El espía Paesa reaparece en ‘Vanity Fair’: “Bueno, pues estoy muerto, ¿y qué?”
Antes del estreno de 'El hombre de las mil caras', afirma: "Luis Roldán es un señor"
Se supone que Francisco Paesa, el espía que fue hombre para todo en las penumbras del Estado, es una persona que prefiere pasar desapercibido, incluso por muerto. Pero no. Ya con 80 años, su vida sale a la luz con El hombre de las mil caras y él mismo posa para la portada de la revista Vanity Fair. El hombre al que se dio por muerto en 1998 cuenta su versión sobre la fuga y el paradero de los dineros de Luis Roldán (exdirector general de la Guardia Civil) y casi se ríe de su falso fallecimiento: “No es que me viniese mejor, es que me daba igual. Ah, ¿que estoy muerto? Bueno, pues estoy muerto, ¿y qué?”.
El hombre de las mil caras, dirigida por Alberto Rodríguez (La isla mínima), un filme de espías que ficciona la relación que unió a Francisco Paesa y al que fue director de la Guardia Civil Luis Roldán, compite en la sección oficial del Festival de San Sebastián. Con este gancho, la revista de Condé Nast ha entrevistado en exclusiva a Paesa en París, donde fue avistado en 2004, más de seis años después de fingir su muerte mediante un ardid: su hermana publicó en julio de 1998 una esquela en EL PAÍS con el fallecimiento del agente secreto. En Tailandia.
Y ahora cuenta su versión de lo que ocurrió entonces: que estaba en ese país en una misión antiterrorista que le había encargado el Gobierno de Argentina. Y cayó herido. Lo subieron en una ambulancia y luego a un barco.
"Y ahí desaparecí. Yo no supe nunca en qué barco estaba. Jamás me lo han dicho. Estuve casi seis meses en coma y sin conocimiento", afirma en la entrevista.
Paesa ha roto casi todos los lazos que le unían con España. Dice Paesa que se fue de este país porque fue incapaz de soportar que se juzgase al general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo por el caso Lasa y Zabala [las primeras víctimas de los GAL] en el año 2000. “No lo soporté. Era el tío más condecorado de España y lo condenaron por un etarra…”.
Francisco Paesa insiste en que nunca estuvo implicado en el terrorismo de los GAL - "había que estar loco"-, al que reduce básicamente a los "incontrolables" expolicías José Amedo y Michel Domínguez. Dice que solo conoció al primero, tras saber que en un prostíbulo de Bilbao se exhibió armado y al grito de "¡yo soy el GAL!".
Pero el caso es que él se fue de España en 1998, cuando fue abierta contra él una causa separada como consecuencia del llamado caso Roldán, supuestamente por haber colaborado en la ocultación de los 10 millones de euros que logró salvar el exjefe de la Guardia Civil de sus cuentas suizas y que se había llevado de comisiones por obras de las reformas de los cuarteles de la Guardia Civil y de fondos reservados. Pero esa causa contra Paesa está archivada.
En la entrevista confiesa que ese fue "el otro motivo" de que pusiera pies en polvorosa: “Me dijeron que Pelopincho (así llamaban a Luis Roldán en el Ministerio del Interior y en el Gobierno) había hecho una estupidez y que a ver si yo podía ayudarlo. Y eso hice”. Luego insiste en que le planteó a Roldán que debía devolver el dinero, "pero no todo". “No todo, claro, no haberse llevado 15 y devolver los 15, tampoco vamos a exagerar, porque coger el dinero lleva un trabajo, a pesar de todo…”, dice.
Paesa insiste en que no se quedó ni un euro del dinero de Roldán. "Yo no he cobrado ni un céntimo de Roldán. Es más, me ha costado dinero. Bastante. No lo he calculado. Pero probablemente tres o cuatro millones de dólares fácilmente". Paesa tiene buenas palabras para el exdirector general de la Guardia Civil con el Gobierno de Felipe González: “Tengo la pena de que a Roldán se le trató contrariamente a lo que se había acordado. Porque es un señor que hizo lo que han hecho muchos de ellos, por no decir todos”.
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