Granados: “Cifuentes se jactaba de ser las manos, los oídos y la voz de Ignacio González”
Los audios de la declaración del cabecilla de la Púnica recogen las acusaciones contra Esperanza Aguirre y sus dos sucesores en la presidencia del Ejecutivo madrileño
La declaración el pasado 12 de febrero de Francisco Granados ante el juez instructor del caso Púnica, Manuel García-Castellón, incluyó numerosos ataques hacia muchos de los que hasta hace poco eran sus compañeros en el PP de Madrid. Los expresidentes Esperanza Aguirre e Ignacio González, y la actual jefa del Ejecutivo regional, Cristina Cifuentes, fueron acusados abiertamente por el presunto cabecilla de la trama de corrupción de estar al tanto de la supuesta financiación irregular de las campañas electorales de 2007 y 2011, aunque en ningún momento aportó documentación que respaldara sus afirmaciones ni, tan siquiera, concretó detalles sobre las mismas más allá de referencias a algunas empresas supuestamente implicadas.
De Cifuentes aseguró que, tras mantener "una relación sentimental conocida por todo el mundo con Ignacio González", se convirtió en "las manos, los oídos y la voz ejecutiva en el partido" del que era su principal rival político y, por tanto, supuestamente enterada de la supuesta caja b de los populares que permitió financiar las "campañas de refuerzo" de Aguirre en aquellos comicios autonómicos. Granados llegó a asegurar que Cifuentes "se jacta de que manda por orden del señor González. Yo en este partido no mandaba absolutamente nada", se escudó.
En esta línea, Granados dedicó buena parte de las tres horas de declaración -está previsto que continúe en las próximas semanas en una fecha aún no fijada- a desvincularse del núcleo de decisión de su partido, sobre todo en las cuestiones económicas. Así, el exconsejero llegó a afirmar que la primera vez que le metieron en las listas electorales de su partido en 2003 lo hicieron porque era "exótico" tener un alcalde. "El PP de Madrid siempre se ha dirigido desde la Puerta del Sol [en referencia a la sede del Ejecutivo regional] por la señora Aguirre y el señor González, y no sé si por ese orden". Es en el poder político de este último en el que Granados se apoyó en varias ocasiones a lo largo de su declaración para respaldar sus afirmaciones sobre la supuesta relevancia entonces de la actual presidenta madrileña en las decisiones sobre la financiación de la "campaña paralela" que el partido financiaba con fondos que él aseguraba desconocer.
"No sé ni cómo se financió ni nada en absoluto. Tengo una vaga idea", afirmó para a continuación recalcar que "a mí me consta que había una campaña paralela, ajena al PP desde el punto de vista contable, que llevaba muy, muy, muy dirigida el señor González con la señora Cifuentes, con la señora [Isabel] Mariño [entonces consejera de Turismo] y con Isabel Gallego [directora de Comunicación de la Comunidad con Aguirre], fundamentalmente. Y que yo intuyo, por cómo luego se han desarrollado los acontecimientos, por lo que uno ve..." En ese punto, el político recalcó en varias ocasiones todos los cargos que en aquellos años acumuló Cristina Cifuentes tanto en la formación como en el grupo popular de la Asamblea de Madrid, entre ellos el de vicepresidenta de contratación de la mesa de la cámara regional. Un dardo dirigido a destacar su papel cuando fueron adjudicados los contratos de las cafeterías de la Asamblea madrileña al empresario Arturo Fernández, investigados por la Guardia Civil en dos informes en el que se señala a Cifuentes.
En su testimonio, Granados aportó el nombre de varias empresas supuestamente implicadas en la financiación irregular del PP. Una, Swap, dedicada al mundo de la publicidad. La segunda, Licuas, la constructora de Joaquín Molpéceres, quien figuraba como donante en los papeles de Bárcenas. "Lo que se oía en aquel momento-yo no lo puedo asegurar, no era testigo de aquellas reuniones-, la empresa [que era] muy afín al Canal [de Isabel II], muy afín al señor González y muy afín a la señora Cifuentes, era la empresa Licuas de Molpéceres... con los socios del marido de la señora Cifuentes", recalcó. Cuando el juez García-Castellón le insistió que aclarará esas afirmaciones, Granados se escudó en que "se oía en conversaciones de pasillo que la empresa más afín la que más estaba ayudando era la del señor Molpéceres".
