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Baby Pelones para investigar

La fundación Juegaterapia ha vendido ya 440.000 muñecos para financiar estudios del cáncer infantil y jardines en hospitales

Una dependienta con dos muñecos Baby Pelones en una tienda de Madrid.
Una dependienta con dos muñecos Baby Pelones en una tienda de Madrid.Jaime Villanueva

Todo empezó con la búsqueda de un compañero de viaje para “sus pelones”. A Mónica Esteban, presidenta de la fundación Juegaterapia, que se dedica a hacer más amena la estancia de los menores con cáncer en los hospitales, se le ocurrió poner un pañuelo a un muñeco para animar a una niña de 12 años que tenía que enfrentarse a la enfermedad. Así nacieron los Baby Pelones, unos muñecos inspirados en los niños. La idea les ha permitido ser sostenibles económicamente y empezar a apoyar la investigación. Los expositores se vacían enseguida en las tiendas en las que se venden: El Corte Inglés, Juguettos, Toys “R” Us, Amazon y en algunos vuelos de Iberia.

El juguete llegó a las tiendas en noviembre de 2014, con unos pañuelos diseñados por famosos como Shakira o Alejandro Sanz, que ayudaron a darles difusión. Hoy es un éxito en España. “Baby Pelones ha sido el producto más vendido en la categoría de muñecas en 2016, superando las 190.000 unidades”, según la empresa de estudios de mercado NPD. Juegaterapia afirma que, de momento, han sido adquiridos 447.000 muñecos que representan a niños que pierden el pelo tras someterse a quimioterapia. En época navideña, el negocio se ha multiplicado: 25.000 en 2014; 60.000 en 2015 y 134.000 en la última campaña.

La facturación del año pasado superó los dos millones de euros. El muñeco cuesta 11,95 euros y los beneficios son para proyectos de la fundación: ni las empresas que lo venden, ni Arias, el fabricante que los hace a precio de coste, obtienen beneficios.

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Los Baby Pelones han empezado a dar sus frutos. Desde hace tres años han generado fondos por más de un millón y medio para financiar estudios oncológicos y la construcción de jardines en hospitales. Otros 100.000 euros se van a dedicar a dar una beca de investigación durante dos años en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Este mes una investigadora se ha incorporado a un grupo de estudio sobre el neuroblastoma, una de las causas de fallecimiento por cáncer más frecuentes en niños.

Es el primer proyecto de este tipo en el que se implica la fundación y “la idea es seguir financiando becas de investigación”, apunta Esteban. Tal es el éxito del muñeco que Juegaterapia está trabajando para dar el salto fuera de España. La estrategia es que el dinero sirva para financiar proyectos en cada país que se venda y llevar más investigadores al CNIO. De momento, han tenido conversaciones en México y Argentina, pero las negociaciones más avanzadas son con una juguetera y un centro de investigación en Estados Unidos. El objetivo es conseguir un fabricante internacional que mantenga la esencia, es decir, que todos los beneficios obtenidos se destinen a la investigación del cáncer infantil.

La fundación, con una plantilla de 15 personas, nació en 2010. Con el lema La quimio jugando se pasa volando, empezó repartiendo videoconsolas entre los niños con cáncer hospitalizados. En 2013 inauguró el primer jardín en la azotea del hospital de La Paz en Madrid y en 2015 abrió otro en el 12 de Octubre, gracias a la colaboración de empresas y a miles de donaciones anónimas. Construirlos cuesta 350.000 euros aproximadamente, según Juegaterapia, que tiene otros dos jardines en proyecto.

Para impulsar estas iniciativas, la fundación necesita el apoyo de compañías y donantes, pero los Baby Pelones son una fuente de ingresos fundamental, sobre todo cuando hay que hacer frente a imprevistos. En el caso del 12 de Octubre fue reforzar un forjado. “Teníamos presupuestado todo, y de repente nos encontramos con casi 100.000 euros extra”, dice la presidenta de Juegaterapia. Ese agujero se cubrió con las ventas de los muñecos. “Nos están dando la tranquilidad de poner en marcha e ir avanzando proyectos por los que antes hubiéramos tenido que esperar a conseguir la financiación íntegra”, concluye Mónica Esteban.

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