¿Cómo se gana el primer congreso abierto del PP?
El aparato del partido se prepara dividido para una elección rápida y sin que esté claro el relevo
Hay dos teorías o corrientes en el PP sobre cómo se gana un Congreso interno con varios competidores en la contienda. Una es la clásica y que ha funcionado hasta ahora casi de manera automática y matemática: consiguiendo la mayoría de los votos de los compromisarios de tres de las cuatro organizaciones territoriales más numerosas y poderosas, es decir de Andalucía (165.000 militantes), Comunidad Valenciana (148.000), Galicia (110.000) y Madrid (ahora, tras la última purga del censo, solo 68.000). La otra manera de vencer aparece como más nueva y complicada de medir: ofreciendo un liderazgo atractivo y con capacidad de ganar elecciones y poder. Las dos estarán en juego para este cónclave pionero y decisivo para el PP y se las disputan, en realidad, solo tres posibles aspirantes: Alberto Núñez Feijóo, Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. El gallego Feijóo no se descabalga en ninguna quiniela y las dos mujeres surgen como imprescindibles o desaparecen por imposibles según el interés político, territorial y personal del tipo de fuente consultada.
Dirigentes próximos a Cospedal razonan que para ganar un Congreso del PP, ahora y siempre, “hay que tener el apoyo de los líderes territoriales, los autonómicos pero también los provinciales, que son los que controlan los aparatos y los que saben quién es quién, qué afiliados se pueden tocar y cuáles no y con qué apoyos cuentan”. En ese contexto se resta valor a la capacidad de presión de los diputados y senadores, que también tienen contactos territoriales y que podrían resultar más proclives a Santamaría. En ese terreno orgánico se presupone que Cospedal debería tener, como secretaria general los últimos 10 años, más apoyos que Feijóo o Santamaría, aunque ese traspaso tampoco es tan directo porque se le atribuyen contaminaciones, aunque sean indirectas, con las repercusiones negativas estos años del caso Gürtel y otros escándalos derivados y aún pendientes de juicio.
El estreno de las primarias a doble vuelta
El PP estrenará en este Congreso extraordinario la elección de su líder nacional por el llamado sistema de primarias a doble vuelta, que figura en el artículo 35 de los estatutos del XVIII Congreso. Al cargo podrían concurrir, en teoría, todos los militantes con más de un año de antigüedad y al corriente de pago. Para ser precandidato hay que presentar el aval de 100 firmas. Todos los militantes votarán en dos urnas: por un lado para ser compromisarios al Congreso (unos 3.000 acudirán) y a los precandidatos a la presidencia. Y serán proclamados candidatos, ya para su elección por los compromisarios en el Congreso, los dos que hubiesen obtenido el mayor número de los votos válidos. Si alguno lograse más del 50% de los votos, una diferencia de 15 puntos o fuera el más votado en la mitad de las circunscripciones será proclamado candidato único.
En lo que coinciden media docena de fuentes populares sondeadas es en que antes de lanzarse a la piscina y declarar públicamente sus intenciones los tres deberían de escudriñar cuáles son ahora mismo sus opciones. Nominar un equipo de cinco o seis personas de confianza y hablar —si es posible en persona— con todos los presidentes y secretarios, autonómicos y provinciales para conocer sus intenciones. Medir las fuerzas. Y retirarse o no concurrir si no se observan salidas dignas. En ese contexto no se descarta que se pueda alcanzar alguna entente o acuerdo entre los precandidatos aún no oficiales.
Fuentes próximas a Feijóo, Cospedal y Santamaría aseguran que todavía no han tomado la decisión y que tampoco han comenzado a llamar para tantear sus alternativas.
El efecto tractor y el puzle
Desde una de las organizaciones más relevantes del PP se insiste en la tesis de “encajar al menos tres de las cuatro grandes piezas del puzle” pero no tanto por la suma directa de compromisarios como por el efecto tractor: “Si tienes el apoyo de esas estructuras, muchas de las demás se dejan arrastrar por la mayoría y por las más fuertes”.
En las cercanías de Feijóo, sin embargo, y pese a que el presidente gallego dispone del respaldo casi unánime e inusual de toda su organización territorial, se escuchan otras teorías: “No se trata de ganar contando copromisarios sino de vencer convenciendo. Esto va a ser más sencillo que un problema aritmético, hay que ofrecer carisma y liderazgo, que es lo que necesitamos ahora y lo que nuestra gente espera, un liderazgo nuevo y para los próximos años”.