Granados también remarcó en varias ocasiones que el poder de Cifuentes en el partido quedó muy difuminado tras romper en 2008 la supuesta relación con el entonces vicepresidente madrileño. "La señora del señor González y la señora [Isabel] Gallego empiezan a recibir mensajes anónimos que el señor González atribuye a la ruptura con la señora Cifuentes", señaló en una declaración en la que también habló de su relación personal con Mariano Rajoy, del que aseguró que fue la persona que le convenció para que aceptara un puesto de senador cuando fue excluido, primero, del Ejecutivo regional y, más tarde, de la dirección del partido en Madrid. "A mí el señor Rajoy me dijo que estuviera tranquilo. Me había ofrecido ser senador. Era poco trabajo y yo lo que quería era trabajar. El señor Rajoy me convenció para que aceptara ser senador", recalcó.
Su relación con Marjaliza
El exsecretario general del PP madrileño aprovechó otra parte de su declaración para intentar desacreditar el testimonio del constructor David Marjaliza, cuyas detalladas confesiones desde que comenzó a colaborar con la justicia en 2015 le incriminan. Así, negó de forma tajante haber amenazado a la familia del arrepentido de la trama. El Ministerio del Interior, por orden del juez Manuel García-Castellón, ha puesto a Marjaliza bajo protección ante las supuestas amenazas que ha denunciado repetidamente desde el entorno de Granados. Así contestó cuando su letrado, Javier Vasallo, le preguntó: “¿Ha amenazado usted al señor Marjaliza o a su entorno?”. “Cualquiera que me conozca diría que cómo voy yo a amenazar al entorno del señor Marjaliza, yo soy el más interesado y espero que se llegue hasta el final en el esclarecimiento de quién, cómo y cuándo ha amenazado al señor Marjaliza […] Este verano yo he tenido al niño del señor Marjaliza en mi casa [de Marbella], ha estado jugando, se ha llevado a mi perro a pasear, me parece indecente que este señor diga que yo puedo amenazar a su entorno”.
En el interrogatorio, Granados negó que el patrimonio de Marjaliza tuviera que ver con la actividad política que desarrolló, primero como alcalde de Valdemoro y posteriormente como consejero de Transportes y Presidencia de la Comunidad de Madrid con Esperanza Aguirre. También se refirió a la cuenta que abrió en Suiza en el año 1993, antes de entrar en política, y en la que, según él, guardó los beneficios de su trabajo en el banco Société Générale. Granados relató al juez que decidió cerrar la cuenta en 2004 al llegar al Gobierno de la Comunidad de Madrid y al ver que su carrera política “iba en serio”. Por ello pidió al gestor de su cuenta, Michael Langdon -imputado en la causa-, que la cerrara, pero no declaró esos fondos “porque ya estaba en política y entonces, evidentemente, no estaba bien visto”.
En 2005, otra gestora de la banca suiza le propuso ceder la cuenta a David Marjaliza, entonces amigo suyo, y, según él, “el mejor cliente” de aquella. Para ello, el constructor abrió una cuenta en otra entidad y Granados le firmó un poder sobre sus fondos. Luego, Marjaliza le dio el dinero en España. “Este señor en el año 2005 me da aquí mi dinero, concretamente en torno a 1,1 millones de euros; en la cuenta había 1,3 millones y este señor me cobra una comisión por darme el dinero aquí de casi 200.000 euros, y yo la verdad es que me olvido, pensé que eso [la cuenta en Suiza] en el año 2005 estaba cerrado y finiquitado y ya he visto luego que lamentablemente no”
Los 1,1 millones de euros que, según Granados le entregó Marjaliza en España fueron los que encontraron los agentes de la Guardia Civil en un altillo en la casa de sus suegros en el año 2015, cuando el expolítico estaba ya en prisión. Granados exculpó tanto a su esposa como a los padres de esta por esta ocultación. “Ese dinero lo guardé primero en casa, en un piso en la calle Guardia Civil de Valdemoro, y cuando hicimos la mudanza y nos trasladamos mi familia a un adosado, le pide a mi mujer “Mira, tengo aquí unos papeles que no quiero que se me extravíen, unos documentos, por favor, déjalos en casa de tus padres para que no se extravíen en la mudanza”. Y así se quedó allí el dinero hasta que fue encontrado en 2014 o 2015”.
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