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La policía ayuda a regresar a España a familiares de los yihadistas que fueron a luchar a Siria

Financia el pago de guías desde la zona de conflicto hasta Turquía y comunica su llegada a la Fiscalía

José María Irujo

La Policía ayuda a regresar a España desde Siria a familiares de yihadistas españoles que hace varios años viajaron a ese país atraídos por el Estado Islámico (EI) y el califato. En varios casos, las Fuerzas de Seguridad del Estado han financiado los 3.000 euros que tienen pagar a los guías que logran conducirlos desde las zonas de conflicto hasta la frontera de Turquía, así como el coste de los billetes de avión para regresar a Europa, según señalan a EL PAÍS fuentes oficiales de la lucha antiterrorista. En la mayoría de los casos, los yihadistas han muerto en combate y son sus familias las que costean su regreso.

Arriba, a la derecha, el ceutí Nordin Abderrayat, en la Katiba (brigada) siria.
Arriba, a la derecha, el ceutí Nordin Abderrayat, en la Katiba (brigada) siria.

La yihad en Siria e Irak no atrajo solamente a jóvenes solteros o casados que abandonaron a sus mujeres e hijos. Al menos 14  familias españolas o residentes en España, en su mayoría de origen marroquí, viajaron a los dos países para unirse a las huestes de Estado Islámico y de Al Qaeda. Recibían primas de hasta 20.000 euros si la familia tenía al menos cuatro miembros, casa gratis y un sueldo mensual. Ellas aprendían árabe y a recitar el Corán; a ellos les integraban en un katiba (brigada) y entregaban un Kaláshnikov.

La dote para las jóvenes que acudían para casarse con un muyahidín oscilaba entre las 1200 y 1400 euros. Si el esposo moría la casaban con otro para que siguiera creciendo la umma (comunidad). Es el caso de la ceutí Asia Ahmed Mohamed, hemana de Yunes, uno de los primeros suicidas españoles. La joven abandonó a sus padres para viajar a Siria y casarse con Mohamed Hamduch, Kokito, un matarife marroquí que se exhibía en su cuenta de Facebook con las cabezas cortadas de sus enemigos. Tras enviudar, Asia fue obligada a casarse con otro yihadista.

No tienen recursos ni dinero. Algunos no saben ni escribir. Lo hacemos por humanidad

“Estamos sacando del infierno a muchas familias. No tienen recursos, dinero, ni contactos, algunos no saben ni escribir, pero sus familiares aquí nos piden ayuda y la estamos prestando por razones de humanidad”, señala un responsable policial. La Fiscalía de la Audiencia Nacional está participando de estas gestiones que se llevan a cabo con la mayor discreción y, en algunos casos, están siendo judicializadas si entre los retornados hay personas investigadas por colaboración en actividades terroristas.

Consolidar la población era una de las grandes obsesiones de los creadores del nuevo califato. Aunque no eran combatientes directos, estas y otras familias procedentes de toda Europa ayudaron a alimentar el sueño de un Estado islámico que durante varios años lograron los terroristas en las zonas conquistadas de Siria e Irak, un nuevo orden con sus leyes y costumbres. El soñado califato del Estado Islámico se nutrió de más de 30.000 combatientes extranjeros. Alrededor de 240 de ellos procedieron de España, el noventa por ciento de origen marroquí. Las Fuerzas de Seguridad dan por muertos a 48, aunque reconocen que en la mayoría de los casos no han podido comprobar su fallecimiento.

Las gestiones se hacen con discrección y se informa a la autoridad judicial
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 “Nadie que no piense como ellos puede imaginar el poder de atracción que el EI logró sobre estas personas. La nueva umma (comunidad) que les ofrecían funcionó como un señuelo. A veces, algunas de las familias que viajaron allí tenían una vida más acomodada que aquí. Los que querían combatir y dudaban por dejar a la familia tenían la posibilidad de llevárselos”, afirma un agente de la lucha antiterrorista.

Para los dirigentes del EI los hijos de estas familias son el granero futuro de sus huestes porque desde muy pequeños se les alecciona en la yihad. Algunos menores de edad como el ceutí Nordin Abderrayat fueron integrados en las katibas (brigadas) Se casó con una de las jóvenes reclutadas por el EI y se integró en la falange Tarik Ibn Ziad, brigada formada por marroquíes.

