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‘Making news’ en el ‘Cifuentesgate’

Cómo el fraude del Máster de Cristina Cifuentes se amplifica por la telaraña de mentiras de la protagonista

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, en la Universidad de Alcalá de Henares.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, en la Universidad de Alcalá de Henares.Emilio Naranjo (EFE)

Porque sé que de este golpe ya no voy a levantarme…

En 1987, Martin Mayer, uno de los grandes periodistas y escritores norteamericanos de no ficción – 90 años cumplidos en enero pasado– escribió uno de sus 35 libros con el título Making News, The People, the Industry, the Influence of the “News”. Su traducción literal es insuficiente. Podría ser “cómo se hacen las noticias”. Pero no se trata de la “fabricación” como tal de noticias –la manipulación–, sino del mundo real de la creación de las noticias, a través de una exposición general de cómo funciona y de la cobertura de algunos grandes casos.

Mayer cuenta que la Escuela de Periodismo de Columbia le invitó a dar una conferencia en un seminario de la Fundación Ford para un grupo de estudiantes que optaban por cursar una carrera para ser periodistas del sector educativo. La pregunta era cómo empezar a cubrir noticias sobre las escuelas de la ciudad.

“Bueno, buscas a los estudiantes desafectos, haces tus propios contactos con los directores, los empleados de la oficina central, asistentes adjuntos, superintendentes si es posible, y visitas las clases y te aseguras de que tus juicios no estén a merced de los comunicados de prensa y declaraciones públicas del superintendente y la Junta de Educación”, sostiene Mayer en su libro.

¿Cuál fue la reacción ante estas sugerencias? Según Mayer, "una joven que estaba en la mesa suspiró con desdén: 'Haces que parezca un informe policial' ".

"Me puse de pie y desde esta altura, muy por encima de rostros ansiosos, dije a la clase y a su profesor: 'Las informaciones periodísticas son como informes policiales. Si no puedes vivir con eso, no deberías estar en este negocio'. Se quedaron muy ofendidos, al igual que la Fundación Ford”, narra Mayer. Y agrega: “Informar [reporting] es fisgonear, y mucho me temo que no es una actividad refinada o respetable”.

Esto nos lleva al Mastergate o Cifuentesgate.

Eldiario.es ha lanzado y cubierto la historia, al principio, como un suceso de Madrid: el regalo del máster a Cristina Cifuentes. Una noticia, por así decir, local.

En el caso del Watergate, 1972, todo empezó como una noticia local. El periódico mejor situado localmente, The Washington Post, cubrió a través de dos periodistas de la sección metropolitana un “hurto de tercera clase”, como bautizó la Casa Blanca de Richard Nixon, la infiltración de enviados del partido Republicano en las oficinas del Partido Demócrata situadas en el entonces hotel Watergate.

Y como suele ocurrir, la mayor contribuyente a que la historia del máster se convirtiera en una noticia de alcance nacional ha sido la propia protagonista de lo que podríamos llamar el escándalo cutre del máster, es decir, Cristina Cifuentes.

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Una de las fuentes que ha asumido el protagonismo en la difusión del escándalo es el profesor de Sociología de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), Salvador Perelló, toda vez que se le apuntaba, por estar afiliado al PSOE, como el muñidor de una presunta operación política contra Cifuentes, una operación cuyo pretendido alcance ha desmentido.

Pero, más allá de su negación, lo cierto que si se reconstruye la situación preexistente en la URJC antes de la filtración sobre el máster, surge un volcán, con enfrentamientos internos tan constantes como virulentos en los últimos años.

El profesor Perelló se quedó sin curso de sociología en 2014, un año después de las elecciones que culminaron con la victoria de Fernando Suárez, el rector plagiador obligado a dimitir después. Perelló se incorporó, precisamente, a la candidatura del catedrático de Estadística, el matemático David Ríos, que perdió ante Suárez.

Ríos ya había fracasado con anterioridad y vio frustrados sus intentos de impugnar por la vía legal la elección de Pedro González-Trevijano, que es, desde 2013, magistrado en el Tribunal Constitucional.

Antes de marchar, González-Trevijano tomó una decisión relevante: dejó fuera de la URJC a 11 profesores sin puesto fijo que integraban el equipo de su rival en las elecciones, David Ríos. Una decisión judicial obligó a su reincorporación.

Días después de asumir como nuevo rector, en junio de 2013, Suárez es imputado por un presunto delito de amenazas. Una querella criminal contra él ha sido presentada por el director de Estadística de la URJC, Antonio Alonso, quien asegura que Suárez, entonces vicerrector, le amenazó en 2009 con quitarle carga docente y despedir a profesores de su departamento si no retiraba su respaldo a la candidatura de David Ríos, el rival de González-Trevijano, ya apuntado.

Según la información de la periodista María Hervás “Alonso grabó en octubre de 2010 una conversación que mantuvo con Fernando Suárez, vicerrector de Ordenación Académica durante el mandato de Trevijano, con el fin de registrar las supuestas amenazas que habían llegado a sus oídos a través de terceros. En esa reunión, Suárez insistió en que el departamento debía aislar a su catedrático mediante una carta firmada por todos los miembros y en la que manifestaran públicamente su desvinculación. 'Esto tendrá sus consecuencias, pasarán cosas, cosas muy desagradables que ni tú ni yo queremos que pasen, lo que quiero es que David pare de una puta vez' ”, asegura presuntamente Suárez en una de las grabaciones, recogidas en la querella y que han sido admitidas como prueba por el Juzgado de Instrucción 4 de Móstoles, según afirma el abogado de Alonso”.

