El Ejército que cultiva cannabis y otros ejemplos de su uso medicinal
La legalidad de esta sustancia es objeto de un debate abierto y difiere mucho de país en país
El estado legal de la marihuana está en pleno proceso de cambio. Hay muchos países que mantienen activos programas de cannabis medicinal en Europa, como Alemania, Francia, Italia, Finlandia o Macedonia, pero también fuera, como en muchos Estados de EE UU, Canadá, Colombia o Uruguay. Mientras, otros países se plantean crear los suyos. Es el caso de Suiza, Polonia, Croacia, Australia o Nueva Zelanda. Esta es la situación actual y las peculiaridades en seis de ellos.
EE UU: contradicción legal
En Estados Unidos, la legislación federal y la de varios Estados regulan el uso médico del cannabis. 26 de ellos permiten un uso médico —con un enorme rango de permisividad—, y otros 18 los productos derivados ricos en CBD (cannabidiol, el componente principal que se pretende explotar en el uso terapéutico), pero bajos en THC (la sustancia psicoactiva).
Como en otros países, el debate por el uso médico corre en paralelo a la autorización del uso recreativo. En noviembre se celebrarán referendos para autorizar el cannabis médico en Arkansas, Dakota del Norte, Florida y Montana. Y para la legalización del consumo recreativo en Arizona, California, Nevada, Massachusetts y Maine. Cuatro Estados ya toleran el uso completo (el médico y el recreativo): Alaska, Colorado, Oregón y Washington.
Cinco gramos de cannabis medicinal valen 34,50 euros en Países Bajos
Una ley federal de 1970 que regula las drogas jerarquiza las sustancias en Estados Unidos en cinco niveles. En el primero, el más restrictivo, incluye las prohibidas por tres motivos a la vez: por ser muy adictivas, por no ser seguras en su uso médico y por considerarse que no tienen valor terapéutico aceptado. En ese grupo se incluyen la heroína, el clorhidrato de fenciclidina (polvo de ángel), y la marihuana. El grupo dos incluye drogas muy adictivas, pero con uso médico (morfina, el derivado hidromorfona o la cocaína), que en determinados casos se puede usar con fines médicos. El resto de niveles se consideran menos peligrosos, hasta llegar al quinto, que incluye drogas como la loperamida, que ni siquiera requiere receta.
"En Estados Unidos el uso de la marihuana sigue siendo ilegal bajo la ley federal, pero hay usos autorizados del cannabis en algunos Estados, siempre y cuando las personas la obtengan y la utilicen de acuerdo con su legislación", comenta por correo electrónico Mary Lynn Mathre, presidenta de la asociación Patients Out of Time, que desde 1993 promueve la legalización del cannabis para uso médico en el país. La situación en EE UU es "muy confusa", según la activista: "En algunos Estados un paciente puede cultivar su propia medicina y en otros solo se puede obtener de un dispensario autorizado. Si una persona adulta en un Estado donde se permite el uso médico lo usa recreativamente, podría ser detenida de acuerdo a la prohibición federal. Esto también crea confusión para los pacientes que viajan de un Estado a otro", apunta.
Canadá: por correo
En Canadá está en activo un programa federal de cannabis médico que permite a los productores autorizados cultivar y distribuir flores y aceite de cannabis y enviárselo a pacientes por correo. Una decisión gubernamental reciente permite además el cultivo doméstico para uso médico, aunque los pacientes que quieran cultivar la planta necesitarán una autorización de sus doctores. En la actualidad, hay 35 productores autorizados en el país, que surten a 60.000 pacientes. "El Gobierno canadiense ha reunido a un grupo de expertos para estudiar la legalización del cannabis recreativo, que presentará un informe en noviembre", ilustra el director ejecutivo del Consorcio Canadiense para la Investigación en Cannabioides, Mark Ware.
Países Bajos: también uso veterinario
La producción está centralizada en la Oficina de Cannabis Médico, un centro público que provee de materia prima para fines médicos y científicos a las farmacias, las universidades y los centros de investigación. En Países Bajos, el primer país en legalizar su distribución con receta médica en 2003, están autorizados cinco tipos de cannabis medicinal, con distinta composición (la cantidad de THC y CBD que contienen) y su potencia. Su precio está fijado en 34,50 euros por cinco gramos. La Oficina gestiona también la importación y exportación del cannabis y de su resina al extranjero.
