“Les estorbamos porque somos testigos de una realidad incómoda”
La única ONG española que rescata inmigrantes en el Mediterráneo central denuncia el acoso que sufre
La crisis de la inmigración en el Mediterráneo central no cesa, las autoridades italianas están desbordadas y sus socios europeos miran a otro lado. En estas condiciones, nada más fácil que buscar un chivo expiatorio. El eslabón más débil. La media docena de ONG que colaboran en las misiones de rescate y a las que, cada vez más abiertamente, se acusa de connivencia con los traficantes de personas.
Proactiva Open Arms (Brazos Abiertos), la única organización española que actúa en la zona, ha firmado el polémico código de conducta impuesto por el Gobierno italiano, que regula la presencia a bordo de policías armados, por lo que Médicos Sin Fronteras se ha negado a suscribirlo. Pero eso no parece haber sido suficiente.
"No vuelvan. La próxima vez ustedes serán el blanco", les dijo el comandante libio tras disparar al aire
El barco de una organización ultraderechista amenaza por radio a las ONG que realizan rescates
El peloteo entre Italia y Malta impidió durante 72 horas desembarcar a tres inmigrantes
Durante el pasado fin de semana, los dos barcos de la ONG española, el Golfo Azurro y el Open Arms, recibieron mensajes del buque de la organización ultraderechista Defend Europe, que patrulla por la zona intentando obstaculizar las tareas de salvamento. “Eran mensajes amenazantes, pero no nos intimidaron”, asegura Guillermo Cañardo, jefe de la misión de la ONG. El buque de Defend Europe ha sido denunciado por emplear el canal de radio reservado a las emergencias marítimas para lanzar sus amenazas.
Pero lo que el martes por la mañana recibió el Open Arms desde una patrullera de la Guardia Costera libia fueron algo más que palabras: dos ráfagas de balas de armas automáticas que silbaron sobre el puente. “No es el primer incidente con ellos, pero sí el más grave. Nosotros no llevamos armas, solo chalecos salvavidas. Se nos acercó a unos 300 metros y disparó sobre nuestras cabezas”, explica Laura Lanuza, portavoz de la ONG y uno de los 19 tripulantes que iban a bordo.
Según la Guardia Costera libia, el Open Arms violó sus aguas territoriales. La organización española lo niega tajante: estaban a 13 millas de la costa, según consta en su cuaderno de bitácora. “No vuelvan a nuestras aguas, la próxima vez serán ustedes el blanco, les dispararemos, no habrá más avisos”, les espetó el comandante de la patrullera, tras imputarles “contactos sospechosos” con los traficantes. La misma acusación que airea la ONG ultra.
“Lo inquietante es que una Guardia Costera pagada, instruida y equipada por Europa, dispare a un barco español en aguas internacionales”, reflexiona Cañardo.
El último periplo de unas jornadas caóticas se inició el domingo, cuando el Golfo Azurro recogió a tres inmigrantes libios a unas 100 millas de la costa. La misión le fue encomendada por el centro de rescate italiano, pero cuando el buque se dirigió a Lampedusa para desembarcar a los inmigrantes se le indicó que el rescate se había producido en la zona bajo responsabilidad de Malta, por lo que debía llevarlos a La Valeta. Malta se negó a acogerlos y durante 72 horas el Golfo Azurro deambuló por alta mar hasta que ayer por la tarde se le autorizó a atracar en Pozallo (Sicilia). Si en vez de tres inmigrantes hubieran sido 126, como los que rescató el pasado fin de semana, la situación a bordo habría resultado dramática.
Cañardo cree “ridículo” afirmar que la presencia de las ONG provoca un efecto llamada. “La crisis empezó antes de que llegáramos, aunque entonces no se supiera cuántos se ahogaban. Además, el peso del rescate lo llevan la Guardia Costera italiana y las marinas europeas, nosotros solo les apoyamos, siempre en coordinación con ellos”.
En lo que va de año, 115.000 inmigrantes han cruzado el Mediterráneo (el 85% de ellos a Italia) y unos 2.400 han perdido la vida en el intento, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
“No se están obteniendo los resultados esperados y no se lograrán hasta que no se actúe en territorio libio, donde están las mafias. Molestamos porque somos testigos de una realidad incómoda”, concluye Cañardo.
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