El plan de Ciudadanos para seguir a flote
La formación de Rivera admite la recuperación del PSOE, pero trata de conservar sus bazas electorales
Después de Mariano Rajoy, la gran víctima de la moción de censura fue Ciudadanos. Los motivos fueron evidentes en seguida: el socio de Gobierno pasaba a ser el partido pequeño de la oposición, el líder en las encuestas iba a dejar de serlo y Albert Rivera ya no medía las cortinas de la Moncloa para volver a la casilla de salida.
Los flamantes ministros del nuevo Gobierno de Sánchez fueron la puntilla. El mismo Rivera lo admitió en una metáfora a propósito de Rafa Nadal: "Algunos habíamos ganado un set y ahora otros han ganado otro set, pero quedan todavía tres sets por delante", dijo en una entrevista televisiva. Su mensaje, añadió, era "aún queda partido".
Ciudadanos vivía en una nube desde las elecciones en Cataluña de diciembre. Su papel como referente antinacionalista y su aire regenerador le dieron fuerza en las encuestas.
La moción de censura cambió ese ciclo. Ciudadanos dejó de ganar y el PSOE, que había tenido un inicio de año duro, remontó de golpe. El PSOE cambió la "dinámica" política, como dijo Óscar Puente, portavoz de la ejecutiva federal del PSOE. Hasta ese momento, "todo estaba preparado" para la llegada del "Macron español", en referencia a Rivera.
En Ciudadanos están resignados con su papel durante los días de la moción: "Ningún posicionamiento nuestro hubiera cambiado el resultado", dice el secretario general, José Manuel Villegas, que cree que el PSOE en realidad nunca quiso pactar una fecha de elecciones. Por tanto, sostiene Villegas, no había otra opción que pedir aquella moción instrumental alternativa, que hoy parece un error táctico. Villegas ve clave el anuncio de Pablo Iglesias de forzar la convocatoria de elecciones si Sánchez no era elegido presidente. Eso provocó el sí del PNV. El segundo gol de Sánchez fue su Gobierno, donde hay hasta cinco ministros que un hipotético presidente Rivera podría haber nombrado, según fuentes del partido: Josep Borrell, Fernando Grande-Marlaska, Dolores Delgado, Pedro Duque y Nadia Calviño.
Nada garantizaba que su dominio en las encuestas fuera a mantenerse aun con Rajoy en Moncloa. Pero la incertidumbre y los peligros son ahora indudablemente mayores: un Rajoy de presidente aseguraba que la corrupción siguiera siendo visible y que el PP no tuviera la oportunidad de reconstruirse en la oposición. El PSOE, por su lado, tendrá tiempo de asumir un perfil de Gobierno. Hay fuentes dentro del partido que creen que puede irles bien una temporada en segundo plano sin el cartel de favoritos. Lo que no hay son muchas certezas.
Perfil y zancadillas
¿Cuál es el plan de Ciudadanos a partir de ahora? La formación admite que la táctica de su grupo parlamentario debe cambiar: "La vida en el Congreso, que no es el partido, pasará de ser un socio de investidura del partido conservador a ser oposición de un gobierno de izquierdas", dice José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos. Desde la moción se ha ido viendo cómo se articulará ese cambio en tres pasos: uno, propuestas de fondo para marcar perfil; dos, zancadillas y obstáculos para retratar a rivales y, tres, martilleo sobre Cataluña.
En el primer grupo estarían iniciativas como el contrato único para reformar el mercado laboral o la ley de conciliación. Entre las zancadillas están las propuestas no de ley o las enmiendas forzadas, como la tarjeta sanitaria única o la propuesta de exigir en la ley electoral un mínimo de votos del 3% a escala nacional para entrar en el Congreso, dificultando así la presencia de los partidos nacionalistas. La insistencia sobre Cataluña -y otros nacionalismos, como el vasco y su "cuponazo"- es inevitable con Ciudadanos como líder de la oposición en el Parlament.
El partido de Rivera tiene ahora menos peso legislativo, pero tiene más margen para perfilar su programa electoral: "No teniendo un acuerdo de investidura no vamos a ser el partido que consiga que bajen los impuestos, sino que estaremos en la oposición", admite Villegas. El Gobierno tendrá más opciones para marcar la agenda, aunque también tiene más riesgos de equivocarse o moverse a posiciones a su izquierda para no perder el apoyo de Podemos. El baile para lograr el centro será igualmente duro, más cuando el PP emerja de su crisis.
Ciudadanos vivirá con el vértigo de una caída en las encuestas, aunque de momento la han evitado, en parte gracias a los números especialmente bajos del PP. La media de las encuestas publicadas desde la moción les da alrededor del 22%, que coincide con lo que dicen sus sondeos internos. En 2016 Ciudadanos obtuvo solo un 13%, pero en los días previos a la moción era la fuerza más votada rozando el 27%.
El efecto luna de miel ha llevado a Sánchez a casi el 28% en intención de voto: "Si ya ganando las primarias de su partido hubo un efecto luna de miel, pues ganando el Gobierno que tenga un 28-29% es lo mínimo. Vamos a ver lo que dura", se apresura a advertir Villegas, que cree que el nuevo Gobierno ya ha tocado techo.
No es la primera vez desde su llegada al Congreso que Ciudadanos lidia con malas perspectivas: "Cuando firmamos el acuerdo de investidura con el PP y no entramos en el Gobierno se nos dijo que la oposición la iban a hacer Podemos y PSOE e íbamos a desaparecer. Y no desaparecimos", remarca Villegas, que cree que ahora puede ocurrir igual: "Veremos si seremos capaces de ganarnos el foco o no", añade. Entonces crecieron gracias a Cataluña. Un gran reto del nuevo Gobierno será desactivar la baza territorial, el gran caladero de votos de Ciudadanos.
La estrategia electoral de Ciudadanos es mantener una coalición de votantes que calque su éxito en Cataluña: clases medias y altas seducidas por su perfil liberal, junto a clases populares preocupadas por la unidad de España. Un Ciudadanos centrado en asuntos estrictamente de políticas públicas tendría un techo electoral por debajo del 15%, según fuentes del partido.
La insistencia en Cataluña y en perfiles aparentemente poco atractivos como Marta Sánchez proceden de su creencia de que fuera de la burbuja mediática hay millones de votantes: "Vivimos bajo la premisa, quizá equivocada, de que hay gente que vive fuera de la burbuja, que no es antisistema y que quiere cambios profundos. Ahí estamos nosotros", dice una fuente de la dirección del partido.
Ahí está su plan, aunque en el fondo depende más de esperar a que ocurran novedades que hagan desplomarse al Gobierno de Sánchez y al PP. Hasta el verano, las opciones de grandes cambios son escasas. Pero en septiembre el ritmo político cogerá fuerza: la Diada en Cataluña, el aniversario del 1-O, el juicio a los líderes independentistas, el hipotético debate sobre una reforma de la Constitución. Ahí se verá si resiste el plan obligado de Ciudadanos para sobrevivir.
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