Si una persona adulta en un Estado de EE UU donde se permite el uso médico lo usa recreativamente, podría ser detenida
En la guía para los pacientes que publica la Oficina se detallan algunos usos concretos. Por ejemplo, se recomiendan los que tienen un alto contenido en CBD para el alivio de los dolores y los espasmos en pacientes con esclerosis múltiple, especialmente en pacientes con problemas inflamatorios. El cannabis con niveles altos de THC se utiliza en el tratamiento del síndrome de Tourette, del glaucoma resistente a los fármacos convencionales y para contrarrestar síntomas de algunas enfermedades, como la pérdida de peso, las náuseas y los vómitos. En algunos casos también se permite la prescripción de medicamentos derivados del cannabis a los veterinarios.
Israel: en expansión
En Israel hay solo 36 médicos autorizados a prescribir cannabis médico, la mitad de ellos de una unidad especial del Ministerio de Salud, y el resto, oncólogos. El proceso de obtención de los permisos es prolijo. El pasado mes de agosto, el diario Haaretz publicó que el ministerio quiere extender los permisos a otros 100 médicos, que podrán prescribir los fármacos pero también expedir permisos para que, a su vez, otros doctores los prescriban. En la actualidad, los permisos los concede exclusivamente el Ministerio de Salud. Según el rotativo israelí, el Gobierno hará una convocatoria pública para que especialistas en dolor, neurología o gerontología (especialistas en la tercera edad) se presenten voluntarios a una capacitación de cuatro sesiones en grupos de 25 médicos, tras lo que tendrán que superar un examen.
Alemania: un texto abierto a la interpretación
La ley alemana de narcóticos (Betäubungsmittelgesetz) incluye el cannabis en una lista de sustancias que no pueden prescribirse ni comercializarse. Entre otras drogas, comparte marco legal con la mescalina, la heroína o el LSD. "Solo se pueden usar con propósitos científicos y otros de interés público", detalla Franjo Grotenhermen, médico y director ejecutivo de la Asociación Internacional de Medicinas Cannabioides. Esta redacción del texto legal ha permitido que algunos pacientes reciban permiso para usar flores de cannabis de la farmacia de un organismo público, el Instituto Federal de Productos Médicos y Farmacéuticos.
En Canadá hay 35 productores autorizados en el país, que surten a 60.000 pacientes
El primer permiso se concedió en agosto de 2007 a un paciente de esclerosis múltiple, y ya son 800. Las flores de cannabis no se cultivan en Alemania, sino que se importan de Canadá y Países Bajos, según informa el experto. Otras drogas, como el extracto Sativex, se incluyen en otro apartado de la legislación, más permisiva. Desde 1983 se permite la nabilona, un derivado sintético del THC usado para combatir las náuseas, y desde 1998 el dronabidol. Para prescribir estos medicamentos hace falta una autorización especial. Además, los seguros médicos no suelen estar autorizados a prescribir el tratamiento, ni a pagarlo.
Italia: en manos del Ejército
En el país está permitido un medicamento, Sativex, que está compuesto de un extracto de cannabis y se prescribe contra la espasmosidad que provoca la esclerosis múltiple. Este medicamento está autorizado también España, Reino Unido, Alemania, Francia, Polonia, Dinamarca, Suecia, Canadá o Estados Unidos. El producto se prescribe gratuitamente a pacientes que padezcan la enfermedad, sufran espasmos y sobre quienes no hayan surtido efecto otras terapias. También se puede prescribir cannabis (importado desde Países Bajos) y algunas regiones han aprobado legislación para que su suministro al paciente sea gratuito.
En el país solo se permite el cultivo bajo el paraguas de un proyecto del Ejército italiano en colaboración con el equipo de Gianpaolo Grassi, investigador del Consejo para la Investigación Agrícola y Análisis de la Economía Agraria, que trabaja en un centro especializado en el cultivo industrial, el CIN, desde 1995. "La situación en Italia es complicada", contesta por correo electrónico el investigador. "El Estado tiene derecho a controlar las drogas y las sustancias psicotrópicas, pero cada una de las 20 regiones tiene potestad para legislar la salud en su territorio". Hasta la fecha, 12 de estos territorios han aprobado leyes que permiten usar fármacos derivados del cannabis en algunas enfermedades, como esclerosis múltiple, dolores neurológicos y síntomas del cáncer. Sin embargo, el abanico de enfermedades para las que está autorizada no es igual en todo el país.
En las regiones más permisivas, los médicos pueden prescribir fármacos hechos con cannabinoides y, si no están disponibles, puede solicitarse un permiso personal de importación del extranjero, aunque en ese caso es el paciente el que paga. Toscana es una de las regiones donde el uso cubre un mayor número de síntomas, como la espasticidad, el dolor provocado por el cáncer en el que la morfina no actúa, el dolor neurológico ante el que otros analgésicos no responden, o el síndrome de Tourette.
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