_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El poder del cortoplacismo

Gracias a Internet, la ciudadanía está ganando capacidad de presión sobre los gobernantes

Josep Ramoneda

“No creo que en la literatura haya nada radicalmente nuevo”. Esta frase de Harold Bloom, publicada en este periódico, ha provocado cierto revuelo. ¿Melancolía de crítico ya veterano que idealiza el pasado, obsesión vanguardista por lo nuevo como si no pudiera haber buena literatura sin ruptura o, simplemente, constatación de una sospecha que otros ya han avanzado: la biblioteca infinita frena el ingenio? Lo sugería Jaron Lanier, gurú de Silicon Valley: quizás la avalancha de información que las redes nos ofrecen estimula la recuperación y la memoria, pero debilita la creatividad.

Más información
Entrevista a Harold Bloom
Contra el rebaño digital. Un manifiesto
Si Rajoy quisiera la regeneración
Los jueces piden que se amplíe la prescripción de delitos de corrupción
Podemos pierde impulso tras la exposición de sus líderes y planes

¿Está perdiendo también la política capacidad creativa? Gracias, en parte, al poder viral de las redes sociales y al mayor acceso a la información a través de Internet, la ciudadanía está ganando capacidad de presión sobre los gobernantes. Después de décadas de cultura de la indiferencia, vuelve la exigencia. Muchos de los casos de corrupción que ocupan las portadas de los medios vienen de lejos. Y, sin embargo, la ciudadanía nunca había demostrado tanta intolerancia con estas conductas. La fractura social de la crisis ha provocado la reacción ciudadana contra la austeridad expansiva poniendo el foco en el bipartidismo cerrado y, por tanto, en la necesidad de abrir el régimen y de buscar nuevos actores. Rajoy llegó con un programa de restauración conservadora, se ha tenido que tragar la ley del aborto y puede pasarle algo parecido con la ley de seguridad ciudadana. El Gobierno ha resultado ser mucho más reaccionario que muchos de sus votantes. Del sano escepticismo democrático hemos pasado a la desconfianza total. Y la respuesta de la política es el inmovilismo, la defensa del statu quo y el discurso del miedo contra todo lo que se mueve. Cero en creatividad.

¿A dónde queremos ir? Apocalípticos e integrados parecen coincidir en una idea: vayamos, después ya veremos. Podemos está en plena adaptación a este principio. Es el poder del cortoplacismo. Para el Gobierno la realidad es la que es, no hay alternativa, el cambio social no es tarea de la política. Es la esencia del pensamiento conservador. Su opción es negar los problemas. La desigualdad no está en la agenda, porque el reino del Gobierno está en las cifras macroeconómicas y no la vida de las personas; la corrupción se trata con promesas legales que casi nunca se concretan, eludiendo las responsabilidades de quienes mandan; y la crisis del Estado se niega por principio, rechazando cualquier reforma constitucional. En vigilias electorales, unas cuantas propinas para que los decepcionados les vuelvan a votar. Ésta es la estrategia que Rajoy ha puesto en manos de Alfonso Alonso y Ana Pastor. Ahora toca giro social. Coge el dinero y corre. Desde luego, en la política institucional, la creatividad está de vacaciones. Habrá que esperar que los proyectos que se vienen alumbrando desde fuera maduren. Y que no se pierdan imitando a un PP dividido en su prosaico objetivo: salvar al jefe o salvar al partido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_