El violador fugado huyó con una voluntaria que conoció en prisión
Orden internacional de detención contra Guillermo Fernández Bueno, que tenía que haber regresado a la cárcel de El Dueso hace cinco días
Guillermo Fernández Bueno, el preso condenado a 36 años de prisión y que se fugó el miércoles tras un permiso penitenciario de siete días, ha huido con su pareja, una educadora social que trabajó como voluntaria y a la que conoció hace años en la antigua prisión provincial de Santander, según han confirmado a este diario fuentes penitenciarias. Fernández Bueno está ya en busca y captura internacional porque se sospecha que ha podido salir del país.
La policía no ha podido contactar con esta trabajadora social, que en la actualidad tiene una tienda de muebles. La mujer, con la que mantenía relaciones desde hace seis años, no es empleada pública ni ha entrado en la cárcel de El Dueso para participar en ninguno de los programas de reinserción en los que colaboran habitualmente trabajadores y educadores sociales de forma voluntaria, han precisado las mismas fuentes. Sí entró como voluntaria en la antigua cárcel provincial de Santander, cerrada en 2009, y en la que Fernández Bueno cumplía condena.
Fernández Bueno, santanderino de nacimiento, llegó con 23 años a Vitoria en octubre de 2000 para trabajar como alicatador en la construcción. Tres meses después, el 6 de enero de 2001, fue detenido acusado de violar a dos mujeres, a una de las cuales asesinó brutalmente el 14 de diciembre. Aquel crimen conmocionó a la capital alavesa. Fernández Bueno, de gran estatura y complexión fuerte, se dejó llevar por su personalidad “sádico-agresiva” para perpetrar aquellos actos.
Este “delincuente peligroso” con rasgos de psicópata, según la descripción que hizo de él un psiquiatra en el juicio por el asesinato, violó a una panadera en su establecimiento en Vitoria y solo un mes después se ensañó con una “violencia inusitada” hasta acabar con la vida de una limpiadora del bar Acua de la misma ciudad. Por el primer delito fue condenado a nueve años de prisión y acumuló una pena de 26 años por agredir sexualmente y matar a la segunda, aunque las dos condenas fueron refundidas y quedaron en 22 años de cárcel.
Fernández Bueno ingresó en la antigua prisión santanderina para cumplir su condena. Allí conoció a esta educadora social que después se convirtió en su pareja, condición por la que ha accedido en diversas ocasiones a la cárcel de El Dueso para las comunicaciones y vis a vis concedidos con el interno. La huida fue planificada entre ambos después de que al recluso le fuera denegado hace unos meses y por segunda vez el tercer grado penitenciario o régimen de semilibertad tanto por parte de la Junta de Tratamiento como por el juzgado de vigilancia penitenciaria.
Desde ayer por la tarde, el preso tiene en vigor una orden internacional de detención por quebrantamiento de condena. Interpol ha incluido sus datos con notificación roja, el distintivo empleado para solicitar la localización y detención de una persona buscada por las autoridades judiciales de un país determinado o un tribunal internacional.
No se descarta que el recluso hubiera aprovechado el permiso de siete días para abandonar España, aunque están abiertas todas las línea de investigación, insisten fuentes policiales. Desde 2012 había disfrutado de distintos permisos penitenciarios sin ninguna incidencia y ha sido en este último, de siete días, el que le ha servido para fugarse, tras salir del centro el pasado día 15 y no regresar el domingo 22. En los últimos años, el preso había seguido varios programas voluntarios de reinserción como el destinado a los agresores sexuales, otro curso de "vivir sin violencia" y uno de preparación para las salidas de permiso.
En declaraciones a Efe, el portavoz del sindicado ACAIP, Nacho Gutiérrez, ha dejado claro que el preso no se ha fugado de la cárcel sino que ha cometido un delito muy grave al quebrantar el cumplimiento de condena y no regresar de permiso.
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