Cinco debates cara a cara en once elecciones generales
Tan sólo en tres de los anteriores comicios celebrados en España hubo debates cara a cara entre candidatos
España tiene poca tradición de debates electorales. De las 11 elecciones legislativas celebradas hasta la fecha en el periodo democrático, tan solo en tres hubo debates entre los candidatos a ocupar La Moncloa. EL PAÍS propuso un debate entre Adolfo Suárez y Felipe González cuando faltaba un mes para la celebración de las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977. En un editorial publicado en portada se hizo una propuesta que al día siguiente aceptó Felipe González. El presidente Suárez, por su parte, comunicó que no comparecería en debates electorales alegando que se presentaban muchas formaciones políticas a las elecciones.
La posibilidad de realizar debates electorales se fue frustrando elección tras elección por motivos diversos. En las fechas previas a las legislativas de 1979, tanto Santiago Carrillo como Felipe González retaron a Adolfo Suárez a debatir, pero el entonces presidente rechazó tal posibilidad. Poco antes de los comicios de 1982, fueron las exigencias del PSOE las que provocaron el desacuerdo para la celebración de un debate, que la Junta electoral ya había aprobado.
Los cara a cara de 1993
La situación no cambió hasta la irrupción de las televisiones privadas en España. Así, ante las elecciones legislativas del 6 de junio de 1993 hubo propuestas de Antena 3 y Tele 5 para hacer sendos debates entre Felipe González y José María Aznar. Las negociaciones para hacer los debates las llevaron Eduardo Martín Toval y Txiki Benegas por el PSOE y Javier Arenas y Rodolfo Martín Villa por parte del PP. Acordaron realizar el primero en Antena 3 el día 24 de mayo, lunes, y el segundo en Tele 5 una semana más tarde, el 31 del mismo mes. Tele 5 no estuvo de acuerdo con que ese fuera el orden de los debates y el comité de empresa de TVE se quejó de la marginación de la televisión pública, que llegaba al 96% de la población frente al 79,6% que alcanzaban entonces las privadas. IU trató de evitar la celebración de los debates con un recurso a la Junta Electoral Central, que fue rechazado.
La expectación en aquellos momentos era grande porque se entendía que los seis millones de votantes indecisos que detectaban las encuestas tomarían su decisión de voto tras contemplar los debates. El 13 de mayo de 1993 trajo muy malas noticias económicas: una devaluación de la peseta del 8%, un crecimiento del IPC del 0,4% y una cifra de parados que alcanzó los 3,3 millones de españoles. En este contexto, Aznar preparó concienzudamente el debate con su equipo, mientras González confió más en la improvisación. El primer debate pendió de un hilo hasta el mismo momento de comenzar en Antena 3. Benegas y Arenas negociaron aspectos como la propia escenografía -el PP exigió debatir sentados para evitar una imagen de ambos candidatos de pie que permitiera comprobar la diferencia de altura- qué temas se tratarían, el orden de los turnos y quién cerraría el debate. Correspondió ese turno a González, pero Aznar puntualizó antes de su última intervención que esa exigencia socialista pudo llevar a la suspensión del debate, pero que él decidió que no fuera así "en interés de los espectadores". La impresión que tuvieron los ciudadanos fue la de que Aznar ganó ese primer debate en 1993.
En el PSOE cundió la sensación de que su líder estuvo falto de agresividad ante la avalancha de descalificaciones que Aznar vertió durante el debate. Se preparó con meticulosidad el segundo debate, se anunció que Alfonso Guerra asesoraría a González y cambió el tono general de la campaña del partido. Por su parte, un PP eufórico mantuvo cierto suspense sobre la celebración del segundo debate, que finalmente se hizo como estaba previsto en Tele 5, aunque de nuevo las negociaciones se prolongaron hasta el último momento. González pasó a la ofensiva y Aznar mantuvo el tono del anterior cara a cara. En esta ocasión, los ciudadanos entendieron que el debate lo ganó el entonces presidente del Gobierno. 10 millones de espectadores vieron los debates
Desgraciadamente, la experiencia vivida en 1993 no volvería a repetirse hasta 2008. Entremedias, solo encontramos los habituales tira y afloja entre partidos y candidatos favorables o contrarios a la celebración de debates electorales exclusivamente en función de sus cálculos electorales.