En los entornos de Cospedal, Feijóo o Santamaría no reconocen haberse parado a planificar aún si pueden contar de partida con los militantes o territorios más próximos ni si realmente quieren “arriesgarse” a competir, esta vez de forma tan abierta e incierta. Para justificar este impasse, que deberá resolverse en breve por la premura del calendario, se alude a la necesidad de asumir antes “la generosidad de Rajoy” en su adiós, y al frenético contexto político de estos últimos días, con la victoria de Pedro Sánchez en la moción de censura y la creciente competencia de Ciudadanos en el mismo espacio ideológico.
Pero en el propio PP admiten que tampoco hay mucho margen para la tregua. “Primero hay que saber si los tres quieren, porque la vida son muchas cosas y estas oportunidades vienen cuando vienen, y luego hay que arriesgarse a perder”, apuntan desde Galicia.
La junta directiva nacional del PP está ya convocada para el lunes próximo. Entonces se decidirá también el comité organizador del congreso, que tendrá que exprimir los plazos habituales de presentación de candidaturas al tratarse de un cónclave extraordinario para que este pueda celebrarse antes de las vacaciones de vernao. En el PP especulan que será a partir de ese día cuando los preaspirantes tendrían que empezar a desmarcarse y revelar sus intenciones.
Un dirigente popular importante vaticina que el primero que se lance podría quemarse, pero también tener un factor ventaja: “El PP es un partido disciplinado y muchos militantes valorarían ese riesgo”. Un miembro de la ejecutiva madrileña advierte sobre la novedad de consultar ahora a todas las bases: “Es la primera vez en nuestra historia en la que todos tenemos derecho a voto, en la que los presidentes y los aparatos no tienen tanto poder, en un tiempo exprés y sin un sucesor designado: nadie sabe por dónde puede salir esto”.
Las regiones determinantes
Andalucía: Los dirigentes oscilan entre Santamaría y Feijóo. Andalucía, también en el PP, es determinante para ganar un Congreso. En el último cónclave sumaron 165.000 militantes (19,46%) y 460 compromisarios de los 3.000 acreditados. Su presidente, Juan Manuel Moreno, nunca ha tenido buena sintonía personal y política con Dolores de Cospedal y ha mostrado su amistad y querencia tanto hacia Alberto Núñez Feijóo como hacia Soraya Sáenz de Santamaría. Pero el poder e influencia de Moreno no es total sobre las ocho provincias andaluzas, que podrían dispersar sus apoyos, algo que por otra parte padecerán también todos los presidentes regionales del partido. Entre Santamaría y Feijóo, Moreno y su entorno se debaten con división de opiniones: al gallego le ven candidato ganador y sobre la exvicepresidenta valoran el plus de presentar por primera vez a unas elecciones a una mujer con opciones de ganar.
Galicia: La experiencia de un partido ganador. El gallego Alberto Núñez Feijóo es el único presidente autonómico, del PP y de cualquier otro partido, que gobierna con mayoría absoluta y que ha ganado sus terceras elecciones. Fue cuando se comprometió a acabar toda la legislatura, pero también a no presentarse más. Ese bagaje es su mayor rédito. Y también una organización experimentada, ganadora y que le respalda total y unánimemente. El PP gallego, con 100.000 militantes, es casi el 12% de la organización nacional. Feijóo, además, se ha granjeado en estos años alianzas y apoyos más allá de Galicia, con otros presidentes como Juan Vicente Herrera (Castilla y León) o Juan Manuel Moreno (Andalucía). El partido aún no se ha puesto a trabajar ni ha fijado ninguna reunión próxima en clave nacional, pero sí está recibiendo numerosos comentarios y contactos de promesas de adhesión. Y tiene y cultiva relevantes apoyos mediáticos.
Madrid y Valencisa: Sin autoridad orgánica para influir en sus bases. Madrid y la Comunidad Valenciana han sido históricamente determinantes en los congresos populares, por la importancia de su militancia (casi el 12% y 18%, respectivamente) y por el nivel de influencia de sus dirigentes. Esas dos organizaciones han sido contaminadas de tal manera en estos años por innumerables casos de corrupción que han dinamitado su poderío y debilitado sus liderazgos hasta el punto de que aún no se atisba quiénes podrían ser sus candidatos en las elecciones autonómicas y locales del año que viene.
Un miembro de la ejecutiva provisional nombrada en Madrid resume así su decreciente influencia: “En estas condiciones, con lo que nos ha pasado en España y en el PP en estos años, honestamente no tenemos autoridad para inducir o influir sobre el voto de nadie ante un congreso nacional para decidir el liderazgo a la presidencia del Gobierno”.
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