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La agenda del cerebro del ‘procés’: “Si anunciamos referéndum, se ha de hacer sí o sí”

Un ex alto cargo de la Generalitat detalló en su dietario Moleskine la hoja de ruta del proceso independentista

Josep Maria Jové, junto a Oriol Junqueras frente al Parlament, en una foto de archivo.
Josep Maria Jové, junto a Oriol Junqueras frente al Parlament, en una foto de archivo.TONI ALBIR (EFE)

La agenda de Josep Maria Jové, ex secretario general de Vicepresidencia de la Generalitat, es un dietario secreto del procés. Jové anotó en esa libreta —una Moleskine negra— reflexiones personales y políticas, y detalló el contenido de reuniones al más alto nivel que ilustran cómo se ha fraguado el desafío independentista. “¿Introducimos referéndum? Instrumento válido, pero si lo anunciamos se ha de hacer sí o sí”, escribe el ex alto cargo en agosto de 2016, tras una reunión en la que el expresident Carles Puigdemont aboga, según esas notas, por demostrar que están dispuestos a hacer “lo que sea” porque “es lo que pide la gente”.

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La Guardia Civil ha remitido un informe que analiza el contenido de la agenda al juez de Barcelona que investiga el referéndum ilegal del 1 de octubre y la creación de las “estructuras de Estado”. Las anotaciones reflejan los vaivenes políticos provocados por el proceso independentista entre el 12 de febrero de 2015 y el 11 de noviembre de 2016. Recogen tanto las dificultades iniciales para formar Gobierno —por la oposición de la CUP a investir a Artur Mas— como las negociaciones para impulsar la “hoja de ruta” y, finalmente, convocar un referéndum de independencia.

El 31 de agosto, Jové anota lo que parece el resultado de una reunión en la Casa dels Canonges de la Generalitat. En ella participan, presuntamente —los nombres siempre figuran con sus iniciales— los exconsejeros Jordi Turull, Neus Munté, Raül Romeva y Carles Mundó. También la portavoz parlamentaria de Junts pel Sí y número dos de ERC, Marta Rovira, el expresidente Artur Mas y “MHP”, que según la Guardia Civil alude al “molt honorable president” Puigdemont.

Una de las anotaciones más relevantes del dietario de Jové corresponde al 31 de agosto de 2016. Ese día, los principales actores del procés se reunieron en la Casa dels Canonges, la residencia oficial del presidente de la Generalitat, para abordar la “hoja de ruta” definitiva hacia la independencia. Carles Puigdemont abrió el encuentro solicitando a los asistentes una “reflexión sincera” sobre el referéndum de autodeterminación. “Si no es posible, necesito descartarlo claramente”, les advirtió el president ahora fugado a Bélgica.

Ese encuentro sienta las bases de lo que será el referéndum. Romeva defiende la consulta pactada para “ampliar” los apoyos “hacia el entorno de los comunes”. Jordi Turull admite que la tramitación del referéndum podría “desestabilizar el Parlament” y advierte de que letrados de la Cámara estaban dispuestos a renunciar, lo que generaría inseguridad. Pero Rovira (ERC) rebate esa idea: "Lo que genera dudas a los letrados es que no tenemos claro adónde vamos. Hay que pactarlo todo muy claro con la CUP, saber qué haremos y qué gestos hemos de asumir y cuáles no”, recoge el dietario de Jové.

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El también republicano Carles Mundó, extitular de Justicia, pone el acento en la ley de transitoriedad, la norma de ruptura prevista para entrar en vigor tras el referéndum. “Hay que centrar la tensión aquí. Si cerramos de manera clara los pasos, tendremos más fácilmente la confianza de todos los actores implicados, incluso la CUP, aunque usemos argucias legales”. Esta idea agrada a Puigdemont: “Hay que dar la certeza de que haremos lo que sea. Es lo que pide la gente”.

Artur Mas, presente en el encuentro, carga contra la CUP, formación que forzó que renunciara a su candidatura a president. Y advierte de que el Estado sabrá cómo “cargarse” un referéndum tras la experiencia de la consulta soberanista del 9 de noviembre de 2014, que le costó una condena por desobediencia. Y puso el acento en aspectos técnicos, como el censo –“no lo podemos utilizar”-, las empresas para el recuento, la apertura de los colegios electorales o el papel de la policía: “¿A quién obedecerán?”, se plantea.

En una reunión en la Casa dels Canonges tres semanas después, Puigdemont reconoce que seguían teniendo un “problema de legalidad” y expuso sus dudas al núcleo duro del procés. En esas fechas, los partidos estatales no lograban un acuerdo para nombrar un presidente del Gobierno y en el horizonte se presagiaban unas terceras elecciones generales. Esa situación de inestabilidad era para Puigdemont, según las actas de Jové, “una oportunidad inmensa”. “Si España falla ante la comunidad internacional, hay más posibilidad de hacer un golpe de efecto todo el independentismo unido”, afirmó.

Artur Mas comparte el diagnóstico, pero alerta: “Tenemos un conflicto seguro y será más duro que el 9-N (…) no podemos abandonar el control”. El expresident muestra su inquietud por qué harían “las grandes empresas del país” y habla de la necesidad de “asegurar el tráfico financiero” en los primeros tiempos tras la independencia. “No podemos confiar en los impuestos y son millones de euros”, insistió.

Mas insiste en “calibrar bien las reacciones del Estado”, y señala que entre las posibles consecuencias de una declaración de independencia podría haber acciones contra funcionarios individuales, la recuperación de las competencias en materia de seguridad o la suspensión de la autonomía, como finalmente sucedió tras el 27 de septiembre.

[TEX]El documento fue hallado por la Guardia Civil en el registro de la casa de Jové, el 20 de septiembre. El ex secretario general fue uno de los 14 altos cargos detenidos por organizar el referéndum. En su informe, los agentes destacan que el propósito independentista está claro desde el principio. Cita, en ese sentido, una anotación de marzo de 2015. “Necesitamos la épica. Necesitamos poner en el imaginario colectivo que el proyecto de ERC es el único cambio revolucionario real”, escribe Jové, que alude de forma constante a la estrategia política que deben seguir los republicanos. “Proclamación de independencia. ¿Cuándo? O cuando todo esté listo o cuando presión del Estado sea enorme”, agrega.

La agenda de Jové también muestra las interioridades (y las discrepancias) entre los socios de Junts pel Sí. Uno de los momentos de dificultad es la formación del Gobierno. Jové deja claro la necesidad de que Esquerra controle “áreas clave” aun a costa de ceder la presidencia a Convergència. “Que CDC no controle áreas clave vinculadas al procés, recortes, transparencia y que el Govern gire a la izquierda”, escribe. Cuando los convergentes le ofrecen subdirecciones en materia de tecnología, Jové aboga por no aceptarlo. “Nos comeremos toda la mierda. Hemos de tener poder real. No haremos de palmeros”.

En octubre de 2016, las discrepancias también se hacen evidentes a propósito del referéndum. Jové transcribe lo que parecen reproches de Convergència a Esquerra: “Sensación de que no se quieren implicar: nosotros hicimos el 9-N y vosotros dijisteis que era una mierda. ¡Ahora os toca a vosotros! ¿Dolido? ¿Venganza?”

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