En febrero de 2014, Suárez logra, en efecto, que el Consejo de Gobierno de la URJC de Madrid apruebe la supresión de diez titulaciones a partir del curso 2014-5.

Motivo esgrimido: descenso de matrículas. Así, al desaparecer los grados de Sociología, Igualdad de Género, Ciencia Política y Gestión Pública (semipresencial), Educación Infantil Bilingüe e Ingeniería Informática (semipresencial) quedaron anuladas otras cinco dobles titulaciones.

En este contexto hay que situar la crisis del plagio que acaba con la decisión del rector Suárez en enero de 2017, de no presentarse a su reelección y aupar la candidatura del ingeniero de telecomunicaciones Javier Ramos, que ganó las elecciones en febrero de 2017.

Javier Ramos y Cristina Cifuentes en la toma de posesión de este como rector de la URJC, hace un año.
Javier Ramos y Cristina Cifuentes en la toma de posesión de este como rector de la URJC, hace un año.Victor Sainz

Suárez puso varias condiciones para apoyar a Ramos. Una de ellas acabar con la investigación de 15 plagios que se le atribuían, otra el mantenimiento de los vicerrectores.

Pero hay otra de las condiciones exigidas por Suárez que ayuda a comprender, retrospectivamente, la lógica de la filtración: el mantenimiento de la gerente general de Teresa Sánchez Magdaleno en su puesto, uno de los "submarinos" de Suárez en la URJC.

Había, pues, lo que podríamos llamar un ambiente frondoso. Pero no en la acepción española –abundante follaje– sino en el de la lengua francesa. Fronda se llama a la oposición política, término que significa honda y nace de la guerra civil en Francia del siglo XIV. Los frondistas (frondeurs) más recientes son aquellos parlamentarios que se opusieron a la política del primer ministro francés Manuel Valls (2014-2017) durante presidencia de François Hollande.

En este clima, la hipótesis que manejan las fuentes consultadas por EL PAÍS, es que hacia el mes de octubre del año pasado, Teresa Sánchez Magdaleno comienza a conocer algunos detalles del máster ficticio de Cifuentes. Y se decide a acopiar documentación.

Y llega el jueves 16 de noviembre de 2017.

Cristina Cifuentes acude a la URJC para recoger su título fantasma. Amalia Calonge, funcionaria de la URJC, la recibe. Calonge se ha encargado en 2014 de entrar en su expediente sin facultad alguna para hacerlo, y cambiar dos notas –de “No presentado” a calificación 7,5 o notable. Ha intentado Calonge retirar el título para evitarle a Cifuentes el paseo, pero no lo consigue. Finalmente, con la presidenta de la Comunidad de Madrid en la URJC ambas lo celebran con un selfie.

Teresa Sánchez Magdaleno toma nota.

El día señalado de Sánchez Magdaleno o de Cristina Cifuentes, según se prefiera, según las fuentes consultadas, llega el 6 de febrero. El rector Ramos anuncia el cese de la gerente general, que llevaba en la función desde julio de 2013, sin explicación alguna, en lo que es una progresiva separación respecto al rector plagiador.

Los “túneles” que venían construyéndose debajo de la URJC y que canalizaban los deseos de actuar de un gran número de profesores y funcionarios cristalizan, unos deseos que el selfie de Calonge con Cifuentes del 16 de noviembre ha disparado.

Ahora bien, es la telaraña de mentiras tejida por Cifuentes en un intento espectacular de encubrimiento desde el minuto uno del caso –cover up– que aumenta día tras día la dimensión del escándalo subyacente –el regalo del máster–, al destaparse la organización que dirige el catedrático de Derecho Constitucional, Enrique Álvarez Conde, desde el Instituto de Derecho Público, instituto universitario que funciona dentro de la URJC.

La estrategia de retrasar su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid es una simple operación política.

Cristina Cifuentes –"Yo sé que de este golpe ya no voy a levantarme", según reza la ranchera Pa' todo el año de José Alfredo Jiménez– quiere elegir el momento.

Rajoy le ha dado su respaldo para elegirlo.

Su momento sería aquel en el que las actuaciones judiciales hayan avanzado y no se la impute a ella. Entonces podría decir que se lo deja… Sin ser declarada judicialmente investigada y con la idea de volver algún día, siguiendo el consejo de Pedro J. Ramírez del pasado 9 de abril al dejar constancia de que Cifuentes no está demasiado segura para demostrar que ha defendido la presentación del máster: “Alguien tendrá que resucitar al PP un día no muy lejano y no hay muchas personas con sus cualidades”.

Pero, claro, hay una moción de censura, la del PSOE, en marcha…

Con todo, la estrategia de Cifuentes también pasa por otro objetivo: mantenerse en el escaño.

A la vista de la instrucción del caso de la cafetería de la Asamblea de Madrid, concedida al empresario Arturo Fernández en 2009, se puede decir: ¡Es el escaño, estúpido!

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