Casado priorizará Cataluña, la inmigración y los impuestos
Rivera prepara una oposición dura sin pactos con el Gobierno
Por primera vez en democracia, la oposición a un Gobierno socialista en el centro derecha la comparten dos partidos prácticamente empatados, según el último CIS. La batalla entre el PP y Ciudadanos por representar la alternativa al PSOE marca también el clima político en el arranque del curso, ya que no es difícil prever que esa contienda endurecerá la oposición con la que va a encontrarse el Gobierno de Pedro Sánchez. Los partidos que lideran Pablo Casado y Albert Rivera comparten además la preocupación por los mismos temas. La diferencia principal entre ambos es que Ciudadanos no tiene intención de llegar a acuerdos con el Gobierno, algo a lo que sí está dispuesto el PP.
Los populares darán prioridad, como eje de su trabajo de oposición, a la situación en Cataluña, la inmigración y los impuestos. Desde que fue elegido presidente del PP, Pablo Casado ya ha centrado sus críticas al Ejecutivo en estas materias. El popular cuenta con la ventaja de ser un líder nuevo y generar un interés renovado en el partido mientras sus adversarios aguardan a que termine de definirse ideológicamente. Aunque en sus primeros pasos parece representar la versión más conservadora del PP, fuentes del partido trasladan que, por ejemplo, no pretenden presentar iniciativas para volver a la ley del aborto de 1985, aunque si el Gobierno planteara algo al respecto se mantendrán en la posición contraria a la ley actual por “coherencia”.
Los populares harán una oposición firme al PSOE pero no están cerrados a llegar a acuerdos de Estado; incluso los buscan. En el horizonte está el posible problema de una imputación de Casado por el caso de su máster. El partido asegura que no aguarda el desarrollo de la causa en el Supremo con preocupación.
En paralelo, Ciudadanos ve oportunidades en el nuevo escenario político aunque haya perdido el liderazgo en las encuestas que ostentaba hace solo dos meses. La principal es haber soltado amarras del PP y haber dejado de ser su socio de Gobierno. Ahora, explican en la dirección del partido de Albert Rivera, pueden desarrollar su papel de oposición sin cortapisas y definir un proyecto autónomo no marcado por el PP. En ese contexto, Ciudadanos va a desplegar un marcaje político “duro” al Gobierno de Sánchez, indican fuentes de la cúpula. Que no espere el Ejecutivo socialista que Ciudadanos le apoye para sacar adelante sus medidas.
A diferencia del PP, no hay intención en el partido de Rivera de llegar a acuerdos en este periodo con el Ejecutivo socialista, salvo que la situación en Cataluña exija una nueva intervención y otro pacto de los llamados partidos constitucionalistas. En la formación argumentan que aritméticamente sus 32 diputados no suman con el PSOE para sacar adelante iniciativas, y consideran incompatibles sus posicionamientos políticos con los socios del Ejecutivo: Unidos Podemos y los nacionalistas catalanes y vascos. Pero en el trasfondo también está la voluntad de que el Gobierno se vea abocado a convocar elecciones cuanto antes. Desde que Sánchez llegó a La Moncloa con el triunfo de la moción de censura, Ciudadanos le reclama elecciones. Esta será otra de las banderas que esgrimirá este otoño: que Sánchez dé la voz a los ciudadanos.
Cataluña, a su juicio el principal problema del país, será uno de los principales ejes de su acción política. Pero también las reformas, la regeneración democrática y la política económica: ahí estará su batalla contra una eventual subida de impuestos del Gobierno socialista, y la lucha contra la precariedad. La inmigración será otro de los temas prioritarios para Ciudadanos. La formación analiza que la ciudadanía española está preocupada con el auge de este fenómeno y lo situará en primer término de su labor de oposición, con un discurso “claro”.
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