En España también se insemina a los 60
Un centro privado de reproducción asistida de Barcelona reconoce que ha tratado a mujeres de hasta 63 años: "Poner límites es absurdo"
Cuando a Lina Álvarez, una lucense de 62 años que dio a luz en octubre de 2016, le preguntaron dónde se había quedado embarazada, contestó sin titubear que había sido en una clínica de fertilidad de Madrid. Pero se negó a desvelar su nombre. Pese a ello, con esas palabras surgía la primera pista de que también se estaba inseminando a sexagenarias en España, un país donde la legislación no establece un límite máximo de edad, pero existe una recomendación de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida para no aceptar casos de mayores de 50. Esa misma liebre volvía a saltar hace siete semanas, cuando se desvelaba la historia de Mauricia Ibáñez, madre de mellizos a los 64, a la que le retiraron la custodia el jueves.
A los dos bebés los engendró en EE UU. Pero para tener a su primogénita, que nació cuando Ibáñez sumaba 58 años y de la que también perdió su tutela, relató que recurrió a una clínica de Barcelona; cuyo jefe médico reconoce a EL PAÍS que tratan a mujeres de edad avanzada y que han llegado a intentar embarazar a una paciente de 63: "Es el caso más extremo que hemos tenido".
A casi 6.000 kilómetros de distancia de Estados Unidos —meca de las maternidades tardías, adonde peregrinó la gaditana Carmen Bousa para ser madre a los 67 años—, se encuentra el Instituto Cefer. Localizado en un barrio privilegiado de la capital catalana, rodeado por enormes chalés vigilados por cámaras de seguridad. "Nosotros no nos ocultamos", sentencia David Marina, andrólogo y jefe de esta clínica privada, que se sienta en su despacho para abordar el debate social y profesional que supone tratar con estas técnicas a mujeres de edad avanzada. Reconoce que ha tratado a sexagenarias y defiende públicamente estas prácticas: "Que se pueda hacer o no, debe ser en función de los riesgos que haya para la madre y el hijo", "Debemos individualizar cada caso", "La edad no es el único factor" y "Todo límite es absurdo", repite.
"Nosotros hablamos de aumentar la franja. Los compañeros se frenan a los 50 años y nosotros decidimos conquistar el siguiente escalón: los 55. Pero de aquí a dos décadas, la sociedad exigirá que ese escalón sea más amplio: quizás, los 60... o los 57", continúa el doctor Marina, que explica cómo el 45% del total de sus pacientes son extranjeros —sobre todo, de Francia e Italia, con una normativa más restrictiva— y que sabe que su opinión es minoritaria dentro del sector. Según un sondeo interno de Anacer (Asociación Nacional de Clínicas de Reproducción), el 30% de sus asociados desaconseja someterse a un tratamiento por encima de los 45 años; y el 70%, con más de 50. Solo Cefer supera ese límite, según explica José Codesido, presidente de este colectivo, que matiza que ya un tercio de los encuestados se abre a flexibilizar un poco la barrera recomendada y adaptarla a las circunstancias de cada caso.
Los datos del INE de 2015, los últimos disponibles, revelan que 120 mujeres de 50 años o más dieron a luz durante ese ejercicio. Esa cifra apenas llegaba a la decena de casos a mediados de los noventa. Una evolución al alza que se explica también, según expertos del sector, por el retraso de la maternidad por cambios sociales: "La vida laboral y emocional tarda más en afianzarse". Por ejemplo, Eva Cárdenas, ejecutiva de Inditex y pareja del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, dio a luz a los 52 años a un niño.
El pasado polémico
Creado en 1977, el Instituto Cefer de Barcelona arrastra un pasado polémico. Fue la primera clínica de España que usó óvulos congelados en 2002, lo que le valió una amenaza de multa de hasta 600.000 euros por parte de la Generalitat y que quedó en una sanción de 9.000. "Al final, Sanitat ofreció una multa simbólica de un euro que no aceptamos y que resolvieron mediante el silencio administrativo", afirma David Marina. Antes, en la década de los setenta, ya había puesto en marcha el primer banco de semen del país. Después, en los ochenta, consiguió que naciera el primer bebé probeta de una pareja estéril. Y en los noventa abrió el primer banco de donantes de óvulos; y, también, aplicó la técnica de lavados de semen de hombres seropositivos con virus del Sida. Además, también defiende que los padres puedan elegir el sexo del bebé, una práctica prohibida en España. Simón Marina —padre del actual jefe médico, David Marina— lideró al equipo durante muchos años.
El riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo aumenta a partir de los 45 años. Este se intensifica a partir de los 50. "Y se incrementa de forma más marcada a partir de los 55", añade Marina: "Pero es un riesgo teórico. ¿Porque haya una probabilidad de que algo suceda se debe prohibir y prescindir de un derecho tan básico como ser madre? Yo me planteo otras situaciones donde hay un riesgo: ¿Vamos a prohibir deportes extremos?". "Lo primero que hay que respetar es la autonomía del paciente", apostilla el jefe médico de Cefer, donde comenzaron a hacer estos tratamientos sin un límite de edad —el coste oscila entre 6.000 y 8.000 euros—. Aunque, posteriormente, fijaron una barrera orientativa de 55. "Pero es flexible. Se estudia cada caso", remacha el doctor.
"No existen impedimentos jurídicos ni constitucionales para impedir el acceso de la mujer a técnicas que le permitan ser madre a la edad que sea", afirmó Yolanda Gómez, catedrática de Derecho Constitucional que fue miembro de la Comisión Nacional de Bioética: "No hay en el ordenamiento una prohibición y no debe haberla. Es una cuestión de libertad personal". Pero, ¿debería cambiar y legislar al respecto? "Según nuestra encuesta, la mayoría de centros (un 80%) opina que sí, que debería ponerse una normativa clara", subraya Codesido. "Cuando se legisla, lo que no hay es flexibilidad, que es lo que creo que debe haber. Por eso valoro más que la ley lo deje un poco libre y responda al consenso médico de los distintos profesionales", responde Marina, en cambio, a la misma pregunta.
Pero en este debate, el foco también apunta a los hijos. Las voces críticas señalan que están condenados a afrontar muy pronto un sentimiento de pérdida de apego muy profundo. Carmen Bousa, por ejemplo, murió tres años después de dar a luz a gemelos y un sobrino se tuvo que quedar a cargo de los pequeños. "Todos somos futuros huérfanos. Nadie sabe lo que va a vivir. A lo mejor resulta que la mujer de 40 fallece a los 52. Y la mujer de 50 vive hasta los 80", contesta el jefe médico de Cefer, que afirma que también valoran el apoyo familiar de la madre antes de aceptarla. Trataron a 72 mayores de 50 años entre 2005 y 2009, con un éxito de embarazo del 35%. "Tuvimos un caso de 63 años y llegamos a hacer algún intento, pero no se consiguió que se quedara embarazada". En ese periodo, únicamente rechazaron seis casos. De entrada, solo ponen dos condiciones: un chequeo y la transferencia de un solo embrión.
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