La cara amable del Gobierno en Cataluña

El soterramiento de las vías del tren en L’Hospitalet de Llobregat, Sant Feliu y Montcada i Reixach. La construcción de la terminal satélite del aeropuerto de El Prat. Y la llegada del AVE al de Girona. El anuncio de todos esos compromisos, valorados en 4.000 millones, ha convertido al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, en la cara amable del Gobierno en Cataluña. Sin embargo, los políticos locales han acogido con cautela esas promesas. Culminar las obras llevará años. Y el historial de incumplimientos previos de otros Ejecutivos es amplio. El expresident Carles Puigdemont, huido a Bélgica para escapar de la acción de la justicia española, lo resumió con una crítica directa al ministro: “Ejercer el poder despóticamente con una política de prometo y prometeré del siglo XIX ya no cuela”, tuiteó.

“El señor Puigdemont de lo que tendría que preocuparse es de venir a España a dar la cara y de dejar de esconderse de la justicia”, replicó De la Serna en conversación con EL PAÍS. “Puedo decir que en 2017 hemos invertido en Cataluña un 29,2% más que en 2016, que además Cataluña ha sido la primera Comunidad Autónoma en volumen de inversión ejecutada y que vamos a cumplir con los compromisos del presidente Mariano Rajoy”, añadió. “Que yo esté en Cataluña pretende reflejar no solo el compromiso del Gobierno, sino también que estamos dispuestos a ser evaluados de forma crítica sobre esos compromisos”.

El presidente Mariano Rajoy anunció en marzo de 2017 un plan de inversiones en infraestructuras para Cataluña de 4.200 millones de euros a ejecutar hasta 2020. Sin embargo, la Cámara Oficial de Contratistas de Obras de Cataluña asegura que la inversión del Estado en esta Comunidad Autónoma se redujo un 23% el año pasado, un nivel que es apenas un 10% de lo que se gastaba hace una década.

El gabinete del ministro vincula su agenda en Cataluña al impulso y ejecución del plan del presidente. Desde el arranque de la legislatura, De la Serna ha realizado más de 20 viajes a esta comunidad. Cuatro de esas visitas se han concentrado en lo que va de 2018. Y en marzo hará al menos otras dos: presentará el plan inmobiliario de los terrenos adyacentes al aeropuerto de El Prat, que va a afectar a cerca de 240 hectáreas; y acudirá a la estación de la Sagrera, donde tres años después se reactivará una intervención que supone casi 840 millones de euros en su conjunto.

Con su presencia, De la Serna se ha convertido en uno de los mejores embajadores de la Moncloa en esta Comunidad Autónoma. Sin dejar de defender la activación del artículo 155 de la Constitución, ha optado por un discurso pragmático, muy pegado al contenido de su cartera. Eso le ha distinguido de otros miembros del gabinete de Rajoy, como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, dedicada a explicar la respuesta del Gobierno al desafío independentista; o la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, volcada en la defensa del PP catalán, que podría acabar encabezando si finalmente se forma el nuevo Govern.

“Esta situación la entendemos desde el Gobierno como extraordinaria y transitoria”, explicó De la Serna sobre la intervención del artículo 155, que ha dejado en sus manos las competencias de infraestructuras del gobierno de Cataluña. “Las grandes decisiones en torno a las competencias de la Generalitat en materia de infraestructuras las debe tomar ya el responsable que vaya a ocupar esa cartera en el Gobierno”, argumentó. “Lo deseable es que podamos volver a mantener una relación de absoluta lealtad institucional, con cordialidad y colaboración, porque hay muchos proyectos en los que tiene que haber también participación de la Generalitat”.

Desde que entró en el Gobierno, De la Serna ha tenido que afrontar tres de las mayores crisis del Ejecutivo: la huelga de trabajadores del aeropuerto de El Prat; la convalidación del decreto de la estiba (que logró con el apoyo del PDeCAT); o el bloqueo de cientos de coches en la AP-6 durante el temporal de nieve que marcó el principio de año. El exalcalde de Santander es hoy uno de los ministros mejor valorados (el cuarto con mejor nota en el CIS), el tercero más joven del Gobierno (47 años) y uno de los que está atendiendo con más éxito la orden presidencial de que el Ejecutivo explique mejor su labor para así hacer frente al auge de Ciudadanos. Con el PP cántabro en plena crisis interna, hasta la sede nacional de Génova también han llegado peticiones para que encabece la candidatura del partido a la presidencia autonómica en las elecciones regionales de 2019. No parece ese su destino.

“Mi puesto está donde está, cumpliendo con la responsabilidad que tengo para no defraudar la confianza que el presidente Mariano Rajoy ha depositado en mí”, dijo.