Un juez de cine para la Infanta
Juan Pedro Yllanes, que presidirá el juicio del 'caso Nóos', cree que debe tener “plena garantía de publicidad y transparencia”
Los focos se dirigen hacia el magistrado Juan Pedro Yllanes, que presidirá en la Audiencia de Palma el juicio del caso Nóos. Cinéfilo, una vez equiparó el papel del juez al de un director, que maneja los tiempos y las escenas, da entrada a los interrogatorios y alegatos, es el que rige y concluye la “ceremonia”.
En su banquillo estará la Infanta Cristina, acusada de cooperación en dos delitos fiscales, su marido Iñaki Urdangarin, el expresidente autonómico y reo Jaume Matas y otros 15 imputados. El tribunal escrutará una supuesta malversación de seis millones de euros. Yllanes cree que el juicio, en 2016, debe tener “plena garantía de publicidad y transparencia”.
Sevillano de 1960 y sevillista, progresista, riguroso e independiente, Yllanes considera que un juez también debe tener convicciones políticas y sociales. Es el padre de una sentencia pionera contra la corrupción urbanística. En el caso Andratx, la Audiencia, en 2008, condenó al alcalde del PP, Eugenio Hidalgo, a cuatro años de cárcel y al derribo de su casa ilegal en área protegida; prevaricó y cometió un delito contra el territorio. Al cerebro del urbanismo balear con el PP, Jaume Massot le cayeron más de tres años. El juez asumió el “fenómeno general” de la protección penal “de intereses supraindividuales” —la naturaleza— como una “exigencia” de intervención y tutela de los poderes. Aludió a una masiva movilización, Salvem Mallorca, y a la numerosa y “honda preocupación por el desarrollo urbanístico”.
Progresista, riguroso e independiente, Yllanes considera que un juez debe tener convicciones políticas y sociales
Yllanes, en la carrera desde 1989, enjuto, cortés y vehemente, en el estrado no es un busto de bronce. Escrupuloso en el relato y en las formas, interviene, pregunta a los justiciables y marca a los letrados. A veces puede parecer inquieto, y se reconoce “algo gruñón”. Viste y calza elegante, un punto coqueto. La toga impone, pero la ve “una bata negra que sienta fatal”. Arraigó en Palma por razones sentimentales. En febrero se postuló para presidente de la Audiencia, pero ganó su compañero, Diego Gómez-Reino, otro acreditado profesional, progresista, que sumó votos en el juego de equilibrios y repartos.
Casi un desconocido en la calle, Yllanes sale de la Audiencia con un periódico y el casco de la moto en mano. Antes de comer frugalmente —en la mesa de su casa prima lo verde—, corre o nada, solo. Regresa al tribunal casi desierto y trabaja en su despacho, compartido. Se ilustra, debate, estudia las causas, resuelve recursos y pone sentencias, sin exceso de retórica y nudos subordinados.
Condenó al imán de Fuengirola, Mohamed Kamal, a un año y tres meses de cárcel, por un delito de provocación a la violencia por razón de sexo, en Barcelona, en 2004, por el contenido de su libro La mujer en el Islam, que ordenó confiscar. Kamal aconsejaba cómo pegar sin dejar rastro. “Atentó frontalmente contra el derecho a la integridad física y moral” […] “con un tono de machismo obsoleto”, concluyó Yllanes.
En 2009, al sentenciar al político corrupto y abusador sexual Rodrigo de Santos, —que pasó ya cinco años en la cárcel -, le reprochó “las dos caras de quien llevaba doble vida y fue capaz de ocultarlo a su familia, a sus amigos, a los que con él compartían responsabilidades políticas y compromisos religiosos”. De Santos ex número dos del Ayuntamiento de Palma del PP con Jaume Matas, ultra católico en el Camino Neocatecumenal, fue condenado en Palma a más 13 años de cárcel, por cuatro delitos de abusos sexuales a menores. El Supremo lo dejó en cinco años de cárcel, al retirarle dos delitos. El reo De Santos, cargó con otra condena a dos años por gastar 50.000 euros con la tarjeta Visa del Ayuntamiento en prostíbulos gay y en cocaína. Hoy es un arrepentido, delató a Matas y aseguró que un contratista pagó la sede del PP de Palma,
Condenó al imán de Fuengirola, Mohamed Kamal, por un delito de provocación a la violencia por razón de sexo
En el juicio estelar del caso Nóos, Yllanes formará sala con otra juez clave, la ponente Samantha Romero, un cerebro jurídico, y con una magistrada que viene de la abogacía Eleonor Moyá. En la Escuela Judicial, donde fue profesor, Yllanes alternó con el escritor y cineasta David Trueba. Una de sus ponencias prácticas trata de La figura del juez en el cine. Algo mitómano, le complacen en la pantalla togados clásicos, los juristas interpretados por Charles Laugthon, Gregory Peck o James Stewart. En la realidad echa en falta algún recurso oral irónico anglosajón. Venera una joya antigua, el filme de 1950 en blanco y negro, Rashomon, de Akira Kurosawa, por su capacidad de hacer plantear “preguntas acerca de la certeza de lo que se ve”.
Políglota en inglés y catalán, progresa con el italiano. En febrero pisó las tablas del Auditorium de Palma y representó dos personajes de la comedia de Jardiel Poncela Tu y yo somos tres, montada por un grupo de abogados.
“Toca que sean otras personas los protagonistas”, advirtió el juez instructor del caso Nóos, José Castro, al despedir con un “!buen viaje!” los cien tomos del sumario. Casi 80.000 folios del guion, la biblia del serial inacabado. Falta rodar la película y conocer su final judicial y real.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.