_
_
_
_

El asesinato de una mujer joven devuelve a Vitoria la psicosis de la inseguridad

Un nuevo crimen brutal ha vuelto a llevar la inquietud ciudadana a Vitoria. La capital alavesa se desayunó ayer con la noticia del asesinato de una mujer de 34 años de edad, que fue encontrada degollada, con el cuerpo desnudo de cintura para abajo y en medio de un charco de sangre en el interior del bar en el que trabajaba como encargada de las labores de limpieza. Una de las camareras del local descubrió el cadáver a las siete menos diez de la mañana, cuando accedió al establecimiento para comenzar su jornada laboral.

La hipótesis de la violación

La Ertzaintza no ha facilitado la identidad de la víctima. El juez que lleva el caso ha declarado el secreto de sumario para facilitar las pesquisas de la Policía vasca. Este crimen se une al hallazgo, la pasada semana, en un descampado de las afueras, del cuerpo carbonizado de un industrial en el interior de su coche. La investigación no ha aclarado aún las circunstancias de esta muerte, pero su familia no cree en el suicidio.La sucesión de cuatro brutales crímenes entre los meses de mayo de 1998 y 1999 sembró el miedo en la ciudad. La detención, el 29 de mayo del año pasado, de Koldo Larrañaga, quien se ha confesado autor de dos de los asesinatos y al que la Ertzaintza intenta relacionar también con los otros dos, enterró la psicosis. Pero el nuevo crimen, ha hecho resurgir la preocupación ciudadana en una capital tranquila y muy poco acostumbrada al sobresalto.

La dueña de una tienda de alimentación, situada al lado del bar Aqua, en el barrio de Judizmendi, fue la primera en ver salir corriendo a la camarera gritando y pidiendo ayuda. Según explicó, la mujer asesinada entraba a trabajar a las cinco y media de la mañana y terminaba la limpieza sobre las siete, momento en el que coincidía con ella al echar un cubo de agua en la acera. La camarera, que había acudido a trabajar junto a su novio, avisó a SOS Deiak. Una ambulancia medicalizada se acercó hasta el lugar, pero ya no había nada que hacer. A las 9.20 acudió el juez, que permaneció a lo largo de una hora dentro del bar, hasta que ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al instituto forense para practicarle la autopsia.

La puerta del establecimiento hostelero no presentaba señales de haber sido forzada, según explicaron fuentes de la Ertzaintza, quienes eludieron avanzar ningún tipo de hipótesis sobre lo que había podido suceder dentro del bar. Lo único que confirmaron es que el presunto asesinato se produjo entre las 5.30 y las 6.45 y que la víctima tenía el cuello seccionado.

Quien sí lanzó un conjetura fue el teniente de alcalde y responsable de la Policía Municipal, Miguel Ángel Echevarría. Aunque es la Ertzaintza la responsable de todo lo relacionado con la investigación, Echevarría deslizó el detalle de que el cuerpo de la víctima había aparecido desnudo de cintura para abajo y que la violación puede ser el presunto móvil del crimen. Precisamente, durante la madrugada del pasado lunes se registró un extraño suceso relacionado con un delito contra la libertad sexual. Una joven de veinte años fue secuestrada por tres hombres en una céntrica calle de la ciudad y violada en un parque de la periferia de la ciudad. Según relató a los agentes de la Ertzaintza, los agresores la introdujeron por la fuerza en un coche en marcha y se dirigieron hasta uno de los grandes espacios verdes que rodean Vitoria. Allí, uno de los tres sujetos la violó. La Policía se ha reservado el resto de los detalles para no entorpecer la investigación.

El teniente de alcalde evitó la vinculación expresa entre los dos sucesos y realizó una llamada a la ciudadanía para que no cunda la alarma, en un momento en el que Vitoria había vuelto a recobrar la calma, con el enjuiciamiento hace un mes de Koldo Larrañaga por uno de los dos crímenes de los que se confesó culpable. Un tribunal popular le condenó a veinte años de cárcel por el homicidio del empresario de máquinas tragaperras Agustín Ruiz, a quien asestó 45 cuchilladas, le robó la cartera y un manojo de llaves. Poco después acudió al domicilio de su víctima, abrió con las llaves que le había sustraído y se apoderó de 60.000 pesetas.

A pesar de que la Ertzaintza le implicó en tres asesinatos más, sólo ha podido demostrar su participación en el asesinato, también a puñaladas, de la joven abogada Begoña Rubio. El resto de crímenes sigue siendo un enigma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_