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Sensaciones de mar en la montaña

Tanto el aire como el agua son fluidos y se comportan de forma similar

La montaña palentina.
La montaña palentina.GETTY

Quien más quien menos tratará de escaparse durante el verano algunos días lejos de la rutina diaria. Los habrá quienes decidan ir hacia la costa y otros que buscarán las zonas escarpadas del interior. Pero los que opten por apartarse del agua salada y la molesta arena en los pies, igual no pueden huir de algún fenómeno meteorológico con claras reminiscencias costeras. La meteorología es un nexo de unión en zonas donde hay grandes cambios orográficos, como junto al mar o en las montañas.

Teide laboratorio de nubesVídeo: AEMET

En la mayor parte de los días, la temperatura del aire que tenemos sobre nuestras cabezas desciende con la altura. Mientras tanto, el sol calienta el suelo, y este, a su vez, el aire cercano a él. Al igual que un globo aerostático, el aire caliente tiende a ascender sobre el aire más frío. Como el aire caliente puede contener más humedad que el frío, llega un momento que se produce condensación, lo que da lugar a las nubes. Pero si en algún momento, algún cambio en la atmosfera introduce aire cálido en una capa alta, esta actúa de tapadera térmica, impidiendo el ascenso de la nubosidad. Si tenemos la suerte de estar por encima de esa tapadera, como cuando ascendemos a una montaña, bajo nosotros veremos oscilar un mar de nubes. Este fenómeno es muy típico de Canarias, dada la escarpada orografía de las islas y el cálido viento alisio, que en capas altas confina la nubosidad generando un bonito espectáculo natural.

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En las montañas también podremos disfrutar de "olas", que los meteorólogos llamamos ondas de montaña. Estas ondas de montaña son las responsables de esas nubes con forma de lenteja (nubes lenticulares) o con forma de rulo (nube rodillo). Al paso de la montaña el flujo de aire encuentra el obstáculo montañoso. La masa de aire asciende por la pendiente y, al igual que las olas del mar al llegar a la costa, genera espumas en las crestas, como en el caso de las nubes lenticulares.

Juntos con mares y olas, en las montañas también podemos disfrutar de brisas. En la zona de costa, la brisa se produce por la diferencia de calentamiento entre el aire sobre el agua y sobre la arena. En el caso de las montañas, durante el día el aire Del Valle tiende a calentarse más que el de las cimas y eso hace que ascienda,  de manera que el aire más frío de la cima resbala por las laderas generando una agradable brisa normalmente al final del día.

El parecido entre todos estos fenómenos meteorológicos y los movimientos del mar no es casual. Tanto el aire como el agua son fluidos y se comportan de forma similar.

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