El oscuro tinglado empresarial de los Pineda
El dueño de Ausbanc, su esposa y familiares crearon una estructura para evadir impuestos. Facturaban 10 millones de euros al año.
Luis Pineda, el hombre que pasó de militar en Fuerza Nueva a dirigir un presunto grupo criminal dedicado a extorsionar a bancos, empresas y particulares, creó un complejo entramado societario cuyo diseño tenía como objeto la evasión de impuestos y la ocultación de sus beneficios en paraísos fiscales, según una investigación de EL PAÍS.
En compañía de su esposa, familiares y estrechos colaboradores, varios vinculados a la ultraderecha, levantó una red de empresas que hasta 2014, último año de presentación de sus cuentas en el Registro Mercantil, facturó más de 10 millones de euros. Las actividades de Ausbanc iban más allá de una asociación dedicada a la defensa de los consumidores. Sus compañías explotaban negocios de ocio, turismo, inmobiliarias, editoriales, financieras, productoras, asesorías jurídicas, venta y compra de oro y gestorías. También eventos por los que pasaron decenas de jueces y fiscales, la mayoría cobrando de 800 a 1.500 euros por conferencia. Del examen de las cuentas de la constelación de firmas se desprende que apenas han pagado impuestos.
El grupo entró en casi todo: viajes, ocio, inmobiliarias, edición, producción audiovisual, telebancos y eventos
La denominada “publicidad de protección”, que abonaron numerosos bancos y cajas de ahorro, según los primeros datos de la investigación judicial, era la principal fuente de ingresos que engrasó el vidrioso entramado empresarial de los Pineda. Un tinglado que empezó a construirse en noviembre de 1986 con la creación de Ausbanc y concluyó en enero de 2012 con el nacimiento de la sociedad Oro Inversor, un negocio que nunca ha presentado cuentas. Ausbanc Consumo fue expulsada del registro de Consumidores en 2005 y otra vez en 2014 gracias a una denuncia del BBVA. En 2007 la Audiencia Nacional la retiró de la acusación popular en las causas de Fórum y Afinsa por fraude procesal.
El opaco negocio del oro
La última quimera de Ausbanc fue el oro. Luis Pineda, presidente de la asociación y defensor de la transparencia bancaria, recurrió a una firma opaca para aterrizar en el mercado de los metales preciosos. Patrimonios Especiales y Oro Inversor –una sociedad controlada por la esposa de Pineda, Teresa Cuadrado— se dedica desde enero de 2012 a vender lingotes y monedas de oro y plata. Ramón Perfecto Rodríguez Martínez, uno de los nueve detenidos por pertenecer a la red de extorsión de Ausbanc, figura como administrador de esta compañía que no presenta sus cuentas pese a operar en un sector donde la confianza es clave, especialmente tras casos como Oro Direct, el negocio del búlgaro Miroslav Schopoff que llegó a facturar 1.000 millones y que se investigó por blanqueo de capitales.
“Me marché por la falta de transparencia”, confiesa un ex empleado de Patrimonio Especiales que cifra el volumen de ventas de esta compañía en 10 kilos de oro al año. Cada kilo de oro puro o de primera ley cotizaba el pasado viernes a 40.000 euros. “Solo el administrador conocía la contabilidad interna de Patrimonios Especiales”, añade esta fuente que antes trabajó para Afinsa, la filatélica intervenida judicialmente en 2006 por encarnar una supuesta estructura piramidal tras esfumar 1.928 millones de pequeños ahorradores. Ausbanc, que representó en los tribunales a miles de afectados de la estafa de los sellos, cobró 1,2 millones de euros de una entidad vinculada a la filatélica. La Audiencia Nacional descubrió la conexión y expulsó en 2007 de la causa a la asociación de Pineda. Patrimonios Especiales, donde trabaja una hermana de Pineda, recurrió a comerciales externos para engrosar su cartera de clientes. Uno de ellos, el ex empleado de banca Gaspar Viana, se desvinculaba ante este periódico el viernes de la compañía. Su nombre, sin embargo, figuraba en su web como responsable de ventas.
Las memorias de Ausbanc Consumo y Ausbanc Empresas señalan que ambas tienen exención de impuestos de Sociedades por rendimientos que no tienen ánimo de lucro. Un expediente de la Dirección General de Consumo apunta que las dos sociedades de Pineda mantienen una intensa y sospechosa facturación cruzada. Ausbanc Empresas factura a Ausbanc Consumo 1,2 millones anuales en concepto de una denominada “asistencia técnica” que no precisa. Ausbanc Empresas recibe facturas de Ausbanc Consumo para presumiblemente ocultar sus beneficios. Además, otras sociedades vinculadas que no se detallan en sus memorias facturan a Ausbanc Consumo cantidades relevantes para reducir los beneficios de una asociación que recibe subvenciones públicas y cuya carta de presentación es la defensa sin ánimo de lucro de los consumidores.
