Borrell ordena a todas las embajadas responder a las “lindezas” independentistas contra España
El ministro de Exteriores niega ser el responsable de asuntos catalanes del Gobierno
El asunto era la primera exposición, genérica, del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ante la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados, sobre las nuevas prioridades en política internacional del Gobierno de Pedro Sánchez. Pero la cita se convirtió en una extraña refriega de los portavoces de los partidos independentistas catalanes, PDdeCAT y ERC, contra el perfil combativo de Borrell ante el separatismo. Fueron más las provocaciones e increpaciones de los diputados nacionalistas que las réplicas de Borrell, que anunció su pretensión de embridar su talante pero que no dudó al afirmar que uno de sus objetivos será combatir la imagen de una España negra, antidemocrática o regresiva. El ministro reveló que ha remitido a todas las embajadas la reciente intervención del embajador en Washington, Pedro Morenés, en su réplica a un discurso del presidente catalán, Quim Torra, para que la usen si se ven en una situación parecida en la que observen ataques falsos y "lindezas" contra España.
"No soy el ministro para asuntos catalanes", enfatizó Borrell en su primera réplica ante la comisión, tras comprobar cómo los portavoces del PDdeCAT, Jordi Xuclá, y de ERC, Joan Tardá, utilizaron el foro para arremeter contra posiciones anteriores del ministro, sobre todo en la última campaña electoral, en las que se convirtió en un adalid frente al independentismo. También dijo a diputados de otros partidos presentes que estaba "haciendo gala" de un tono más diplomático propio de su nuevo cargo para no entrar a los ataques directos pero lo acabó haciendo, claro.
Tardá le increpó primero preguntándole por cómo andaban sus "tareas de desinfección de Cataluña" y por si ahora, desde el Ministerio, tiene y piensa usar ese instrumento en ese cometido. Borrell había descrito, en un acto público en Cataluña en enero pasado, que para solventar la situación de división social en esa región habría que desinfectar las heridas antes que coserlas. Tardá también le tachó de "mala persona" por "mofarse de la arquitectura mental y física" del dirigente de ERC Oriol Junqueras. Y le prometió que nunca olvidará esas intervenciones. Xuclá le tildó directamente de "activista de la Sociedad Civil Catalana" y le pidió el cese precisamente del embajador español, Pedro Morenés, que se enfrentó al discurso separatista de Torra en Washington.
Borrell, antes de entrar en la comisión, ya anticipó su visión crítica sobre cómo se ha comportado el nacionalismo en Cataluña estos años. "No me puedo creer que en España haya quién quiera levantar fronteras pero está sucediendo", dijo Borrell. Y luego añadió su intención de "hacer frente al independentismo" y a cualquier intento de resucitar la leyenda negra de una España acusada de "antidemocrática" y de "residuos franquistas" por el nacionalismo. El ministro no expresó ninguna duda sobre que el presidente catalán pueda acudir el próximo lunes, 9 de julio, a entrevistarse en La Moncloa con el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, y "hablar y hablar" sobre cualquier asunto, incluso sus pretensiones sobre la autodeterminación de Cataluña, pero precisó: "Una cosa es que el presidente Torra hable de un referéndum y otra cosa aceptarlo".
Borrell escuchó todas las intervenciones de otros parlamentarios, tomó nota, y esperó al final para replicar en conjunto a todos pero el duelo dialéctico con los nacionalistas no se pudo producir porque los portavoces de esos partidos no le esperaron. Se marcharon antes de la sala. Y luego se fueron a otra comisión, en este caso de la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet. Pero el titular de Exteriores no se pudo privar de lanzar con sus respuestas varios dardos, eso sí con voz controlada, pero con serias andanadas de fondo. Fue cuando pidió elevar el nivel pero también cuando defendió con contundencia las recientes actuaciones de varios representantes de la diplomacia española en el extranjero para rebatir tesis indenpendentistas que entiende que son totalmente falsas.
El caso más reciente se ha producido en Stuttgart durante un acto institucional para conmemorar el 30 aniversario de los denominados Cuatro Motores de Europa, una entidad que agrupa a cuatro regiones europeas (Baden Württemberg, Lombardia i Auvergne-Rhône-Alpes) y Catalunya. En ese encuentro un escritor austríaco, Robert Menasse, definió a España como un Estado nación que usó las armas frente a Cataluña. Y fue ahí donde el vicepresidente catalán, Pere Aragonés, que estaba presente, exigió diálogo al Gobierno central y que respete la "voluntad democrática de la gente", según publicó este martes el digital El Nacional.cat. El cónsul español, Carlos Medina, que también estaba en la sala, pidió intervenir hasta tres veces y se le negó la palabra. Tardá cuestionó esa actuación del cónsul a Borrell.
El ministro de Exteriores recogió esa crítica para asegurar que el cónsul español "no boicoteó nada, simplemente pidió intervenir, no le dieron esa opción, guardó las formas en todo momento y no intervino". Borrell se empeñó ahí en desmentir la idea de la "diplomacia tenebrosa" española que Torra denunció en Washington y que muchos medios internacionales recogieron en los peores momentos del proceso independentista. El ministro lamentó "la bula" de los separatistas para proferir descalificaciones pero sobre todo lo que intentó fue reseñar un inequívoco respaldo oficial a la actuación de ese cónsul, del embajador Morenés y de otros diplomáticos en el futuro.
"El embajador Morenés en Washington hizo lo que tenía que hacer y dijo lo que tenía que decir y estaba especialmente autorizado para ello", recalcó Borrell. El titular de Exteriores argumentó en defensa de Morenés que "ningún embajador de ningún país asiste impasible al ataque feroz que se hizo a las instituciones de este país". Y anunció que desde el Ministerio de Exteriores se ha comunicado a todos los embajadores de España (128) la intervención íntegra de Morenés frente a Torra para que "cuando estén en una situación parecida actúen de la misma manera". En ese momento Borrell recibió aplausos parlamentarios desde la bancada del PP.
El ministro Borrell remachó, en esa línea, su refrendo a Morenés como embajador de España "frente al montón de lindezas que hemos oído demasiadas veces", valoró que se levantase "educadamente" para desmentir los datos falsos sobre la democracia española expuestos por Torra y que no se corresponden con las clasificaciones internacionales, y sentenció: "Pasó lo que tenía que pasar y si vuelve a pasar, volverá a pasar". Y encomendó a todo el cuerpo diplomático bajo su mando la labor de "defender el buen nombre de España en el mundo".
Otros diputados, sobre todo el portavoz de Ciudadanos, Fernando Maura, y el del PP, Jordi Roca, le interrogaron sobre sus planes sobre el Diplocat, el pretendido servicio exterior catalán y las denominadas embajadas catalanas en el exterior cerradas por la aplicación del artículo 155 de la Constitución que la nueva Generalitat pretende reabrir. Borrell arguyó que el Diplocat es una institución de derecho privado, no una entidad pública sometida a control directo de las administraciones. Y explicó que la Generalitat puede legamente abrir oficinas comerciales, como otras autonomías, pero no embajadas políticas. Borrell aclaró que ya se ha solicitado a las autoridades catalanas afectadas que expliquen sus intenciones pero que eso aún no se ha producido. "Vamos a verificar que las actitudes de cualquier organización no vayan en menoscabo del buen nombre de las instituciones españolas", afirmó y avisó de que tanto él como el Ministerio y los diplomáticos españoles saldrán "al paso de cualquier ataque injustificado lo haga quién lo haga".
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