El pelotari que hace de guía turístico en el frontón
Endika Barrenetxea es jugador de remonte, una modalidad centenaria de la pelota vasca que se practica en Hernani
Endika Barrenetxea es Barrenetxea IV en el frontón. Lleva a la espalda los números romanos porque es el cuarto de una saga familiar de pelotaris. Juega al remonte, una modalidad centenaria de la pelota vasca, y a tiempo parcial atiende en la cancha a turistas para explicarles la espectacularidad de un deporte que prácticamente solo se puede ver en el frontón Galarreta de Hernani, en Guipúzcoa.
Barrenetxea IV, uno de los tres mejores remontistas del cuadro profesional —el año pasado fue finalista y este ha quedado tercero—, hace un corro con dos turistas estadounidenses, una familia completa de Asturias, un matrimonio de jubilados de Londres y un grupito de vascos. Les muestra las cestas que empuñan los remontistas, les adentra al taller del cestero que las fabrica a la medida de cada uno, enseña las entrañas de una pelota, explica el funcionamiento de las apuestas. Y como curiosidad, les comenta que una superestrella del tenis como Rafa Nadal no podría practicar este deporte: "Los zurdos no pueden jugar al remonte. Todas las pelotas saldrían despedidas fuera de la cancha por el efecto que cogen tras golpear en el frontis".
La cesta pesa unos 800 gramos, está hecha con tiras de madera de castaño sujetas por un arco de fibra de carbono, y tiene un coste de 600 euros
Oriamendi 2010, la empresa que gestiona Galarreta, ha decidido abrir las puertas del frontón y exhibirlo a los turistas como un tesoro que hay que proteger: "El que no conoce el remonte vive una experiencia única. Les enseñamos cómo es el juego y después pueden asistir a un festival de tres partidos. Cada vez nos cuesta más renovar el público que nos sigue. Hemos tenido que salir en su búsqueda. De esa forma también conseguimos que el turista sea el mejor altavoz para promocionarnos fuera de nuestro ámbito de influencia", afirma Xabier González, gerente de la empresa.
Cuando Barrenetxea IV debutó como profesional en 2009 había 59 remontistas en activo. Ahora son 30 y juegan siete campeonatos al año (un centenar de partidos en total). El pelotari-guía turístico reparte cestas y pelotas a todo el grupo de la visita guiada. Toman el remonte con forma de arco y tratan de impactar la pelota. "Al principio casi nadie acierta y el disparo sale muchas veces por donde uno menos espera", comenta comprensivo el guía. Los profesionales logran darle a la pelota de forma que esta resbala por toda la tripa de la cesta y esta sale como una exhalación hasta el frontis. A simple vista, tiene cierta similitud con la cesta punta, aunque en esta disciplina el pelotari retiene la pelota, da dos pasos para tomar impulso y seguidamente lanza la bola. Pero ni la cesta ni las pelotas del remonte servirían para la cesta punta.
La cesta pesa unos 800 gramos, está hecha con tiras de madera de castaño sujetas por un arco de fibra de carbono, y tiene un coste de 600 euros. Los profesionales rompen unas seis de estas herramientas al año por la potencia con que empujan la pelota (pesa unos 130 gramos) hasta convertirla en un auténtico misil.
Javier Páez, de Gijón, recuerda que cuando estudiaba en Balmaseda (Bizkaia) acudió con 10 años a un frontón y desde entonces, hace más de 40, no había vuelto a pisar otro: "Me ha impresionado la técnica y la velocidad que coge la pelota. No es un juego tan sencillo".
Hubo un tiempo en que se llenaban los frontones de Hernani y Huarte (Pamplona). Se lanzaban apuestas de un millón de pesetas (bakotx) y de dos millones incluso (bikotx), —unos 6.000 euros en el primer caso y 12.000 euros en el segundo— y más de uno tuvo que empeñar el caserío o sus tierras. Hoy ya no es así, "no se mueve tanto dinero" por la caída de asistentes. Para incentivar el juego, se ha creado una apuesta accesible de 10 euros. Antes, los buenos remontistas podían ganar entre 3.000 y 4.000 euros al mes y dedicarse a ello; ahora la mayoría no pasa de los 350 euros, comenta González.
William Edmonds asiste entre perplejo y entusiasmado a la demostración de Barrenetxea IV en el golpeo de la pelota, los reflejos que tiene para restarla cuando rebota en el frontis: "Estoy muy sorprendido. No conocía nada parecido. Me ha gustado el ruido que hace la pelota cuando pega en la pared y sobre todo la elegancia de los jugadores en sus movimientos", afirma este jubilado londinense.
El responsable del frontón hace un llamamiento a las instituciones vascas para que "apoyen este deporte, ayuden a promocionarlo e incluyan los partidos de remonte en los circuitos turísticos oficiales del País Vasco. Es parte de nuestra cultura deportiva, de nuestro folclore".
Barrenetxea IV termina la visita guiada y sale disparado hacia el vestuario porque le espera a continuación un partido de parejas con Koteto Ezkurra, un icono de este deporte, como compañero.
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