El alumnado de Religión cae un tercio desde 1996 en la enseñanza pública
El rechazo de los estudiantes a la materia crece al irse haciendo mayores
La asignatura de Religión católica pierde alumnos progresivamente. La matrícula de la materia, de oferta obligatoria para los centros y voluntaria para los estudiantes, ha bajado del 75% en 1996, el primer año que la Conferencia Episcopal dio datos, al 52% en 2014, lo que representa un descenso de un tercio. En los centros religiosos concertados, el porcentaje se mantiene cercano al 100%. Y en los de titularidad civil —constituidos principalmente por cooperativas de profesores con ideario religioso o laico— el porcentaje ha caído más de 15 puntos y es del 69%, según la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.
Más de dos millones de estudiantes de la pública (3,5 millones si se suman concertada religiosa y civil) eligen hoy esta asignatura cuyo currículo, que determina la Conferencia Episcopal, se aprobó recientemente con polémica. Entre las cuestiones por las que se evaluará a un alumno de bachillerato está: “Reconoce con asombro y se esfuerza por comprender el origen divino del cosmos y distingue que no proviene del caos y el azar”. El currículo de primaria incluye afirmaciones como “la incapacidad de la persona para alcanzar por sí misma la felicidad”. Todos los partidos de la oposición han rechazado los contenidos.
La elección de Religión como asignatura, frente a la optativa de Valores Sociales y Cívicos aprobada en la última reforma educativa del PP (la Lomce), disminuye en la pública conforme los alumnos crecen. El 62,7% de estudiantes de primaria la solicitó este curso. El porcentaje se reduce a un 36,8% en secundaria y a un 23,7% en bachillerato (ver gráfico).
Los últimos datos disponibles del Ministerio de Educación, del curso 2012-2013, presentan porcentajes inferiores. El 70% del total de alumnado de primaria eligen Religión, según datos del ministerio, por ejemplo. En la estadística de los obispos, ese porcentaje se sitúa en el 75%. Este periódico solicitó sin éxito una explicación del ministerio sobre cómo recaban los datos. La Conferencia Episcopal los recopila de las diócesis que, a su vez, los solicitan en colegios e institutos, según una nota oficial en la que señalan que hay datos de 64 de las 69 diócesis.
“Es una asignatura con una imagen previa preconcebida de espiritualizada y ritualizada”, señala Jesús Losada, docente de la materia desde hace tres décadas y presidente de la Federación Estatal de Profesores de Enseñanza Religiosa (FEPER). Considera que la asignatura se aleja en sus contenidos de “posiciones populares” y que la elección de las familias se resiente de “polémicas que afectan a la Iglesia católica, como los casos de pederastia”.
La Conferencia Episcopal critica que la Lomce “no garantice la oferta obligatoria” de la materia en bachillerato ni asegura “de manera suficiente y adecuada el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que deseen”. La Lomce reforzó el carácter evaluable de la asignatura, cuya nota cuenta para la media del expediente y para obtener una beca.
Francisco Delgado, presidente de la organización Europa Laica, rebate la queja de los obispos: “En la mayoría de los centros de titularidad pública se incentiva con diferentes presiones la asistencia a religión y en los privados concertados católicos es casi obligatorio en la práctica”.
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