_
_
_
_
Crónica
Texto informativo con interpretación

Exitazo editorial

A los hidalgos de Ciudadanos les faltó ingenio, pero 36 libros de una tacada no se venden cada día

Manel Lucas Giralt
Los diputados de Ciudadanos protestan ante Laura Borràs
Los diputados de Ciudadanos protestan ante Laura BorràsQuique García (Efe)

Hay una artista conceptual serbia llamada Marina Abramovic que suele llevar a cabo happenings de riesgo, con su propio cuerpo como objeto artístico central. Una vez se tendió en una sala de museo junto a diversos objetos violentos, e invitó al público a usarlos con ella; lo que al principio fue prudencia de los visitantes acabó animándose, y un tipo llegó a apuntarle con una pistola. Ahora ha anunciado que en 2020 se electrocutará con un millón de voltios. Siempre está en el filo de lo imprudente y temerario, con la posibilidad de que un día el cálculo de riesgo-beneficio no se ajuste a lo previsto. Pero, bueno, eso es lo que tienen las performances: lo que parece una idea brillante puede convertirse en ocasiones en algo peligroso. O en algo ridículo.

Y lo que le pareció una idea brillante al grupo de Ciudadanos en el Parlament es que cada diputado colocara sobre la mesa un ejemplar del Quijote, cuando su portavoz Fernando de Páramo preguntara al Govern por el acto universitario sobre Cervantes —organizado por Societat Civil Catalana— que boicotearon unos CDR. En reuniones creativas, a veces se le dice a un guionista: “a esa idea, dale una vuelta”. Por supuesto, es un eufemismo, una manera suave de decir “¿cómo se te ha podido ocurrir semejante chorrada?”.

Pues no le dieron una vuelta: ahí estaban los 36 parlamentarios de C’s con sendos ejemplares del Quijote. Nuevecitos, la misma edición para todos. No había ni uno mínimamente manoseado, con aire de haber sido leído; podrían haber optado por ese mensaje: somos tan cultos que sabemos el Quijote de memoria, lo leemos en el refectorio cuando hacemos convivencias de grupo, o en el baño, lo subrayamos, quedamos con Francisco Rico para discutir sobre su edición crítica, Carrizosa se disfrazó de Sancho Panza en la cena de Navidad... No, ni siquiera esa presunción, sólo un gesto decorativo, un centro a puerta vacía para que la consellera Laura Borràs —y luego el president Quim Torra, que no pierde oportunidad de lucir cultura clásica— se extendiera en elogios hacia Cervantes y su obra más célebre, y acabara recomendando a los diputados de la oposición que leyeran el libro, casi con la advertencia de que entraba en examen. Ah, y de paso, esquivara cualquier comentario sobre el acto universitario que, presuntamente, motivaba la intervención de De Páramo. En fin, a los hidalgos de Ciudadanos les faltó ingenio, pero hay que aplaudirles ese gesto de estímulo de la industria editorial, que falta le hace: 36 libros de una tacada no se venden cada día.

No se sorprendan, es comprensible que Ciudadanos actúe con esa gesticulación. Forma parte de lo que podríamos denominar el tercer eje de la política catalana. Los dos primeros son los habituales, es decir, derecha-izquierda y constitucionalismo-independentismo. El tercero es el eje conflicto-distensión, y en ese terreno —por supuesto, en el lado del conflicto—, Ciudadanos se siente comodísimo. Y Junts per Catalunya, bastante cómodo también. Ambos grupos comparten una pasión por la solemnidad, la retórica, el simbolismo, el nacionalismo tradicional, y tienden a considerar un engorro hablar de medidas políticas concretas. Incluso los propios nombres de ambos grupos son retóricos; aún más, serían intercambiables sin apenas modificación. Prueben.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_