSOE tiene previsto contraatacar. Ahora, además de situar a Rivera como un partido más de la derecha española, el Gobierno le atribuirá insolvencia y malas artes, según señalaron el miércoles fuentes gubernamentales. “Ya sabemos que usted no se prepara las preguntas”, le espetó Sánchez, tras escucharle decir que el PSOE había vetado una ley que haría posible hacer públicas las tesis doctorales.
Casado exige el 155 y acabar con el apaciguamiento de Sánchez y el "aquelarre independentista"
La primera pregunta en la sesión de control de Pablo Casado como líder de la oposición al presidente del Gobierno era sencilla, simple y hasta obvia. Le preguntó cómo valora la situación política y económica del país, y Pedro Sánchez intentó, de entrada, que el asunto se ciñese a la cuestión pero fue imposible. El presidente replicó que "la economía va bien y la política, mejor" pero el trasfondo no era ese. Casado criticó que Sánchez hubiese llegado a La Moncloa y llevase ya 100 días allí sin ganar unas elecciones y como resultado de su "hipoteca a pagar a plazos" con los "populistas, independentistas y batasunos". Luego le achacó todos los males que se detectan en la economía española y se volcó sobre todo en cuestionar su política de diálogo, gestos y "apaciguamiento" con los nacionalistas catalanes y con el presidente de la Generalitat, Quim Torra.
Pablo Casado ha explicado así que lo que observó este 11 de septiembre en la Diada fue un "aquelarre independentista" y no entiende que aún así Sánchez continúe ofreciendo "ley y diálogo" o que su ministro de Exteriores, Josep Borrell, diga en público, en Estrasburgo y en semejante fecha, que le gustaría personalmente que los presos políticos separatistas no estuvieran en la cárcel.
El líder del PP rescató citas de Antonio Maura y Francisco Cambó para acusar a Sánchez de querer ser "Bismarck en Madrid y Bolívar en Cataluña". Y acabó por afirmar que pese a esas intenciones "el apaciguamiento ya no es posible". El líder del PP acabó por reclamar al presidente que ponga orden en Cataluña para "recuperar la legalidad, acabar con las procesiones tenebrosas de antorchas y acabar con el cerrojazo del Parlament y las aversiones en la calle". Y le volvió a instar a aplicar ya el artículo 155 de la Constitución y apoyarse para ello en los diputados y senadores de su grupo.
“Hay dudas razonables sobre su tesis doctoral, ¿por qué la oculta? Por el bien de la Universidad haga pública su tesis doctoral y no vete la ley que obligue a publicarlas”, soltó Rivera en la sesión de control. Sánchez estaba preparado para responder una pregunta sobre Cataluña, que es la que el líder de Ciudadanos había registrado. Pero Rivera la cambió sobre la marcha para sacar el asunto de la tesis. “Mi tesis está registrada y es pública de acuerdo con la legislación vigente”, respondió Sánchez lanzando el dedo índice hacia Rivera con una dureza en el gesto pocas veces vista en el presidente. “Infórmese, usted viene al Congreso sin prepararse”, le reprochó, mientras la bancada de Ciudadanos negaba.
La victoria inicial de Ciudadanos fue evidente. En el Gobierno y en las filas socialistas se lamentaban de que esta estrategia de Rivera había dejado en segundo plano la presión sobre Pablo Casado para que, tras la dimisión de Montón, aclare las dudas sobre su máster y publique los trabajos que le permitieron aprobarlo. Tampoco había satisfacción en el Grupo Popular, que interpretaba que Ciudadanos, con su ataque a Sánchez, se llevó el protagonismo en el primer día de Casado como jefe de la oposición. Al final de la jornada, la victoria se atenuó porque la tesis doctoral de Sánchez empezó a aparecer en los medios de comunicación —aunque solo se puede consultar en papel y en la universidad—, y por tanto se demostró que no era tan secreta como denuncia Ciudadanos. La tesis, por indicación del autor, no puede fotocopiarse, pero sí se puede leer; es posible tomar notas a mano.
En Ciudadanos daban por seguro que Sánchez no quería mostrar su trabajo de ninguna manera. “Si enseña la tesis, [el presidente] está muerto. Y si no la enseña, también”, en palabras de un diputado de Rivera. Esa inesperada derivada del caso máster afecta también a Pablo Casado, que en pocas semanas se encontrará con una decisión del Tribunal Supremo sobre su imputación. Para Rivera, tanto Sánchez como Casado son los objetivos prioritarios a batir. El líder de Ciudadanos se mueve con comodidad en las críticas conjuntas con el mensaje de que ambos son lo mismo y representan el bipartidismo. El PSOE percibe esa estrategia con toda nitidez, según señalan fuentes socialistas. Ciudadanos sacó partido de la polémica y destacó que el presidente “perdió los papeles” en su respuesta a Rivera, que se prepara para una fuerte ofensiva contra el Gobierno en las próximas semanas.
Iglesias, más comprensivo
La operación de Ciudadanos contra Sánchez comenzó el miércoles mismo con una campaña en redes sociales con la etiqueta #enseñatutesis, pensada para erosionar al presidente. El siguiente capítulo será la tramitación de su propuesta de Ley de Transparencia Universitaria. Ese texto, que obligaría a hacer públicos los trabajos de fin de máster, ha sido vetada por el Gobierno del PSOE con apoyo del PP. El Ejecutivo alega que esa ley supone un coste de cinco millones de euros para este ejercicio, y pide a Ciudadanos que retrase su entrada en vigor para el próximo ejercicio.
En ese toma y daca no participó Unidos Podemos: sí dejó claro que si tuviera que elegir estaría al lado de Pedro Sánchez. Pablo Iglesias escribió en Twitter que su tesis es accesible pero consideró que “es legítimo que una tesis solo se pueda consultar in situ y sacar un libro a partir de ella”. Eso es exactamente lo que hizo Pedro Sánchez.
Con información de Elsa García de Blas, Natalia Junquera y José Marcos.
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