Dos debates en 2008
Ante las elecciones del 9 de marzo de 2008, TVE propuso un cara a cara entre los líderes de los dos principales partidos, el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y Mariano Rajoy. El líder del PP vetó a TVE por considerarla gubernamental. Las negociaciones de los debates de 2008 las llevaron a cabo José Blanco y Pío García Escudero, que acordaron la celebración de dos debates de 90 minutos sin excluir ningún tema aunque sin cerrar en aquel momento a quién correspondería la organización de los mismos. Finalmente, se celebraron los lunes 25 de febrero y 3 de marzo y se decidió que los organizaría la Academia de Televisión y que su señal se ofrecería de forma gratuita a todos los canales que la quisieran emitir. Esta decisión fue criticada por Antena 3 y Tele 5, que decidieron no emitirlos. Los debates tuvieron un coste de 970.000 euros, que abonarían las televisiones que tuvieran la señal, en total 29. Como moderadores, se eligió a Manuel Campo Vidal para el primero y a Olga Viza para el segundo. Se pactaron 50 condiciones, desde la llegada de los líderes, los tiempos, la realización, la colocación, incluso si se tomarían planos cortos de los contendientes.
Zapatero y Rajoy se tomaron muy en serio estos debates y organizaron nutridos equipos para prepararlos, encabezados por Alfredo Pérez Rubalcaba y Pedro Arriola, respectivamente. El debate fue áspero y a los cuatro minutos Rajoy llamó mentiroso a Zapatero. Este le devolvió el calificativo. Las encuestas señalaron una victoria a los puntos del candidato del PSOE en un debate en el que hubo 25 interrupciones y en el que se usó abundancia de datos con una interpretación de los mismos que siempre se hacía en beneficio propio y perjuicio del oponente, a costa de retorcerlos. Tuvo 13 millones de espectadores. Este debate fue el de "la niña de Rajoy". En su última intervención, el candidato del PP se dirigió a una niña a la que quería garantizar casa, trabajo y orgullo de ser española.
El segundo debate se consideró decisivo por los asesores de ambos líderes, que limaron los errores cometidos en el primero, y los propios candidatos, que liberaron tiempo de sus campañas para prepararlo concienzudamente. Nuevamente hubo que negociar aspectos nimios como la posición de los cronómetros en el plató donde se desarrollaría el debate, lo que es buena prueba de la importancia que concedían al mismo. No cambió el tono, marcado por la agresividad y las frecuentes descalificaciones. La audiencia fue de 12 millones de personas, una nueva demostración del interés ciudadano por los debates electorales. Este debate también lo ganó Zapatero, según el sondeo de EL PAÍS.
El único debate de las elecciones de 2011
El quinto cara a cara de la historia de las elecciones en España, último de los celebrados hasta la fecha en España, se celebró el lunes, 7 de noviembre de 2011, entre los dos candidatos de PSOE y PP a La Moncloa: Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy. Los negociadores de las condiciones de aquel debate fueron Elena Valenciano y Óscar López, por el PSOE, y Ana Mato y Esteban González Pons, por el PP. El moderador del debate fue Manuel Campo Vidal y la organización corrió a cargo de la Academia de Televisión. Se intentó flexibilizar las condiciones de un debate que se juzgaba que en las ocasiones anteriores había resultado un tanto encorsetado. El debate costó 550.000 euros, sufragados por las televisiones que lo emitieron. Rubalcaba y Rajoy se atuvieron a sus argumentarios, pero el debate no fue tan fluido como se pretendió por los organizadores. Se habló de recortes y abundaron los reproches mutuos en un cara a cara en el que se utilizaron menos datos que dardos dialécticos. Con la ventaja de haber ganado el debate a Rubalcaba, Rajoy enfiló una cómoda campaña hacia la victoria electoral.
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