La evolución del proceso soberanista, clave en la reputación de España
Un informe del Instituto Elcano considera que puede ocasionar “impactos negativos”
El prestigio internacional de España ha mejorado durante el último año y, de no estropearse las previsiones y mantenerse el ritmo económico, puede seguir su línea ascendente. Sin embargo, algunos acontecimientos internos pueden dañar esa imagen. Un informe colectivo del Real Instituto Elcano sobre las perspectivas y desafíos de España en 2017 anota dos “importantes interrogantes” en medio del camino que pueden incidir de forma negativa. Uno de ellos es la evolución del proceso soberanista catalán, que puede resultar clave en la reputación de España.
El proceso soberanista catalán se encuentra en un momento crucial en el que confluyen varios hechos que lo convulsionan y hacen más impredecible, si cabe, su desenlace en la cuenta atrás de la celebración del referéndum prometido para septiembre por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Por una parte, la querella de la fiscalía contra cuatro miembros de la mesa del Parlamento catalán por permitir una votación sobre el referéndum independentista de 2017. Por la otra, los juicios a determinados actores de la consulta independentista del 9-N de 2014 por desobediencia al veto que impuso el Tribunal Constitucional, entre ellos el expresidente de la Generalitat Artur Mas y el portavoz del PDeCat (antigua Convergència), Francesc Homs. Y por último, el inicio del caso Palau y el levantamiento parcial del sumario del caso 3%, que está aflorando el supuesto modo ilícito de financiación de Convergència y en el que se salpica directamente al expresidente Mas.
El trabajo del Instituto Elcano, coordinado por el investigador Ignacio Molina, apunta que el desarrollo del desafío soberanista provoca incertidumbre y su resolución “influirá en el objetivo de recuperar el tiempo y el terreno perdidos en la acción exterior” después de un año de bloqueo político. La “muy previsible prohibición” del referéndum unilateral que prometió el presidente de la Generalitat para septiembre, por parte del Tribunal Constitucional, puede desencadenar respuestas en el mundo nacionalista que, “entre otros objetivos, buscarían lograr cierta complicidad exterior” para amplificar el conflicto.
En los últimos días, el expresidente Mas ha intensificado su presencia en foros internacionacionales tanto en busca de apoyos como tratando internacionalizar el proceso independentista. El pasado miércoles, durante un viaje a Inglaterra, se reunió con dirigentes de los Liberales Demócratas británicos (LibDem) y la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa, y el fin de semana llevó su mensaje independentista al otro lado del Atántico en varios actos en la Universidad de Harvard (Bonston).
El estudio descarta que “la pretensión de internacionalizar esta cuestión” tenga recorrido alguno. Hasta el momento, los líderes europeos han recibido con frialdad la acción diplomática de la Generalitat y, ante ese vacío, la mayoría de misiones internacionales llevadas a cabo por el consejero de Asuntos Exteriores catalán, Raül Romeva, se han solapado en actos académicos.
Sin embargo, una intensificación de la acción en el exterior “sí puede ocasionar dos impactos negativos”. El “más directo” es que condiciona el trabajo diplomático del Gobierno, que tiene que “desviar la atención de otras prioridades para dedicar esfuerzo a la contra-secesión”. El esfuerzo de esa contranarrativa diplomática, además, lleva aparejado el riesgo de que “asuntos importantes como el Brexit a propósito de Escocia puedan quedar contaminados”.
El impacto “más indirecto” de esta posible escalada está relacionado con la reputación de España. En este escenario, según la investigación, “habiendo recuperado casi por completo el buen lugar que disfrutaba antes de la crisis”, España se vería limitada para “proyectarse del todo en el mundo como la democracia avanzada y territorialmente plural que realmente es”. “Un agravamiento de la conflictividad en Cataluña durante 2017”, destaca el informe, “podría lógicamente lastrar esa reciente evolución positiva de nuestra imagen exterior”. La reputación de España en los países del G-8, destaca el informe, está en 68 puntos (en 2010 bajó a 62), por encima de Alemania, en la escala de prestigio internacional Country RepTrak.
El otro interrogante clave para la imagen de España en 2017 está relacionado con novedosa situación política institucional. Es decir, la adaptación del sistema político a la experiencia de “un gobierno en minoría y a una relación ejecutivo-legislativo mucho más compleja de lo que ha sido habitual los últimos 35 años en España”. Aunque el trabajo no esquiva que “la adopción de algunas decisiones será complicada”, como se está viendo con los presupuestos, señala que, “bien gestionado”, este nuevo panorama “también abre interesantes oportunidades” más allá de control parlamentario “para mejorar la sostenibilidad de determinadas actuaciones de trascendencia” en la proyección internacional.
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