La derrota parcial que están sufriendo los yihadistas en Siria y la pérdida de alguno de sus bastiones no ha provocado el retorno de sus combatientes a España, según afirman fuentes autorizadas de la Policía. “No hemos detectado casos de retornados durmientes con intenciones criminales. No hay una oleada de retornados a Europa como, en principio, se temía. Se están quedando allí a mantener la estructura. Tienen una macro estructura. Los romanos decían que la propiedad hay que defenderla y en este caso es igual”, señala un mando de la lucha antiterrorista.

“Están aguantando los frentes en Siria. Tenemos la idea de que ya no existen, pero no es verdad. Han perdido las grandes capitales, pero todavía se sostienen en otros territorios. Están resistiendo. No se ha manifestado aquí ahora la vuelta masiva de retornados”, afirma otro responsable de la Comisaría General de Información.

Más allá del peligro de los retornados y de los frustrados, los que no han logrado viajar a Siria o Irak, el mayor temor de los servicios de información e inteligencia se centra en el denominado “terrorismo por inspiración”. El que protagonizan los denominados “lobos solitarios” que inventó el sirio español Mustafá Setmarian y atacan con un cuchillo o atropellan a una muchedumbre en Las Ramblas de Barcelona. “Nos preocupa mucho más que los retornados. Es diabólico y global. Solo analizando lo que está ocurriendo en Europa te das cuenta del riesgo. En personas vulnerables es muy fácil darse ese golpe de autoestima y pasar de ser un emigrante a un muyahidín”, explica el experto policial.

Nuevo terrorismo urbano

Este nuevo terrorismo urbano ha provocado un cambio radical en el trabajo de prevención policial. Lo local se ha convertido en el principal centro de obsesión y actividad investigadora. El cara a cara y los pequeños detalles, antes irrelevantes, se han convertido en algo primordial para los agentes que ponen ojos y oídos en cualquier rincón para detectar el peligro.

El jefe policial lo explica así: “Hemos creado una red de ensamblaje con la sociedad mejor que cualquier llamada o correo donde te alertan de algo. De pronto un profesor te enseña los dibujos de un niño que dibuja a personas con cabezas cortadas en el cuaderno del colegio. Ahí actuamos nosotros para detectar que está pasando algo en esa familia”.

Los agentes consultados reconocen que el atentado en Cataluña que causó hace un año 16 muertes ha provocado un efecto llamada que no saben cuantificar. “Todo éxito genera movimiento y en su narrativa se ha producido un pico al alza, pero el riesgo sigue siendo el mismo de antes. Cataluña ha alcanzado el nivel máximo de radicalización previo a la violencia”, afirman los expertos consultados.

La tarea es difícil porque la lista de sospechosos es muy larga, varios miles de personas. Solamente en Ceuta y Melilla hay trescientas en el radar de los servicios de información. Los primeros suicidas en Siria procedentes de España salieron del barrio ceutí de El Príncipe siguiendo el rastro del taxista Rachid y de sus amigos Piti y Tafo que se convirtieron en los primeros “mártires” para algunos de sus amigos y familiares.

Del mismo barrio es Abdeluahid Sadik Mohamed, de 32 años, el primer muyahidin retornado a España hace cinco años desde el horror de la yihad siria. Un guerrero entrenado para matar que, según su testimonio, escapó del campamento de Alepo porque no quiso convertirse en una bomba humana. Fue detenido cuando aterrizó en el aeropuerto de Málaga y pasó a disposición judicial.

Ceuta es una prioridad porque tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional la consideran más vulnerable. ¿Por qué? “Hay miles de ciudadanos marroquíes que han viajado a zonas de conflicto musulmán (como Bosnia, Chechenia, Afganistán o ahora Siria e Irak) y muchos son originarios de localidades limítrofes a esta ciudad”, responde un agente de los servicios de información que trabaja en la zona.

Entre los ataques del 11-M en 2004 que causaron 192 muertos y los atentados en Cataluña transcurrieron 12 años. Cuando se va a cumplir un año de la masacre protagonizada en Barcelona y Cambrils por una docena de jóvenes dirigidos por el imán El Satty los agentes anónimos que dirigen la lucha contra el terrorismo yihadista coinciden en que será “casi imposible” que el próximo golpe se demore tanto.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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