Los ingresos de Ausbanc Consumo venían por la cuota de sus asociados (72 euros de alta y 15 al mes), por defensa jurídica (cobraban el 25 por ciento de la cantidad recuperada) y las acusaciones populares, a veces con Manos Limpias, como principal herramienta de extorsión. También por los patrocinios de Diputaciones, Ayuntamientos y Cámaras de Comercio para sus eventos públicos y privados. Sus cuentas mantienen saldos acreedores con empresas vinculadas por medio millón al año, pero sin aclarar quienes son y los conceptos de las supuestas deudas. Los ingresos de Ausbanc Empresas provienen de las cuotas de asociados, empresas y autónomos (alta de 72 y 35 euros mensuales respectivamente), edición de revistas, venta de informes y publicidad.
Las cuentas del grupo de Pineda demuestran que con el destino de los beneficios obtenidos mediante la presunta extorsión y el chantaje financiaron la compra de inmuebles mediante préstamos de Ausbanc Consumo y Ausbanc Empresas. Los créditos no se cancelaron. En 2007 adquirieron una nave industrial en Leganés (Madrid) donde se almacenan sus revistas; y un nuevo local en el número 12 de la madrileña calle Luisa Fernanda donde se abrió un Centro de Apoyo a la Intermediación Laboral. El juez Santiago Pedraz, que ordenó el ingreso en prisión de Pineda, investiga también cuentas y propiedades de este y su esposa en Uruguay, Panamá, Miami e Islas Vírgenes.
Facturaron más de 10 millones de euros al año, según sus últimas cuentas
El chantaje y la presunta extorsión mediante “la publicidad de protección” estuvo a punto de venirse abajo cuando Ausbanc fue expulsada por segunda vez del registro de consumidores. A partir de ahí Pineda estrechó su alianza con Miguel Bernad, antiguo amigo y camarada del grupo ultraderechista Fuerza Nueva que lideraba Blas Piñar, y utiliza a Manos Limpias para ese cometido. Ausbanc financió sus procesos y les facilitó a cambio ayudas económicas. Y es entonces cuando el presidente de Ausbanc impulsó por toda España el denominado Foro de la Justicia al que invita a jueces, magistrados y fiscales de los principales órganos de la judicatura, incluida la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial. Unas conferencias y seminarios pagados que Pineda utiliza para publicar en sus revistas fotografías de la flor y nata de la carrera judicial y exhibir ante los bancos y cajas su presunta influencia.
El emporio se personaba en decenas de causas con denuncias que retiraba a cambio de que las víctimas pasaran por caja con publicidad en el tinglado de revistas y periódicos. La táctica era una demostración de poder en toda regla, captaba los focos mediáticos y permitía a Ausbanc reclutar a nuevos socios y engrosar sus arcas.
Pineda usó inicialmente para su estrategia Ausbanc Consumo. Y, tras su expulsión del registro de asociaciones del Ministerio de Sanidad, recurrió a Manos Limpias y Causa Común, una entidad de origen uruguayo que dio de alta en España para poder seguir jugando con sus víctimas al palo y la zanahoria.
Un caballo de Troya llamado Causa Común
El presunto cerebro de la red de extorsión y presidente de Ausbanc, Luis Pineda Salido, usó caballos de Troya para mantener su presencia en los tribunales como acusación popular. Lo hizo después de que el Ministerio de Sanidad expulsara a Ausbanc Consumo —la asociación con la que se personaba en las causas— del registro de consumidores en 2005 y 2014. Pineda compensó el vacío con una alianza con el sindicato ultraderechista Manos Limpias. Y llegó a activar en España una asociación de origen uruguayo que también utilizó como submarino en los tribunales, Causa Común.
Los orígenes de esta última entidad conducen a Montevideo. Causa Común fue registrada en 2004 por Gabriel Barandiaran Cubitto, un profesional vinculado al servicio de atención de reclamos del Scotiabank Uruguay. La institución fue inscrita en España en enero de 2006 –tras la expulsión de Sanidad de Ausbanc Consumo— y figura desde enero de 2012 en el registro mercantil. Dos años después, Pineda reconocía el subterfugio en un vídeo dirigido a sus empleados. En la grabación admitió que Causa Común era una pantalla para operar como asociación de usuarios. “Causa Común es intocable. Está legalizada y es una herramienta magnífica para cuando nos haga falta”, afirmó el presidente de Ausbanc a los suyos. La organización de consumidores Facua ya había identificado en 2012 al submarino ideado por Ausbanc para sortear el veto del Ministerio de Sanidad. Una sentencia del Tribunal Supremo de mayo de 2013 dejó claro que esta entidad “es una asociación carente de representatividad y creada por Ausbanc Consumo para tratar de eludir los efectos de la sentencia dictada el 6 de octubre de 2010 por la Sala de lo contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional”.
investigacion@elpais.es
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