España se queja de las amenazas contra los barcos en Marruecos
Los pesqueros de Cádiz vuelven al caladero marroquí tras dos noches de boicoteos y ataques
Ha durado muy poco la alegría en la cubierta del Sirena y el Chipiona. Un día, exactamente una noche. El lunes el patrón y los marineros de Barbate retomaron al fin, después de tres años de parón por el desacuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos, su actividad en el caladero de Majuan, unas millas al sur del cabo Espartel, y se las prometían muy felices. Pero en la madrugada del martes y el miércoles llegaron los ataques y las amenazas de sus colegas marroquíes y tuvieron que precipitar el regreso a puerto. España ha trasladado, a través del Ministerio de Agricultura desde Madrid y de la Embajada en Rabat, su queja, preocupación e inquietud. Y espera, sin mucha convicción, que los incidentes no se vuelvan a repetir esta noche.
La renovación del acuerdo de pesca entre la UE y Marruecos, suspendido hace tres años por diferencias económicas, se ha negociado sin parar por las partes interesadas durante los últimos doce meses. España, el país más afectado, ha presionado especialmente para su revisión. Para unas 700 familias de la castigada zona de Cádiz, como Barbate y Conil, era una solución a sus altos niveles de paro. En ese tiempo ha pasado de todo, a veces con frenazos inexplicables.
Pero a primeros de septiembre, el día 4, se aceleró en Rabat una cita entre los responsables de la UE y el Gobierno local y se resolvieron los últimos escollos aparentemente técnicos. Los barcos tardaron algo más de tiempo en volver a faenar, por nuevas trabas burocráticas. Pero el pasado fin de semana las primeras licencias e inspecciones se terminaron en Tánger y el Sirena emprendió rumbo a Majuan el lunes con muchas expectativas. La primera tirada del palangre no resultó mala. Pero en la noche del martes un grupo de barcos pesqueros marroquíes se acercó a la zona donde trabajaban los españoles y les lanzaron abiertas amenazas. En algunos casos se aproximaron tanto, con maniobras peligrosas, que les rompieron sus aparejos.
El nuevo pacto UE-Marruecos obliga a las embarcaciones con licencia a reclutar marineros marroquíes para completar las tripulaciones. Fueron esos marineros los que escucharon por las radios de los barcos que los marroquíes les advertían de que no eran bienvenidos y les avisaban para que se marchasen. Así lo hicieron. Y relataron su experiencia a las autoridades españolas. Desde Madrid y desde Rabat se establecieron los contactos para superar la crisis. Las autoridades marroquíes prometieron intervenir y mandar una patrullera para vigilar el banco.
En la noche del miércoles las escenas de amenazas y boicoteo al trabajo se repitieron de nuevo. La patrullera llegó, observó el conflicto y se marchó, según fuentes españolas. Desde el Ministerio en Madrid y desde la Embajada en Rabat se retomaron esta mañana de jueves los contactos bilaterales con sus respectivas contrapartes en Marruecos para denunciar el acoso y también la pasividad de la patrullera de la Capitanía de Tánger.
El Gobierno de Marruecos ha reafirmado este jueves al español que tomará "medidas", sin especificar cuáles. Han abierto un expediente de investigación. Otras fuentes admiten que Marruecos tiene ahora un problema importante con sus armadores pesqueros, que no aceptan la aplicación del acuerdo firmado y protestan así para obtener algún nuevo beneficio. El acuerdo de pesca supondrá una inversión de 40 millones de euros, 30 aportados por la UE y 10 por los armadores autorizados. Un total de 54 barcos de la zona de Cádiz habían pagado ya sus licencias para poder trabajar todo este trimestre, que teóricamente comenzó a primeros de agosto.
Algunos de los barcos autorizados a pescar en Marruecos han vuelto a salir a la mar hoy para trabajar esta noche. Otros se plantean devolver las licencias, aunque no están muy convencidos de sí al final podrán recuperar el dinero invertido.
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