Convergència planea un giro social para evitar su descomposición
El ‘caso Pujol’ obliga a los nacionalistas catalanes a replantear su estrategia
Convergència Democràtica de Catalunya busca un nuevo rumbo para evitar que el caso Pujol derive en la descomposición del partido. La formación de Artur Mas continua en estado de shocktras confesar Pujol que mantuvo una fortuna sin declarar en paraísos fiscales durante 34 años. La dirección del partido admite que la confesión afecta los cimientos de la formación que Pujol fundó en 1974 y se prepara para resistir como pueda ante el próximo ciclo electoral. En septiembre Convergència presentará una hoja de ruta renovada, que pasa por acentuar el discurso social y el discurso de regeneración democrática, en un intento de recuperar la credibilidad y frenar a Esquerra Republicana. Lo que no variará, según la dirección del partido, es la apuesta soberanista.
El coordinador general del partido, Josep Rull, apuesta por una “refundación”, que pasaría por volver a los orígenes en lo que se refiere al discurso social. Muchos de los actuales dirigentes de CDC creen que el partido ha perdido el discurso social que tenía antaño. El giro neoliberal que imprimió Artur Mas cuando él y su equipo se hicieron con las riendas y que la crisis económica ha acentuado es visto como algo a reconducir urgentemente. Muy pocos en CDC se enorgullecen hoy de que la Generalitat, bajo sus riendas, haya sido la comunidad que ha aplicado los recortes sociales más voraces desde 2011.
El problema del partido ahora es cómo afrontar un cambio tan profundo como el que predican sus dirigentes sin celebrar un congreso extraordinario. Artur Mas no quiere ni oír a hablar de un cónclave en un momento en que las tensiones por el caso Pujol y la incertidumbre por el proceso soberanista ocupan toda la escena pública. En un intento de evitar este congreso, los cambios se harán poco a poco.
A corto plazo, CDC prepara un progresivo cambio de caras. La nueva cúpula que Mas nombró la semana pasada, horas antes de la confesión de Pujol, tomará posesión oficialmente el 6 de septiembre en un consejo nacional. La idea será dar más relevancia a los alcaldes emergentes del partido, a quienes se confiará la labor de dar a conocer el nuevo rumbo. “La nueva CDC ya es operativa y es muy visible, sobre todo en el ámbito local”, asegura Rull. “Nuestros alcaldes simbolizan lo que queremos ser: un partido abierto, comprometido con la gente y defensor de un Estado de bienestar sostenible”, asegura. Para reforzar esta línea, Mas y Rull han optado por darle la portavocía del partido a Mercè Conesa, alcaldesa de Sant Cugat (Barcelona), que se encuadra en el ala socialdemócrata del partido.
Mas se centrará ahora en afianzar las relaciones con Unió Democràtica
De hecho, Rull, pese a ser profundamente soberanista, escaló posiciones en el partido apoyado por el mismo sector. A su elección como coordinador general, según fuentes próximas a Artur Mas, también contribuyó el hecho de que fuera el dirigente menos vinculado a la familia Pujol. “Es la primera vez que el hombre fuerte de CDC no ha sido elegido por los Pujol”, destacan estas fuentes.
El otro foco de conflicto que tiene que afrontar Artur Mas son las relaciones con Unió Democràtica. Los convergentes han llegado a la conclusión de que el grado de inestabilidad que están soportando les obliga a mantener, o como mínimo intentarlo, la alianza con los democristianos. Ayer mismo, el dirigente de CDC Lluís Corominas apuntó que la conferencia nacional que Unió y Convergència celebrarán el 30 de agosto debe servir para reforzar la federación y abrir “una nueva etapa”. Esta vendrá marcada por el relevo de Josep Antoni Duran como secretario general de la federación. “La renuncia de Duran y la llegada de una persona al frente como Ramon Espadaler tienen que abrir una nueva etapa en la que la federación sea más fuerte”, aseguró Corominas en declaraciones a Efe.
El refugio del ‘expresident’
El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol ha optado por refugiarse estos últimos días en el Pirineo catalán, después de confesar que mantuvo una fortuna oculta en el extranjero durante 34 años. El también fundador de Convergència ha pasado los últimos días en la casa que su hijo primogénito, Jordi Pujol Ferrusola, tiene en la localidad de Bolvir (Girona), según informó ayer La Vanguardia.El fin de semana anterior, justo después de su confesión, estuvo en La Tour de Carol, donde otro de sus hijos, Josep, posee otra casa. Esta localidad pirenaica, muy cercana a Bolvir, y situada ya en territorio francés, le permitió pasar completamente inadvertido.
La familia Pujol ha intentado desaparecer de la escena pública desde que, el viernes de la semana pasada, Pujol hizo su confesión. El expresidente no ha pisado estos últimos días ni su casa familiar en Barcelona ni la que posee en Premià de Dalt. En esta última, situada en la avenida Fèlix Millet, la presencia de correo sin recoger en el buzón delataba que nadie acudía allí desde hacía días. La familia también ha optado por no acudir a su residencia de vacaciones de Queralbs (Girona), donde tradicionalmente pasa las vacaciones de verano.
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